Mujeres, maternidades y totalitarismos

Mujeres, maternidades y totalitarismos

La maternidad debe ser una decisión.

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Resumen Automático

29/05/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

A lo largo de su campaña electoral, Trump se autodenominó el rey de la fertilización in vitro (FIV). Como presidente, anunció en marzo, que quería ser recordado como el “presidente de la fertilización”. Su administración está animando a la gente a tener más hijos, con el fin de elevar una tasa de natalidad en declive y, para ello, está considerando un bono por bebé de US$5,000 para cada madre estadounidense después de dar a luz, lo cual ha abierto un amplio debate que se complejiza ante preguntas como ¿Les deben pagar a las mujeres por tener hijos? ¿Les seguirán pagando por su cuidado? ¿El fin principal del gobierno de Trump, al tomar este tipo de medida, es crecer el número de consumidores, soldados, votantes y pagadores de impuestos?

La maternidad debe ser una decisión.

En el 2023 la tasa de natalidad en los Estados Unidos era de 1.23 hijos por mujer y para garantizar que la pirámide social se mantenga, debe ser de 2.1 por mujer. Así que podría verse como una medida “inocente”, pero hay que mantenerse alertas, porque esto sería el inicio de algo que podría hacernos retroceder. Si no, que lo digan las mujeres bajo el régimen de los talibanes, que en pocos años han retrocedido siglos. Hace más de veinte años, las mujeres de Afganistán iban a la universidad y no usaban burka; hoy, con los talibanes de nuevo en el poder, más de 30 medidas represivas fueron dictadas en su contra. No salir solas a la calle con el riesgo de ser lapidadas si muestran un poco de piel de los tobillos, no reír en voz alta, no usar tacones para no hacer ruido al caminar, no salir a los balcones o hacer deporte, entre muchas más.

La historia nos ha enseñado que no hay totalitarismo que no se meta con la maternidad y, por ende, con los cuerpos de las mujeres. Claros ejemplos de ello fueron la dictadura de Franco con sus falangistas dándole hijos al régimen, así como las madres de la patria en la Alemania nazi o durante el fascismo italiano de Mussolini. Nadie niega que algunas mujeres apoyen los neofascismos en todo el mundo, que sean muchas las madres árabes que aún llevan a sus hijas al ritual de la mutilación genital, o que tengamos entre nosotras a portavoces del orden más conservador. ¿De qué otra manera podría continuar el orden del padre hasta hoy, si no fuéramos también parte de la reproducción biológica e ideológica del mismo? ¿Qué otro mecanismo les habría permitido, a tantas mujeres y a sus hijos e hijas, por siglos, sobrevivir a la hoguera, la marginación social, al aislamiento, la miseria, la prisión o la muerte?

Los Estados quieren niños que se conviertan en adultos para sus propósitos, pero no les importa mucho su cuidado desde el nacimiento hasta antes de que se vuelvan productivos. Por eso se ha romantizado tanto la idea de la maternidad, al dejarla principalmente en las manos de las mujeres que por siglos lo han hecho gratuita y calladamente, entre la culpa y la obligación y ahora, además, respondiendo a sus necesidades de trabajar o sus deseos de estudiar y realizarse personalmente. A los sistemas totalitarios les gusta mucho la reproducción, pero no la maternidad como tal. Así que engrasan los engranajes para que funcione bien el orden: asocian el cuidado a lo materno y la protección a lo paterno, no importa qué es lo que desean las unas y los otros. Prehistórica concepción de un orden que deja sin opciones a las mujeres y los hombres. La maternidad debe ser una decisión.

Esto me hace traer a este espacio la famosa sentencia de Simone de Beauvoir: “No olviden jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca deben darse por adquiridos, las mujeres deben permanecer vigilantes toda su vida”.