Coffee Party: la tendencia de la generación Z que evoluciona las fiestas y ya cautiva en Guatemala

Coffee Party: la tendencia de la generación Z que evoluciona las fiestas y ya cautiva en Guatemala

Las fiestas conocidas como “Coffee Party” representan una transformación en los códigos de convivencia de las nuevas generaciones que modifican la convivencia de la Generación Z.

Enlace generado

Resumen Automático

25/05/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

El atardecer de la ciudad colonial, marcaba el inicio de una experiencia distinta para los asistentes.

Conforme avanzaba el reloj, jóvenes curiosos y entusiastas atraídos por la curiosidad llegaban a un jardín abierto en Antigua Guatemala para experimentar algo que habían visto en TikTok, pero que ahora podían vivir en su propio territorio.

“Caímos en el marketing”, “vine, más que todo, por salir de la rutina”, “me llamó la atención, es algo diferente y empieza temprano”, eran algunos de los comentarios de los asistentes.

No hay botellas de cerveza o de licor como protagonistas, ni el ambiente cargado y ruidoso de las discotecas tradicionales. En su lugar,el aroma del café recién preparado se mezcla con los beats de música electrónica, mientras mantas se extienden sobre la grama para crear espacios de convivencia íntima.

Se trata de las fiestas denominadas como Coffee Party, eventos que se han viralizado en redes sociales y que están redefiniendo lo que significa socializar para los jóvenes guatemaltecos.

Al mediodía o por las tardes, estos eventos reúnen principalmente a jóvenes entre los 20 y 30 años, en torno a una premisa simple pero revolucionaria: celebrar, bailar y conectar sin que el alcohol sea el protagonista de la experiencia.

Cambio de paradigma generacional

Luis Alberto Guigui psicólogo clínico y docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades de la Universidad Rafael Landívar dice que “hay una transformación a nivel sociológico en la forma en la cual los jóvenes se están relacionando entre ellos”.

Esta transformación tiene raíces profundas en los cambios sociales recientes. “La apertura a nivel cultural, la transformación antropológica que se está dando, todas las situaciones pospandemia —que de cierto modo agarramos a los niños y los encerramos a que se comunicaran a través de una pantalla y que después los sacamos y es como, ‘bueno, ahora socialice’—. Eso ha hecho que las relaciones sociales vayan variando”, señala Guigui.

La socióloga Katherine Orozco complementa esta perspectiva al indicar que “esta nueva generación, la generación Z,está rompiendo con diferentes paradigmas un poco ya tradicionales que ya han venido estructuralmente compuestos. Tanto en temas familiares, religiosos y demás, están rompiendo ciertos paradigmas que ya estaban establecidos y que en su momento eran muy radicales”.

Las coffee parties son vistas como escenarios en los cuales los jóvenes pueden sentirse identificados, ser diferentes y aceptados, y construir comunidad. (Foto Prensa Libre: Belinda S. Martínez)

Autenticidad sobre apariencia

Lo que distingue a estas nuevas formas de convivencia es su enfoque en la autenticidad. Guigui observa que las generaciones anteriores “eran generaciones que dependían mucho de su apariencia, del reconocimiento de sus logros” y que, por lo tanto, sus reuniones sociales tendían a ser un poco más presuntuosas.

En contraste, “la nueva generación no es así”, indica. Según él, esta nueva generación piensa: “Bueno, si me quieren y me aceptan, chill —con esas palabras textuales—, si no, next. Allá afuera hay más gente que me va a valorar”. Esta actitud refleja una búsqueda de relaciones más genuinas: “Se relacionan desde una tónica distinta, no desde la apariencia, sino desde la búsqueda de la autenticidad”.

El café como símbolo de conciencia

En el jardín de la Coffee Party, los puestos de café ofrecen una variedad que va desde preparaciones tradicionales hasta innovaciones como bebidas elaboradas a base de cáscara de café con cítricos. Esta diversidad no es casualidad; representa una elección consciente sobre el tipo de experiencia que se desea vivir.

Según Guigui, lo que los jóvenes están buscando son relaciones más auténticas, y estas no se pueden dar si el sistema nervioso está alterado con sustancias como el alcohol. “Si bien es cierto que el café es un estimulante, este no altera la realidad”, explica el psicólogo.

Las organizadoras de Deep Roast Guatemala, Andrea del Pilar Ardón y Juliana Vega, surgieron de esta necesidad específica. “La idea surge a raíz de que, por ejemplo, yo soy una persona que no consume alcohol, pero me gusta pasármela bien”, cuenta Ardón.

Estas fiestas, “son fiestas dirigidas a personas que quieren ir a bailar, a pasarla bien, a conversar con sus amigos, pero no quieren que haya sustancias que hagan que no puedan vivir la experiencia de manera consciente”, continúa Vega.

Más que una bebida, el café representa una elección que permite disfrutar de la fiesta y convivencia. (Foto Prensa Libre: Belinda S. Martínez)

Espacios de construcción de identidad

Orozco identifica en estos eventos algo más profundo que una simple moda: “Más que una fiesta como muy tradicional, también habla de un espacio de pertinencia y de construcción de identidad”. Los jóvenes asistentes buscan “espacios que se alinean a sus intereses, donde ellos se pueda sentir parte de y que formen parte de su identidad”, señala la experta.

Esta construcción identitaria se manifiesta de diversas formas. “Dentro de la diversidad, dentro de la idea de ser diverso, la estética juega un papel importantísimo. Y juega un papel tan importante que es donde se marca el hecho de ‘quiero ser diferente, necesito demostrar que soy diferente y que siendo diferente soy aceptado’”, observa Guigui.

Según el psicólogo, el mundo actual valora y entiende lo importante que es la diversidad y el pensamiento diverso en todos sus ámbitos. Por esto, la apertura a conocer y experimentar en espacios diversos, más tranquilos y más íntimos, llama la atención de la nueva generación.

La seguridad de los ambientes

“Una de las razones por las que decidí asistir a esta fiesta, es porque me da miedo ir a una discoteca, pero me gustan las fiestas. Entonces, este espacio creo que une esos dos puntos”, menciona Ximena, una de las asistentes.

La búsqueda de espacios seguros emerge como un elemento central. “Cada vez necesitamos más ambientes seguros, necesitamos seguridad sin tener que depender de estimulantes”, señala Guigui. “Ese mismo deseo va a generar un ambiente seguro donde genuinamente la expresión corporal, la expresión artística, la forma en la cual los jóvenes se relacionan desde lo que les importa, desde lo les me gusta, va a tener mucho más significado”.

Pero esta seguridad también incluye el cuidado de la salud mental. “Cada vez estamos más dispuestos a hablar de nuestra salud mental y de lo que implica su cuidado, desde el ámbito cognitivo hasta la expresión de los pensamientos y emociones”, indica.

El psicólogo también recalca que las nuevas generaciones le adjudican una mayor importancia a los espacios que frecuentan para interactuar sin “sentirse juzgados”, y asisten a este tipo de convivencias en las que no tienen miedo de expresar sus emociones y hay una mayor disponibilidad de apertura con los demás.

Orozco reafirma esta idea: “Estamos reconociendo que otro de los códigos sociales es que ahora se le da mayor énfasis a la salud mental y, con esto, estamos buscando más espacios seguros. También hablamos de una cultura de autocuidado”.

La búsqueda de espacios seguros emerge como un elemento central de este tipo de eventos en el que los asistentes pueden asistir solos o acompañados y sentirse seguros. (Foto Prensa Libre: Belinda S. Martínez)

El papel de las redes sociales

El fenómeno no surge en el vacío. Las organizadoras reconocen la influencia de las tendencias internacionales: “La primera vez que vi este tipo de fiestas fue en TikTok, en regiones como Europa y Norteamérica, y de allí surge la idea de traerla a Guatemala”, menciona Vega.

Orozco analiza la influencia de las redes sociales: “La generación Z actualmente ha crecido y ha nacido con los medios digitales. En Latinoamérica, específicamente en Guatemala, esto —las fiestas— está cobrando mayor relevancia. Sin embargo, en otros países, estos anteriormente ya eran actividades de rutina”.

El seguimiento de tendencias se combina con necesidades auténticas. “Muchos de los jóvenes quieren decir: ‘Bueno, yo quiero estar a la moda’. Entonces, me uno a ser parte de estas tendencias”, menciona Guigui.

Además, son las redes sociales el primer y casi único espacio de difusión de este tipo de eventos. Las convocatorias se lanzan por medio de TikTok o Instagram y los interesados lo comparten entre sus amigos para asistir, pues es en las redes donde se encuentra el público objetivo. Pero esto no limita a que otras personas asistan, según Ardón, su target “es la gente que quiere vivir una experiencia diferente, sin importar la edad que tengas”.

Y es que las Coffee Party han demostrado su capacidad de convocar más allá de un segmento específico. “Hemos tenido gente que asiste con sus hijos”, explica Ardón.

El target principal de este tipo de eventos son jóvenes consumidores de redes sociales, pues aquí es donde se hacen principalmente las convocatorias. (Foto Prensa Libre: Belinda S. Martínez)

Los nuevos códigos sociales

Para Orozco, estos eventos representan algo más permanente que una moda pasajera: “El descubrir nuevos espacios nos permite saber que estamos construyendo un nuevo tejido social. Ese tejido social nos va a permitir quedarnos, saber que no todo lo tradicional se va a quedar, sino que nos está mostrando una nueva era”.

La socióloga enfatiza: “Hay diversidad de pensamientos, estamos buscando esta diversidad de pensamientos y experiencias que tenemos, nuestros intereses que tenemos, y esto nos permite hasta cierto punto construir un nuevo tejido social, lo que nos lleva a ser comunidad”.

Y este cambio también corresponde al de los códigos de comunicación, ya que según Guigui, “por la manera en la que los jóvenes se van a relacionar van a ir variando de grupo en grupo”.

Una evolución en proceso

Guigui enfatiza que este fenómeno representa algo más profundo: “Genuinamente creo que es algo más bien simbólico, cada vez va a haber una evolución social y sociológica donde las formas en las cuales nos conectamos van a ser diferentes”.

El psicólogo observa que “en la intimidad y profundidad, se buscan convivencias más significativas, encuentros más profundos, una relación más auténtica entre las partes sin tener el sesgo social”.

Así, este fenómeno de las coffee parties ha ido incursionando y representando una nueva forma de entretenimiento; son el reflejo de una generación que busca redefinir los códigos de convivencia social.

En un jardín donde las mantas se extienden sobre la grama y el café reemplaza al alcohol como protagonista, los jóvenes guatemaltecos están escribiendo un nuevo capítulo en las formas de relacionarse.

Como reflexiona el psicólogo: “El mensaje puede ser el mismo, la forma en que se transmite puede ser diferente, y creo que este tipo de actividades nos deja clarísimo el hecho de que la comunicación puede ser diferente”.

Pues, mientras caía la noche, la música electrónica sonaba y los asistentes se quitaban gradualmente la pena para bailar y disfrutar, se hacía evidente que estas transformaciones no son superficiales. Son, más bien, el resultado de una generación que ha aprendido, después de la pandemia y en un mundo cada vez más conectado digitalmente, que “la forma en la cual nos relacionamos desde el riesgo -en pandemia- hace que muchas veces queramos cambiar la manera de convivencia a algo más seguro, y se convierte cada vez más en algo simbólico”, concluye Guigui.

En este nuevo “ritual” de convivencia, el café no es solo una bebida; es el símbolo de una búsqueda consciente de autenticidad, comunidad y bienestar que está redefiniendo lo que significa socializar para las nuevas generaciones guatemaltecas.