Infantes, Belén y San Sebastián: las bandas escolares más antiguas que desfilan cada 15 de septiembre

Infantes, Belén y San Sebastián: las bandas escolares más antiguas que desfilan cada 15 de septiembre

Los colegios San José de los Infantes y San Sebastián y el Instituto para Señoritas Belén marcaron el inicio de la participación estudiantil en la historia de las bandas. Fundadas entre 1930 y 1940, estas agrupaciones han transmitido disciplina, identidad y tradición.

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14/09/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

El segundo número de este especial de Revista D, dedicado a la historia de las bandas del país, retoma a las tres agrupaciones más antiguas de la Ciudad de Guatemala, que siguen presentes con su legado, la energía y creatividad de las nuevas generaciones, así como con el apoyo de instructores que las orientan en los cambios y retos que enfrentan cada año.

En entrevistas, estudiantes comparten cómo llegaron a la banda o cómo, en sus familias, distintas generaciones han pertenecido a estos grupos, que requieren disciplina, trabajo en equipo y valores que se fortalecen en cada ensayo y presentación.

En paralelo, los jóvenes estudian y necesitan mantener un promedio para ser parte de esta actividad, que exige organizar el tiempo para los ensayos, los cuales se intensifican con la llegada de festivales, presentaciones y, en especial, con la esperada participación del 15 de septiembre.

Como se destacó en el primer número de esta investigación, y según la documentación de Samuel Roberto Osoy, las bandas escolares más antiguas que aún funcionan son, en orden cronológico: la del Colegio San José de los Infantes, fundada en 1930; la del Instituto de Señoritas Belén, también de 1930; y la del Colegio San Sebastián, que dio vida a su agrupación en 1940.


Cada una de estas instituciones, a través de sus autoridades, estudiantes y exalumnos, compartió para esta edición sus anécdotas, sueños, metas y los retos que enfrentan en la actualidad. Algunos incluso comparten que se han esmerado en recopilar sus historias mediante investigaciones y libros que preservan un legado valioso sobre el paso de generaciones de estudiantes que han dado vida a estas agrupaciones musicales.

Colegio San José de los Infantes

Después del traslado de la capital desde Antigua Guatemala hacia el Valle de la Virgen, formándose así la Ciudad de la Nueva Guatemala de la Asunción, se fundó el 10 de junio de 1781 el Colegio San José de los Infantes, perteneciente a la Catedral Metropolitana, por iniciativa del arzobispo de Guatemala, Cayetano Francos y Monroy.
Actualmente, las instalaciones del colegio se encuentran en la zona 3 de Mixco, en la colonia El Rosario.


Rodrigo Alberto Izaguirre García, instructor de la banda de guerra del colegio y exalumno graduado en el 2001, recuerda que su familia siempre ha estado vinculada a la institución; su bisabuelo, abuelo, padre, tíos, hermano, sobrinos y él mismo han formado parte del colegio. “Siempre estuve muy cerca apoyando en percusión, afinación y mantenimiento de instrumentos. En el 2024 me ofrecieron ser asistente del cuerpo de marcha. Luego, con el retiro del instructor anterior, el colegio me ofreció el puesto. Acepté con la condición de hacerlo ad honorem, por respeto a lo que Infantes me ha dado”, reconoce.

Una imagen de la banda de guerra del Colegio San José de los Infantes de 1958. Es 1930 el año considerado como el inicio del movimiento de bandas escolares en el país. (Foto Prensa Libre: presbítero Cristóbal Ramírez / Digitalización: Gustavo Siqué)


En la actualidad, la banda cuenta con 135 integrantes. “Buscamos reforzar la identidad del colegio y fortalecer valores como el amor a la patria, la fe y el compañerismo”, dice Izaguirre. La agrupación ensaya los viernes y sábados. “Ha sido una experiencia enriquecedora, porque yo crecí en una época sin tecnología, mientras que estos jóvenes nacieron con ella. Más que un choque generacional, ha sido un aprendizaje mutuo. Como padre, también me ayuda a entender mejor los comportamientos de los adolescentes actuales. Nunca imaginé ser maestro o tener a cargo jóvenes, pero hoy agradezco a Dios esta oportunidad de darles un poco de guía y ejemplo”, agrega.


Considera que pertenecer a una de las bandas más antiguas es un gran honor y responsabilidad. “No se trata de vivir de glorias pasadas, sino de dar a los jóvenes las herramientas para que escriban su propia historia. Representar a un colegio con tanta trayectoria y mantener viva la tradición de la banda es un incentivo para todos”, señala.
La banda fue tetracampeona nacional de 1984 a 1987. En 1990 obtuvo un nuevo campeonato, así como en 1992 y 1993.


Tras la pausa generalizada en las instituciones después de la firma de la paz, retomó actividades en 1999, y solo la pandemia interrumpió su continuidad.


Exalumnos


El colegio cuenta con una asociación de exalumnos fundada en la década de 1980. Aunque en algunos años ha tenido más actividad que en otros, el vínculo se mantiene. “Apoyamos en actividades académicas, deportivas y cívicas, como la banda. A veces también organizamos colectas para ayudar con el mantenimiento de instrumentos”, explica Gustavo Siqué.


Se considera que la banda de guerra comenzó antes, pero muchos marcan 1953 como el inicio de una nueva era, porque fue cuando se retiró la congregación marista y se introdujo un nuevo uniforme.


El 3 de julio de 1955 el colegio recibió su primera trompeta de pistones, obsequio del general Rodolfo Castillo Armas, quien la entregó con estuche y dedicatoria, en una ceremonia con alumnos y autoridades. Ese mismo año también se adquirió el primer redoblante de metal.


En 1958, tras un viaje a México del rector, presbítero Cristóbal Ramírez, se compraron 12 trompetas, tambores y siete redoblantes, recuerda Sergio Rodríguez Arriola, exalumno de la institución.

El colegio también tiene una banda marcial fundada el 7 de agosto de 1984, durante el rectorado del presbítero Cristóbal Ramírez. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)


Siqué ha organizado dos exposiciones históricas del colegio (2006 y 2024), siempre con un espacio especial para la banda. También es creador de un programa de radio en línea llamado En acordes alegres cantemos, dedicado a entrevistar a exalumnos, con episodios centrados en la trayectoria de la banda.


Por su parte, Rodríguez Arriola publicó en el 2006 el libro La historia de la gloriosa Banda de Guerra del Colegio de Infantes, que abarca desde los años maristas hasta la década de 1990.


La banda del colegio ha mantenido su estructura, la creación de nuevos toques combinados y la participación en festivales de bandas escolares, incluido su propio festival en escenarios como el estadio Doroteo Guamuch Flores —zona 5—, el estadio Cementos Progreso —zona 6—, el diamante de béisbol Enrique Torrebiarte —zona 2— y las instalaciones del colegio en Mixco.


Los exalumnos recuerdan que en el 2004 se fundó una Banda de Honor, que duró dos años, con alrededor de 12 integrantes, simbolizando a los fundadores del colegio. Fue una de las primeras agrupaciones de exalumnos en Guatemala e inspiró la creación de otras.


“Más que música o disciplina, es identidad y tradición. Es un legado que nos une como exalumnos y que seguimos transmitiendo a las nuevas generaciones”, expresa Siqué.
Ramírez coincide: “La banda es el corazón del colegio. Siempre lo hemos dicho, el redoble del Infantes se hace con el corazón”.

Instituto Normal Central para Señoritas Belén

La construcción del edificio que actualmente ocupa el instituto se inició en 1778. Para 1797 fue utilizado como hospital de convalecientes, auspiciado por el Cabildo Metropolitano; en 1813 funcionó como convento femenino y masculino, siendo prior fray Juan Nepomuceno. En 1851 se convirtió en colegio de señoritas a cargo de monjas belgas. En 1875 pasó a manos de las monjas ursulinas y, desde 1893, tras la expropiación de bienes eclesiásticos durante la Reforma Liberal, se consolidó como el Instituto Nacional para Señoritas Belén.


Germán Divas Pivaral, instructor de la banda actual, explica que esa agrupación existe desde hace casi un siglo. “En la década de 1930 ya participaba en desfiles. Conservamos instrumentos históricos, como una lira marca Nikkon de aproximadamente 1930. En 1970, Yamaha compró esa empresa, y el modelo pasó a formar parte de su línea. Ese instrumento confirma que la banda inició en las primeras décadas del siglo XX. También tenemos tres tambores mexicanos de esa época, en proceso de restauración”, detalla.


Divas destaca que comenzó hace 15 años como instructor. “El mundo de las bandas ha cambiado mucho; ahora se compite más. Hay agrupaciones que no lo hacen, pero yo creo que competir es una forma de medir en qué se puede mejorar”, afirma.

Una fotografía del recuerdo de la participación del instituto durante las festividades de la Independencia. (Foto Prensa Libre: Instituto de Señoritas Belén)

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En cuanto a la instrumentación, señala que los cambios han sido enormes. Los instrumentos son más costosos que antes y la exigencia técnica también ha crecido. En el caso de Belén, empezó con apenas 15 integrantes; hoy cuenta con entre 120 y 125 estudiantes, siempre con el requisito de tener buen rendimiento académico. La sección rítmica se ha modernizado, al igual que las cadencias de paso. Antes se tocaban principalmente dianas; hoy se incluye música guatemalteca. Por ejemplo, interpretan El Ferrocarril de los Altos, Costa Sur, Noche de luna entre ruinas y marchas tradicionales, como Las hormiguitas.


“La tradición se mantiene, aunque hay bandas que optan por estilos más bailables. La nuestra sigue siendo una banda de corte tradicional”, señala Divas. Las edades de las integrantes están entre 15 y 18 años.


La selección de las comandantes se realiza entre el alumnado y el profesor. “Ellas se conocen mejor entre sí y saben quién tiene liderazgo. Además, la comandante saliente suele dejar sugerido un perfil para su relevo”, explica.


Para pertenecer a la banda no hay requisitos previos. En general, se requieren de dos a tres meses de preparación para participar de lleno. Los ensayos se realizan tres veces por semana.


Brenda Gutiérrez, de 15 años, cuenta que le llamó la atención ver a las señoritas con sus instrumentos. Nunca había estado en una banda; solo había sido baterista, y le atrajo el registro de bombos. “Aquí aprendo disciplina, organización y responsabilidad. También me motiva a mantener siempre buenas notas; nunca he perdido una clase, y la banda me impulsa a esforzarme aún más en mis tareas y deberes”, afirma. Recuerda que su hermana, Nathalie Gutiérrez, fue comandante general el año pasado, y le dejó ese ejemplo y legado. “Para mí es un honor continuar su esfuerzo”.

Una imagen de la banda actual, integrada por más de cien alumnas del Instituto de Señoritas Belén. (Foto Prensa Libre: Keneth Cruz)


Al momento de concursar, asegura que no se compite contra otras bandas, sino contra ellas mismas. “Eso nos hace crecer. Claro, sentimos nervios, pero también emoción y orgullo al dar lo mejor en la pista”, comenta.


Ketzia López, de 16 años, participó en el 2024 en la sección de bombos, pero a finales de año se cambió a trompeta. “Una comandante general de mi grado me animó a entrar para mejorar mi rendimiento académico”, recuerda. Es la primera de su familia en integrar una banda, y ahora su hermano menor, Elías López, de 13 años, también participa en la banda de su centro educativo.


Al concursar, describe sus emociones como una mezcla de miedo, alegría y nervios, aunque disfruta la experiencia. “Además de competir, conocemos a otras bandas y personas, lo que la hace más enriquecedora”, agrega.


La banda, al no contar con apoyo del Gobierno ni de ninguna institución, organiza distintas actividades para recaudar fondos destinados a la compra y mantenimiento de instrumentos. Una de sus iniciativas más destacadas es la Copa Belén.

Colegio San Sebastián


El Colegio para Varones San Sebastián nació por iniciativa del entonces párroco Mariano Rossell y Arellano, de la iglesia de San Sebastián de la Ciudad de Guatemala, el 7 de enero, con 49 alumnos en los grados de párvulos, primero y segundo primaria. Su objetivo inicial fue atender a los niños de escasos recursos del barrio.
En 1933, el sacerdote confió la dirección del colegio a la señorita Josefina Alonzo Martínez.


Édgar Rolando Marroquín, director general de la institución, comparte que estudió en el Colegio San Sebastián desde primero primaria hasta graduarse de maestro. “Hace 15 años, mi papá, Rolando Marroquín Tánchez, quien fue director del colegio durante 50 años, debió retirarse por motivos de salud. En ese momento me incorporé a la institución, y desde entonces estoy a cargo de la dirección”, recuerda. Ambos fueron estudiantes y comandantes de la banda.

En 1995, participó en el desfile navideño de Hollywood, en Estados Unidos, y otras actividades. (Foto Prensa Libre: Colegio San Sebastián)


La Banda Marcial


Se formó en 1940, cuando monseñor Rossell obtuvo instrumentos musicales para que los alumnos aprendieran a ejecutarlos. Con el apoyo de su primer director, el maestro José Arce, y de Rafael Chapas, maestro de instrumentos de madera, comenzaron a enseñar solfeo y técnicas de interpretación. Todos sus integrantes eran de nivel primario.
Su primera presentación fue el 18 de julio de 1941, cumpleaños de Rossell, y su primera interpretación fue el vals La flor del café.


El repertorio de la banda incluye más de 900 obras nacionales y extranjeras, entre música clásica, valses, marchas militares y fúnebres, música navideña y popular.
En la página web destacan las presentaciones históricas del 14 de septiembre de 1953 y 1954, cuando, junto a la Banda Sinfónica Marcial de Guatemala, interpretaron la música de los actos de izada del Pabellón Nacional a las seis de la tarde, bajo la dirección del maestro Rafael Gutiérrez. Entre los maestros que han impartido sus conocimientos durante la existencia de la banda están José Gonzalo Aragón, Hugo Juárez, Ángel Flores, Carlos Rodas, Luis Christian Rodríguez, Héctor Maldonado, Sebastián Chávez, Enrique Uribe y Juan Antonio Ramírez, entre otros.


En 1981, la banda presidió el acto de imposición de la Orden del Quetzal al pabellón del colegio y, en julio, un concierto-homenaje al colegio San José de los Infantes, por aniversario de su fundación. En 1983 participó en las actividades programadas con motivo de la visita de San Juan Pablo II a Guatemala.


En la década de 1990, la Banda Marcial celebró sus Bodas de Oro, organizando el primer festival de bandas de Guatemala en el estadio Doroteo Guamuch Flores.
En 1995, por ejemplo, participó en tres desfiles importantes en California: el navideño de Hollywood, el de Disneyland y el de las Rosas, en Pasadena.


Muchos músicos destacados del país fueron parte de ella. Joaquín Orellana, compositor guatemalteco reconocido internacionalmente, formó parte de la primera banda del colegio: a los 7 años tocaba la trompeta. Recientemente, Orellana participó en un evento para revivir esos recuerdos.


Otros músicos reconocidos, como Jacobo Nitsch, de Malacates, y el músico y psicólogo recién fallecido Felipe de Jesús Ortega, fueron parte de la banda.


En años recientes ha participado en eventos en Managua, Nicaragua, y Palmares, Costa Rica. “La banda marcial, en el 2005, fue nombrada patrimonio cultural intangible de la nación por el Ministerio de Cultura. Actualmente se cumplen 20 años de ese reconocimiento. Diego Alejandro Cerón, comandante general de la Banda Marcial, de 18 años, envía un mensaje a las nuevas generaciones: “No vean a las otras bandas como competencia, sino como parte de una hermandad. La verdadera competencia es con nosotros mismos. Cada año debemos superarnos. Espero que los compañeros que se quedan hagan una banda aún más grande y fuerte”.

La banda marcial interpreta el himno nacional. Con regularidad es invitada a diferentes eventos. (Foto Prensa Libre: Keneth Cruz)

Banda de guerra

Esta agrupación nació en 1950 por iniciativa de monseñor Rossell y Arellano, con 12 trompetas y 12 tambores. El motivo fue el Congreso Eucarístico Arquidiocesano de Guatemala y Centroamérica, celebrado en 1951, ocasión en que se presentó formalmente tocando honores.


Ha sido campeona en numerosos concursos de bandas y de orden cerrado, y ha participado en festivales internacionales, representando a Guatemala en Managua, Nicaragua, donde fue declarada Campeona Centroamericana.


En 1961 y 1962 fue militarizada por orden del ministro de la Defensa de la época y desfiló por años portando fusiles.


Una de sus actuaciones más importantes fue su participación en el recibimiento al Trono de Honor de Consagración de la Venerada Imagen de Jesús Nazareno de los Milagros, Domingo de Ramos 4 de abril de 1993, frente a Catedral Metropolitana, donde se congregó el pueblo católico del país, sacerdotes y el arzobispo metropolitano, monseñor Próspero Penados del Barrio, para consagrarla.


Entre sus directores de distintas épocas se recuerdan a Carlos Enrique Mendizábal, quien fue su primer comandante en 1951; Rolando Marroquín Tánchez, Edwin Leonel Motta, Sergio René Mansilla, Iván Azurdia, Édgar Rolando Marroquín y Alejandro Guillén, entre otros.


El grupo musical es uno de los más reconocidos en Guatemala. Foto Prensa Libre: Keneth Cruz)


Derek Cabrera, de 17 años y actual comandante general de la banda de guerra, estudiante de quinto bachillerato, cuenta que estar en la agrupación fue un sueño, pues desde pequeño había admirado a las bandas.


“Es una gran responsabilidad estar en el actual puesto y, al mismo tiempo, muy emotivo, porque es nuestro último año y celebramos los 75 de la banda. Es emocionante no solo por la historia que lleva, sino por todo el esfuerzo que hacemos para mantenerla como una de las mejores de Guatemala”, expresa.