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Por qué 11 inversiones por más de US$1 mil millones en el sector textil están en pausa
Vestex reporta que 11 compañías de Asia, América y Europa están a la espera de ingresar al país ante la coyuntura comercial internaiconal. Para llamar la atención del sector textil internacional, se requiere tramitología eficiente y mejor conectividad.
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Según Karin de León, directora de Inversiones para el sector de vestuario y textil de Vestex, la inversión de hasta US$1,200 millones se encuentra en pausa debido a las medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos. Datos compartidos por Vestex indican que 11 empresas están a la espera de poder invertir en Guatemala. De estas, cinco son coreanas, dos colombianas, una china, una turca y una estadounidense.
De León afirma que en el 2024 se exportaron US$1,930 millones en el área de textiles y vestuario, lo que representó un crecimiento del 7% con respecto al 2023.
También menciona que actualmente el 88% de las exportaciones del sector se dirige a Estados Unidos como producto terminado. Además, destacó que para el mercado centroamericano se envía el 22% de los insumos textiles a fábricas de confección, que luego exportan al mercado estadounidense.
La directora de Inversiones comenta que desde los años ochenta las empresas extranjeras comenzaron a ver al país como un punto estratégico de producción debido a su cercanía con Norteamérica: “Al final de cuentas, somos un país en donde el sector nació para abastecer el mercado norteamericano”.
¿Cuáles son esos factores económicos, estratégicos y logísticos que hacen de Guatemala un destino competitivo para la industria textil?
Entre los elementos que son relevantes para las inversiones y la razón por la que el sector se ha fortalecido y ha crecido, está sin duda la ubicación. Estamos en una ubicación estratégica por la cercanía, el tema de tener realmente los dos puertos —tanto en el Pacífico como en el Atlántico— sí nos da una ventaja clara.
El inversionista también toma en cuenta los factores de la economía, y Guatemala tiene una economía muy estable. Según el Banco de Guatemala, el año pasado terminamos con un 3.5% del crecimiento del PIB. Además, tenemos más de 20 años teniendo un tipo de cambio estable.
Y luego, entrando ya al tema sectorial de cómo se ha ido conformando y fortaleciendo el cluster, Guatemala cuenta con un cluster bastante integrado, una cadena de valor en donde le da la oportunidad a los trabajadores y a los mismos inversionistas de encontrar en Guatemala la mayoría de los servicios que necesitan para poder exportar sus productos. Y de la mano de la cadena de valor, también la habilidad de nuestra gente, la habilidad manual.
Lo que ha pasado es que la industria de Guatemala se ha ido posicionando como una industria en donde se hacen productos con alto valor agregado. En este momento, el 54% de las exportaciones es valor agregado, lo que quiere decir que Guatemala no exporta esos productos que nosotros les llamamos básicos, como t-shirts, ropa interior. Al contrario, se hacen productos bastante elaborados y también tenemos una cadena flexible. Se elaboran desde pantalones, sacos, vestidos y ropa de bebé.
¿Cuáles son las proyecciones de crecimiento que tienen sobre inversión extranjera, exportaciones y empleo para los próximos dos años?
La verdad, es un poquito complicado mencionar en este momento proyecciones. Este año, con el tema de la política comercial de Estados Unidos, se ha convertido en una época atípica. Nadie se esperaba las medidas que Estados Unidos está tomando y eso, sin duda, ha sido un disruptivo en el tema de exportaciones y lo que pueda generar en cuanto a inversiones.
Veníamos con una dinámica bastante pujante desde la época de la pandemia. Si nos vamos un poquito más atrás, el sector textil ha sido el que ha logrado concretar importantes inversiones extranjeras y reinversiones en el país; eso se refleja directamente en la generación de empleo. Sin embargo, sí vimos una desaceleración desde el inicio del año.
Teníamos ya un par de nuevas inversiones confirmadas que actualmente se encuentran en pausa. No es una cancelación, pero ante este escenario de aranceles, todos están detenidos esperando a ver qué va a pasar.
En cuanto a proyecciones, si hubiéramos venido en condiciones normales, tal vez hubiéramos podido esperar un crecimiento muy parecido al que tuvimos el año pasado, que terminamos con un 3.5% de crecimiento del sector.
Porque en este momento, viendo las últimas cifras del Banco de Guatemala, hemos crecido, hasta mayo, 0.26%. Cuando nos comparamos con el mundo, donde muchos de los competidores han decrecido, tener un 0.26% de crecimiento no está mal.
¿Cuál ha sido el impacto de esta nueva dinámica comercial entre Estados Unidos y Guatemala? ¿Cómo los aranceles pueden afectar de manera positiva o negativa a Guatemala?
Ahorita a todos nos está afectando de la misma manera. —Para Guatemala, los aranceles son del 10%.— Sin duda, los países asiáticos son nuestra competencia directa. China, Vietnam, Bangladés, Pakistán son de los países que abastecen a Estados Unidos y que son competencia directa para Guatemala. La incertidumbre es lo peor que le puede pasar a la industria. Hay muchos proyectos, desde el punto de vista de inversión, que están detenidos.
Ahorita estamos esperando el 9 de julio, que es la fecha en donde culminan los 90 días que el presidente Trump dio de plazo para poder negociar con algunos países o llegar a acuerdos y establecer esas tarifas adicionales. Así que nadie está moviendo un dedo en inversiones ni en órdenes de producción.
¿Qué es lo que pasa? Pues las órdenes, los pedidos que ya estaban establecidos desde antes, ya están finalizando. Aquí el tema es cómo se dividirán o cómo se jugará el tema del pago del arancel adicional, porque, por supuesto, quien tiene la responsabilidad de ese pago es el importador, pero no es que siempre lo vaya a pagar el importador.
En estos momentos ya deberían estar poniendo órdenes para el final del año y nadie está solicitando nada, porque todo el mundo quiere ver si desde Guatemala realmente va a entrar 0% o cuáles serán los tratos para los otros países. El impacto sí ha sido duro, porque las órdenes de producción están bajas y las empresas no están operando a su capacidad completa.
¿Cuánto dinero representan estas inversiones que en estos momentos no se ha podido ejecutar por este problema?
De las inversiones que nosotros hemos estado atendiendo y que tenemos en prospección casi ya confirmadas, podríamos estar hablando de unos US$1,200 millones de inversiones.
El ejemplo más reciente que tenemos: una empresa, hace tres meses, nos dio la buena noticia de que, luego de toda su prospección —después de casi dos años evaluando a otros países—, se habían decidido por colocar una planta textil y de acabados en Guatemala. Hace un mes nos informaron que no se había cancelado el proyecto, sino que estaba en standby hasta nuevas noticias. Sabemos que esto depende de la política comercial de Estados Unidos, porque estas empresas asiáticas, principalmente, están buscando venir a Guatemala para abastecer a Estados Unidos.
¿Cuál es esa hoja para llegar a un mejor crecimiento en el sector textil?
Sin duda, tenemos retos importantes. Como país, pues yo creo que no es secreto, ni es exclusivo del sector de vestuario y textil, los retos que tenemos en temas de infraestructura, movilidad. Eso, para nosotros, es vital.
No solo son problemas que estamos teniendo en puertos, sino de movilidad interna del país. Así que el tema de infraestructura es vital para el sector, inclusive para movilizar la carga hacia Centroamérica. Somos un sector que está totalmente integrado con países centroamericanos.
Otro reto importantísimo, y en donde sí nos está haciendo perder oportunidades de que se vengan las inversiones, es el tema de la tramitología. Tenemos procesos lentos, procesos extensos, falta de claridad en los procesos, nada está sistematizado.
Luego de tener la claridad de las tarifas, las empresas van a querer moverse —y rápido— para comenzar a producir aquí y de aquí exportar a Estados Unidos. O sea, si ellos están teniendo obstáculos para exportar directo desde Asia, lo que quieren es moverse para encontrar otras vías de acceso al mercado norteamericano. Aquí, una empresa para poder comenzar operaciones y poder exportar se está tardando no menos de 10 meses; van a El Salvador y en 45 días una empresa está operando.
Entonces, eso sí es un factor trascendental para el tema de las operaciones de inversiones. Tenemos el ejemplo de dos empresas muy grandes de manufactura que estaban por tomar la decisión de invertir entre Guatemala y San Salvador. Al ver todo ese tema de tiempo en trámites, se fueron a El Salvador y ahí ya están operando. Entonces, el tema de la tramitología para nosotros es vital.
El otro tema que es un gran reto es el costo de mano de obra. Tenemos, como país, el reto de poder generar mucho más empleo formal. Tenemos industrias como la de confección y otras manufacturas que podrían fácilmente entrenar a la gente para que, de forma muy rápida, comiencen a involucrarse en el sector. Pero cuando vemos los costos de manufactura, no competimos con nuestros países vecinos. Somos un país bastante caro en cuanto a los costos de mano de obra; la manufactura se nos está escapando. Entonces, sin duda, ese es un reto importante.
Yo diría que otro reto importante es el tema de lograr generar condiciones para la inversión en el interior del país. Siempre hemos insistido mucho en el potencial que tiene la ruta de puerto a puerto y en todo lo que se podría generar de empleo. De la ciudad capital hacia los puertos del Atlántico hay muchísimo potencial, pero no tenemos las condiciones para poder recibir inversiones.
¿De qué nacionalidad son las empresas que desean establecerse en Guatemala?
Son asiáticos; para el sector textil tenemos una fuerte inversión coreana, algunas de Turquía y otros países asiáticos.
También se tiene que tomar en cuenta los rubros en los que está viniendo la inversión, lo cual es importante. En la cadena de abastecimiento podemos ver dos tipos de inversiones: en la parte textil, que es en donde realmente hemos logrado concretar nuevas inversiones desde la pandemia. Esto debido a que el costo de energía eléctrica que se ofrece, sobre todo en comparación con Centroamérica, sigue siendo mucho más competitivo.
El tema de tener la posibilidad de contar con distintas fuentes de abastecimiento —sobre todo de fuentes renovables— ha sido un elemento vital para que se establezcan las inversiones en Guatemala. No obstante, las inversiones en el sector textil son intensivas en capital, pero no tanto en mano de obra. En donde realmente ha sido mucho más difícil concretar inversiones es en el tema de manufactura, por el tema de los costos de mano de obra.
¿Cuáles son las especializaciones principales que se desarrollan en Guatemala?
El rubro en donde mayor inversión hemos tenido es en hilatura, porque el tratado de libre comercio anteriormente nos daba la ventaja de ingresar a Estados Unidos exonerados del impuesto de importación cuando la hilatura es hecha en uno de los países miembros del tratado. Entonces, había un gran espacio de oportunidad. También en producción de tela.
Luego vamos viendo uno de los rubros importantes en donde Guatemala ha crecido: el área de manufactura, que es en lo deportivo y atlético. La parte de hacer hilos también ha venido relacionada con el rubro de producción de mezclas de algodón sintético o producción de hilatura y textil sintético. También hemos tenido inversiones importantes en acabados.
¿Cuáles son actualmente las principales regiones de Guatemala en donde más se está recibiendo inversión en cuestión al área textil y manufactura?
Sin duda, es el sur del país. La industria de vestuario y textiles, en el 88%, está concentrada en el departamento de Guatemala. Esto por la forma en cómo creció.
La parte de manufactura está en Guatemala, Mixco y Villa Nueva.
La parte textil, por elementos importantes como la energía eléctrica y el uso de agua, se ha ido estableciendo más al sur del país: Palín con una inversión de US $90 millones de dólares en este rubro y Escuintla, con una inversión de US $100 millones.
¿Cuál ha sido el impacto socioeconómico del sector textil en el país?
El sector textil y confección es una de las principales fuentes de generación de empleo formal en el país. Según un estudio que tenemos, representa el 3.3% del PIB directo y el 5.3% indirecto. Aquí estamos incluyendo a todas las industrias relacionadas. Y genera más o menos 180 mil empleos directos e indirectos en el país.