Es normal sentirse agotado después de una jornada laboral extensa, y en la mayoría de los casos, el cansancio no es señal de un problema grave. Sin embargo, es importante prestar atención a otros síntomas que puedan indicar que algo no está bien.

Tal fue el caso de Chloe Broad, una sobrecargo de 24 años, quien atribuía su fatiga a los horarios exigentes de su empleo. No obstante, la realidad detrás de su agotamiento era mucho más alarmante.

Según medios internacionales, la joven también atravesaba recientemente una ruptura amorosa, por lo que asumió que su cansancio era consecuencia del estrés emocional y las largas jornadas de trabajo. Nunca imaginó que su salud estaba en riesgo.

Durante unas vacaciones de tres semanas, Chloe notó un lunar sospechoso en su brazo derecho. La apariencia seca y la picazón que le provocaba la inquietaron, por lo que decidió acudir al médico. Tras una evaluación, le recomendaron realizarse una biopsia para descartar cualquier anomalía.

Los resultados confirmaron sus peores temores: se trataba de un melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel. La joven reconoció que sabía lo que lo había causado, pues rara vez usaba protector solar y, además, solía recurrir a camas de bronceado.

«Rara vez me ponía un protector solar con un FPS alto, así que sabía que corría el riesgo de sufrir cáncer de piel, pero nunca piensas que te va a pasar. Me bronceaba todos los días. Cuando empecé a oscurecer, usaba el máximo, que eran 24 minutos. Lo hice durante seis meses«, relató.

Chloe confesó que se arrepiente profundamente de haber descuidado su piel, pues nunca imaginó que desarrollaría cáncer. Afortunadamente, los médicos lograron extirpar el tumor y ahora se mantiene bajo constante vigilancia para evitar una posible recaída.

«Definitivamente estoy más paranoica con mis lunares ahora. Me siento tonta por haber gastado tanto dinero en broncearme solo para terminar con una cicatriz visible casi todo el tiempo», concluyó.