Informes de gobierno siguen siendo ineficaces

Informes de gobierno siguen siendo ineficaces

En el discurso del primer año de gobierno, Arévalo no logró reducir el número de ciudadanos descontentos.
15/01/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Al escuchar los discursos pronunciados ayer por Bernardo Arévalo y Nery Abilio Ramos, presidentes del Ejecutivo y del Legislativo, respectivamente, es imposible no pensar en su utilidad real para la población, junto con el primer informe de gobierno bautizado como “La primera cosecha”. No fueron diferentes a los de gobiernos anteriores, al constituir versiones parcializadas y fantasiosas de la realidad del país. De los dos, el de quien encabeza el Congreso fue una alucinación de primera porque estuvo lleno de menciones del más desprestigiado poder del Estado, sobre todo a causa del inaceptable y desvergonzado aumento al sueldo de los diputados, una prueba más del despilfarro del dinero integrante del más grande e irrealizable presupuesto nacional.


El discurso presidencial sorprendió por su calurosa felicitación inicial al Congreso y “a su presidente, al bloque Semilla y los diputados aliados”, porque aunque breve sonó oficioso, obvio e innecesario, además de una alabanza exagerada, un ditirambo. Fue un listado de buenas intenciones e ideas y de menciones a los graves problemas del país en todos los órdenes. Admitió la imposibilidad de resolverlos todos en el breve tiempo de este período presidencial, y por ello no hay tiempo para perder. Pero el desencanto de la población se debe a la manera como se ha actuado, a las prioridades, a las promesas olvidadas y a muchas de las personas escogidas, con un par de excepciones.

La serenidad es una de las necesidades urgentes para buscar el beneficio del país, lo cual es imposible si se habla con características de los activistas.


Se refirió a la necesidad de desaparecer la corrupción, pero perdió la oportunidad de señalar ejemplos y cómo se ha hecho para colocar a la ciudadanía “antes de los intereses partidistas, las opiniones interesadas, las efervescencias del momento y los intereses personales”. Señaló una serie de cifras de las obras realizadas, a su juicio, por el gobierno e hizo varias referencias a los cuatro pueblos integrantes del país, lo cual puede ser interpretado como una tácita descalificación del único al cual se deben dirigir los esfuerzos: el integrado por los guatemaltecos, es decir los nacidos en este territorio, sin diferencia alguna porque esa división tácita puede causar la falta del sentimiento de unidad sin el cual se dificulta el verdadero desarrollo en todos los campos.


El presidente no puede olvidar los devastadores efectos del incumplimiento de promesas y tampoco el implícito aumento de estas al mencionar un listado de planes. Estos despiertan esperanzas nuevas y hacen renacer las derivadas de los discursos de campaña, pero además obliga a realizar los esfuerzos necesarios para un encuentro y diálogo con quienes piensan distinto pero no son fanáticos. La serenidad es una de las necesidades urgentes para buscar el beneficio del país, lo cual es imposible si se habla con características de los activistas. Al mencionar un gobierno basado en valores, necesita indicar cuáles son, explicarlos y aplicarlos a la dolorosa realidad de los guatemaltecos, incluso quienes dependen de las remesas y tienen modestos ingresos.


Esos planes incluyen “desarrollar la infraestructura, construir productividad, regreso al hogar, oportunidades para los jóvenes, reducir la pobreza” y por eso urge decir cuándo, cómo y qué acción se considera éxito. Como pensamiento final, se debe pensar en la verdadera utilidad de estos reportes, sobre todo si no ha habido suficientes logros. Ante la realidad de no ser posible gobernar sin tomar en cuenta criterios distintos, el esfuerzo de unidad comienza por aceptarlo. De lo contrario, los informes de gobierno al Congreso continuarán siendo un esfuerzo ineficaz para mantener el apoyo de quienes votaron a favor y ampliar la base con personas de pensamiento distinto, lo cual además es la verdadera base de la democracia como sistema político.