Actualmente la obesidad en nuestro medio, es ya realmente un problema serio para el sistema de salud al igual que para el bienestar de los individuos y a ello se suma que representa un costo alto para el Estado, la familia y el individuo evitable.
No solo un problema médico
La obesidad es una epidemia que afecta de manera desproporcionada a los hogares de nivel socioeconómico bajo. Esta epidemia plantea numerosos problemas de salud crónicos, como enfermedades cardiovasculares y diabetes y es solo cuando estos problemas se presentan, cuando la gente adquiere conciencia y se ve involucrada en un alto costo social y económico para resolver.
La actividad física, una dieta adecuada, una estabilidad emocional, continuas y persistentes, resultan cruciales para reducir el riesgo de obesidad.
Si bien se difunden las enseñanzas y prácticas al respecto de riesgos y evitación de esas buenas prácticas, no necesariamente eso ha sido seguido de un aumento de conciencia al respecto y se necesita de más trabajo para examinar: 1º cómo dichas herramientas de difusión pueden ayudar a las personas a beneficiarse de ella, pero a su vez de mayor conocimiento sobre cómo el entorno social no permite eso y 2º cómo las reflexiones pueden ayudar a mejorar las actitudes pero a la vez conocer a mayor profundidad los impedimentos que tienen ante una realidad que se viven esas reflexiones.
Causas más allá de la medicina
No cabe duda que la obesidad es producto no solo de un modelado de vida individual (Comprende el enfoque aplicado en la organización para la vida en un hoy y un mañana y conocimientos, actitudes y prácticas su orientación y activación) sino de un modelado social dentro del cual se crece, vive, trabaja y actúa y ambos modelados se interaccionan a la hora de actuar y adoptar comportamientos. Sin comprender los pro y contras de esos modelados individuales y sociales y cómo interactúan en favorecer o evitar la obesidad, la implementación y uso de las herramientas de atención, prevención y promoción, se tornan cuesta arriba, al igual que el control de los factores de riesgo y vulnerabilidad que propician el mal.
Es claro que nuestro comportar diario y habitual, es producto de situaciones y condiciones que vivimos. En cuestiones de salud, además de una estructura y funcionamiento humano corporal y de una conducta individual, las condiciones y apoyos familiares y sociales, el acceso a los servicios, van a la par de la reflexión individual y es en base a la interacción individuo-familia-sociedad, que desarrollamos estrategias para enfrentar la obesidad y en general cualquier problema de salud.
Factores alimentarios sociales en obesidad en escolares
Un problema de fondo en el control de la obesidad
Ver solo el enfermo sin ver la enfermedad no resuelve el problema y muchas veces tanto el sistema de salud como la persona vulnerable y el enfermo, solo ponen atención al daño corporal. Por ejemplo, se han realizado estudios que muestran que tanto el personal de salud, incluidos los propios médicos y las personas con problema de obesidad, rara vez analizaron sus experiencias para obtener información sobre el significado que su alimentación y actividad física están teniendo en su bienestar y también se encontró que ambos desconocían las limitaciones para lograr una buena alimentación y actividad física y establecer un plan de trabajo en ello. Más que nada se conforman los unos con divulgar y los otros con escuchar. De igual manera, se ha tropezado con desconocimiento de parte del personal de salud, sobre aquellos aspectos biológicos, sociales y antropológicos que participan en la vulnerabilidad y riesgos de obesidad en las poblaciones a su cargo e incluso ignoran los limitantes que tienen los procesos de aprendizaje y las influencias que tienen hábitos y creencias de crianza, moldeadas por experiencias sociales y personales, como favorecedores de la obesidad y limitantes de la salud.
Otro problema es la falta de atención integral al problema de obesidad. El enfoque de la problemática de la salud que representa la obesidad y sus consecuencias, a la fecha ha puesto énfasis y atención en desarrollar recomendaciones y tecnología para apoyar de manera efectiva el aprendizaje de dieta y actividad física, dejando a un lado aspectos de vida individual, familiar y social; es fundamental conocer cómo funciona un modelaje individual y social en producir ventajas y desventajas que favorecen obesidad y eso va más allá de considerar únicamente como factores de atención a la dieta y el ejercicio, pues promover ejercicio y dietas adecuadas significa entender por qué estos no funcionan adecuadamente en individuos y poblaciones y de identificar conductas, creencias y comportamientos que tienen que ver con el mundo social y ambiental que se vive y con la vulnerabilidad y los riesgos de ser obeso.
Entonces podemos decir que falla la educación de la salud en este aspecto
No es que falle, es que es insuficiente y está mal enfocada y aplicada. La educación es elemento fundamental que afecta la promoción y prevención de la obesidad. La disponibilidad y la aplicación de tecnologías de enseñanza que cuenta el personal de salud, necesita mejorarse potencialmente en su efectividad y contenidos.
Hablando de diseño de tecnologías de comunicación en este campo, usualmente nos encontramos con que estas no suelen involucrar a profesionales y pacientes y resultan ser muy rígidas en su creación. Los estudios en EE. UU. y Europa, han encontrado que los procesos de fabricación de métodos de enseñanza y divulgación sobre prevención y manejo de obesidad, incluso a nivel de formación técnica y profesional, no se alinean con la práctica clínica y de promoción y prevención de la lucha contra la obesidad. Eso a pesar de que se conoce perfectamente que: ampliar la experiencia de los médicos dentro de la elaboración de técnicas de enseñanza, revelar oportunidades de fabricación adecuadas y respaldar la fabricación adaptable de métodos de enseñanza a poblaciones, resulta clave para el éxito del control de la magnitud de la obesidad.
Qué puede hacerse para mejorar la atención al problema de la obesidad
En base a hallazgos clínicos y epidemiológicos y a estudios antropológicos relacionados con conocimientos, actitudes y prácticas, situaciones de vivencia y vulnerabilidades y prácticas individuales y sociales, se ha propuesto el desarrollo de Herramientas de atención a la obesidad con tres objetivos de diseño:
1. Diseño amplificado de atención: los médicos se deben ver a sí mismos, no solo como los prescriptores de enseñanza sino también como diseñadores basados en la evidencia y la experiencia como lo hacen al recetar medicamentos. Las herramientas digitales actuales de organización y análisis de datos, pueden amplificar el esfuerzo clínico y salubrista de almacenamiento, distribución y análisis de datos, ad hoc a situaciones positivas y negativas obtenidas en pacientes y poblaciones.
2. Diseño apropiado: las herramientas deben ayudar a seleccionar la prescripción adecuada, en función de la movilización de la magnitud de no solo el problema de obesidad sino sus causas y los recursos disponibles para hacerlo. Esto ayudaría a los profesionales de la salud y a los pacientes, a calibrar sus expectativas con respecto a lo que es factible y puede ampliar sus perspectivas.
3. Diseño adaptativo: las herramientas deben admitir modificaciones adaptativas de un diseño en lugar de prototipos, pues eso permite analizar un ambiente y sus causas; una respuesta y sus impactos.
Lo anterior supone equilibrar las fuerzas de atención dentro del sistema de salud, es decir darle espacio a lo promocional y preventivo al mismo nivel que a lo clínico curativo.
Lo promocional preventivo va más allá de un ejercicio médico. Involucra a los sectores de educación, laboral, financiero. Los requisitos socioculturales individuales y sociales impactan ambos sitios: el sistema de salud y las poblaciones. Un desafío principalmente sociocultural que propicia la obesidad, no puede ser completamente resuelto utilizando la experiencia clínica y viceversa: la resolución de un caso de obesidad, depende en buena parte de esta.