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La imposible e inútil unidad de este istmo
Hace algunos días se conoció la idea del pintoresco aprendiz de dictador Nayib Bukele, respecto a unir en un solo territorio político a Centroamérica, la República Dominicana y Panamá.
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Hace algunos días se conoció la idea del pintoresco aprendiz de dictador Nayib Bukele, respecto a unir en un solo territorio político a Centroamérica, la República Dominicana y Panamá. Cuando se pasa la risa por este criterio, sobresale su ignorancia histórica porque implicaría retroceder a la Capitanía General, con capital en Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy La Antigua, después su traslado en 1773 donde está hoy, mantuvo y afianzó su mayor tamaño e importancia económica y política. Debería incluir entonces, a Chiapas, Soconusco y Tabasco, también integrantes de esa división del imperio español. Ya sólo con esos datos es suficiente para no tomar en serio la propuesta.
Bukele ignora la historia de Centroamérica y la sueña unida * Los ingresos de altos burócratas lloran sangre.
El 15 de septiembre de 1821 marcó primero la breve anexión a México, pero el 1º de julio de 1823 se abolió la República Federal y nacieron los cinco países. Irónicamente, en la provincia de El Salvador se realizó el primer intento independentista. La realidad geopolítica creó a Belice, permitió la empresa bananera, la intervención estadounidense y demás realidades históricas. En teoría, una unión de Centroamérica la convertiría en una fuerza importante, pero en lo político la realidad ha sujetado al istmo a intereses de las potencias y de los resultados del rebaño de dictadores, incluso Costa Rica, donde fue abolido el ejército en 1948. Los cinco países mantienen diferencias insalvables y por ello no hay voluntad. La Centroamérica actual tiene a la pareja dictadora marxista Daniel Ortega/Rosario Murillo en Nicaragua; a la izquierdista Xiomara Castro en Honduras; al disminuido Bernardo Arévalo; ex Banco Mundial Kevin Chaves en Costa Rica; al popular pero ya temido, y admirador de dictadores Nayib Bukele. Se unen los casi desconocidos José Mulino, de Panamá, y Luis Abindader, en La Dominicana. Es un fiambre politiquero, basado en la inclusión de parentelas familiares o políticas. Barrios murió en batalla para unir a la fuerza al istmo, y el Parlamento Centroamericano es un tigre de papel y sin garras, todo lo cual permite ver el sueño de opio del mandatario salvadoreño, cuya propuesta le puede afectar a lo interno, pero en especial en la comunidad internacional, a mi juicio.
Meta: terminar deuda nacional
La lógica, la moral y la ética tienen voz a la hora de decidir el uso de los impuestos y acompañan al sentido común y la ley responsablemente aplicada. En una familia con deudas, el mejor objetivo debe ser salir de esa fuente de preocupaciones y así se hace. Sin embargo, las deudas del Estado, por ser multimillonarias, tienden a caer en una abstracción y a la confianza de ser pagadas por otros ciudadanos, pues los actuales ya no existirán. Dos metas sobresalen: pagar los sueldos de los servidores públicos técnicos y los relacionados con el futuro, como los maestros, personal médico o encargado de la seguridad nacional, así como técnicos. Es mezquino aumentar las deudas.
Son urgentes estos pagos. Los préstamos de los bancos de desarrollo (BID, BCIE) son riesgosos: a) no necesariamente analizan lo suficiente sobre si la deuda contraída es pagable, ni si se justifica la solicitud; b) pagan comisiones a los altos funcionarios, en cantidades millonarias por las cuales se despierta la codicia de quienes ocupan temporalmente esos puestos, y c) cobran intereses muy altos, a veces superiores a los de la banca privada. Por estos factores combinados hay codicia por gestionar esos dineros, atractivos porque sus comisiones permiten un ascenso económico a veces meteórico. En los ciudadanos dependientes de un sueldo mensual, conocer esto provoca un rechazo justificadísimo.