Bolivia da golpe de timón en plena crisis

Bolivia da golpe de timón en plena crisis

La ciudadanía boliviana ha dado un golpe de timón, al decantarse por dos candidatos opositores liberales.

Enlace generado

Resumen Automático

19/08/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Lo mismo que llevó a Evo Morales al poder en Bolivia en el 2005 lo ha sacado por la puerta de atrás junto a sus adláteres y a excorreligionarios devenidos en rivales. O quizá es aun peor, porque la gravísima crisis actual de carestía de productos de consumo diario, desabasto de combustibles y escasez de divisas ocurre a pesar —y, en algunos casos muy probablemente a causa— de medidas tomadas durante su gobierno, que se extendió por 15 años, tras dos reelecciones consecutivas y el empecinamiento por intentar una tercera, totalmente ilegal e inconstitucional, que condujo a una grave crisis que lo obligó a renunciar.

Gobiernos intolerantes y despóticos como los de Cuba y Venezuela acuerparon a Morales en sus políticas de nacionalización de recursos, que, para variar, fueron publicitadas con lenguaje populista y políticas clientelares. Así también las lisonjas de otros exgobernantes —que también salieron por la puerta trasera—, como Rafael Correa, de Ecuador, o Cristina Kirchner, de Argentina, le alimentaron a Evo esa sensación, tentadora pero falsa, de ser una suerte de redentor político insustituible.

Y así comenzaron los roces con sus sucesores, especialmente con el actual mandatario saliente, Luis Arce, exministro de economía y arquitecto de sus experimentos económicos, a quien Evo criticó abiertamente. Está demostrado que son dos décadas perdidas y, lamentablemente, son millones de bolivianos los que ahora pagan las falsas bonanzas. Tan calamitosa situación no la reconoce el vacuo socialismo oficialista, y el principal síntoma de esa misma negación —en la cual todos dicen no tener la culpa del fiasco— es el fraccionamiento del partido oficialista en un inútil truco para tratar de aparentar pluralidad.

Aquella interjección del entonces candidato presidencial Bill Clinton para criticar el gobierno del republicano George Bush, en Estados Unidos, sigue siendo demoledoramente real. “¡Es la economía, tonto!”. No se trata de un reduccionismo ni de caer en el plano de ciertos economicistas que todo lo quieren resolver con gráficas abstractas; pero sí, es vital mantener clara una política económica orientada al crecimiento, la libre competencia, el desarrollo humano, el fomento de la inversión y a proveer certeza jurídica —lo cual implica institucionalidad, democracia y respeto al Estado de derecho—.

El Estado no produce nada, excepto gastos, y si se hace cargo de “empresas” estatales, el manejo de las mismas se contamina con nexos, politiquerías, proteccionismos y, sobre todo, el uso de recursos públicos para ocultar deficiencias. Aún se desconoce el peso de la nacionalización de hidrocarburos en el costo que hoy está pagando la ciudadanía boliviana, pero ha de ser cuantioso. Pero aún más caros resultaron los afanes continuistas y, por ende, despóticos de Morales, quien bien pudo haber dejado la presidencia tras dos períodos constitucionales. Pero no, cayó en el mismo agujero que otros cayeron y siguen cayendo, en otras naciones, independientemente de polaridades políticas.

La ciudadanía boliviana ha dado un golpe de timón, al decantarse por dos candidatos opositores liberales: el senador Rodrigo Paz y el expresidente Jorge Tuto Quiroga, quienes pasaron a segunda vuelta, que será en octubre. En tercero quedó el empresario Samuel Doria, al que las encuestas marcaban como favorito. Y en cuarto, con 8% de votos, quedó el izquierdista Andrónico Rodríguez, primero seguidor y luego detractor de Morales. Mientras el relevo llega, el pueblo boliviano seguirá lamentando la mala gestión económica incubada con demagogia.