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El futuro de nuestros ríos
Guatemala, cuyo nombre significa tierra de árboles en náhuat, Quauhtemallan, hermoso nombre que degeneró en Guatemala. Si esta región es tierra de árboles, significa que es tierra de agua. Aún ahora, luego de una intensa deforestación durante las últimas décadas, Quauhtemallan ofrece 125,000 millones de metros cúbicos anuales, esta es su oferta hídrica que viene […]
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Guatemala, cuyo nombre significa tierra de árboles en náhuat, Quauhtemallan, hermoso nombre que degeneró en Guatemala. Si esta región es tierra de árboles, significa que es tierra de agua. Aún ahora, luego de una intensa deforestación durante las últimas décadas, Quauhtemallan ofrece 125,000 millones de metros cúbicos anuales, esta es su oferta hídrica que viene de la lluvia y que se transforma en escorrentía a través del llamado ciclo del agua, esto es, las nubes formadas de agua en estado gaseoso condensan a determinadas condiciones de presión atmosférica y temperatura y forman gotas de agua que caen debido a la atracción gravitacional. En su caída obedecen una ley, poco conocida, llamada Ley de Stoke.
Aquí en el trópico en general la lluvia es de agua líquida pero lejos del meridiano llamado ecuador, o en las altas montañas andinas, o en el norte, desde Míchigan a Quebec, que lo he recorrido varias veces, el agua cae en forma de nieve, hermosos copos de nieve que luego se derriten y se convierten en agua líquida. Ambas, las gotas de agua líquida o los copos de nieve blanca forman ríos, o sea, aunque caen en toda la tierra, se concentran en regiones que han formado cuencas, una especie de depresiones rodeadas de montañas de donde drena el agua o nieve y forman ríos, ya sea superficiales o subterráneos, porque hay ríos subterráneos también, tan reales como los ríos superficiales.
Los niños aprenden el ciclo del agua en la escuela, pero en general es un aprendizaje descontextualizado. De hecho, no pueden identificar a qué cuenca pertenecen sus comunidades, porque el concepto de cuenca no se introduce en el currículo escolar y los estudiantes nunca van a hacer caminatas en las cuencas hidrográficas de donde son. Lo mismo debe pasar con los alcaldes y con los miembros del concejo municipal porque no entienden ni el ciclo del agua ni el ciclo social del agua y no reconocen la urgencia de cuidar el agua, porque es finita. Ellos, concejales y alcaldes, creen, erróneamente, que la cantidad de agua es infinita y que por eso podemos seguir contaminándola.
Nuestros ríos eran hermosos ríos de agua clara. Mi papá y mi mamá nos llevaban los domingos a las cercanías de Chiquilajá, un poblado cerca de la ciudad de Quetzaltenango. Primero jugábamos futbol, hombres y mujeres, luego nos metíamos al río de agua dulce, rio de agua clara, transparente con pequeños peces como muestra de su excelente salud hídrica y finalmente hacíamos un «día de campo» y almorzábamos. Era hermoso. Era un afluente del rio Samalá, que luego entroncaba con el río Samalá en Cantel. Ese río ahora es un drenaje urbano, lleno de heces y de desechos sólidos, plásticos y hasta chatarra automovilística, porque todo lo que la gente ya no quiere, lo lanza al río. Es una cloaca móvil. Es ese mundo el que quiere la Corte de Constitucionalidad en que vivamos, de esa agua es que quiere la Corte de Constitucionalidad que bebamos, pero nosotros no podemos digerir plástico, ni los peces, tampoco podemos comer tornillos, no comemos eso, no nos nutrimos con chatarra, necesitamos agua limpia.
No disponer de un reglamento de manejo de desechos sólidos nos condenará a que las municipalidades no hagan lo que deben de hacer: Proveer servicios de manejo de desechos y proveer sistemas de tratamiento de agua para volver a usar el agua y mejorar ostensiblemente la disponibilidad de agua, porque realmente agua de calidad ya casi no tenemos. Los ríos del occidente están contaminados, son basureros flotantes. Los ríos de oriente están contaminados, especialmente el Motagua, uno de los ríos más contaminados del Planeta. Los ríos del sur han sido contaminados por poblaciones y secuestrados por los monopolios de la caña y de la palma africana y los ríos del norte peor. Estamos en trapos de cucaracha al respecto de la calidad de agua de nuestros ríos, no digamos nuestros lagos, basureros son.
El problema de los ríos nuestros es que no solamente son nuestros. El sur de México no tendría agua sin las montañas del Quiché cuyas zonas de recarga hídrica forman el río Usumacinta, sin el cual no existiera el rio Grijalva ni el cañón del Sumidero. Por algo decimos que Chiapas es de Guatemala. Por eso el problema de la contaminación de nuestros ríos y fuentes de agua no son solamente un problema nuestro sino deberá ser legislado por el derecho y los tratados internacionales que como Estado hemos firmado, tratados que nunca consultó la corte para dar tremendo dictamen el pasado 28 de agosto.
La anulación del reglamento de manejo de desechos sólidos este fatídico jueves negro del 28 de agosto del 2025 tendrá un impacto local e internacional enorme. Si a la fecha luego de dieciocho años de tener un reglamento de manejo de desechos y otro de tratamiento de agua no lo han querido hacer las municipalidades, no lo harán sin el reglamento. No lo harán. No lo han querido hacer. No lo quieren hacer. No lo harán. Al no hacerlo, el futuro de nuestros ríos no es incierto, es cierto porque ciertamente serán basureros flotantes nacionales e internacionales, superficiales y subterráneos.
Así que debemos agradecer a la Corte de Constitucionalidad esta resolución de suspender el reglamento para la gestión de desechos y con ello asegurar que no iniciemos a ordenar nuestros terribles basureros y a limpiar nuestros lastimados ríos y otrora bellos lagos. Esta resolución nos asegura que la salud de los guatemaltecos seguirá decayendo mientras los ladrones alcaldes no hacen sus funciones. también debemos agradecer a la Corte de Constitucionalidad un Estado de Derecho sin derecho, donde quien domina, quien pide dictámenes adhoc es el mismo Pacto de Corruptos, Pacto que mantiene en sus puestos a quienes dirigen la investigación penal. La única tarea que nos dejan, la única salida que nos dejan es volver a fundar el Estado porque este Estado está descompuesto de todos lados. Refundemos el Estado ahora, porque sino es ahora no será nunca.