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Novena a la Virgen del Rosario: cómo rezarla, guía completa
La novena a la Virgen del Rosario inicia este domingo 28 de septiembre para finalizar el 6 de octubre, ya que el 7 se celebra la fiesta en su honor.
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La fiesta en honor a la Nuestra Señora del Rosario de se celebra el 7 de octubre. Sin embargo, tradicionalmente, todo el mes de octubre se dedica y se celebra a la Virgen del Rosario, como también se le llama, en la iglesia de Santo Domingo, zona 1 capitalina.
Esta celebración fue instituida por el papa san Pío V como agradecimiento a la Virgen por su ayuda en la victoria sobre los turcos en Lepanto, explica el Devocionario Católico. Añade que, en 1716, Clemente XI extendió esta festividad a toda la Iglesia.
León XIII acrecentó su importancia litúrgica con la publicación de nueve encíclicas dedicadas al rosario, anota el Devocionario Católico.
El rezo del Santo Rosario era la oración favorita de san Juan Pablo II, recuerda ACI Prensa.
Según se cuenta, fue la Madre de Dios quien un día se apareció a santo Domingo de Guzmán (1170-1221), le enseñó cómo rezar el santo rosario y le pidió que difundiera esta práctica, indica ACI Prensa.
La Virgen María prometió a santo Domingo que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes gracias si rezaban el santo rosario.
A continuación se incluye la guía para rezar el santo rosario, según el Devocionario Católico.
Cómo rezar la novena a la Virgen del Rosario
Oración inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia. Amén.
(Pedir aquí con confianza la gracia que se desea obtener con esta novena).
A continuación, rezar el credo, un padrenuestro, tres avemarías y un gloria.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
De acuerdo con el día, rezar los misterios correspondientes.
- Lunes y sábado: Misterios gozosos
1. La encarnación del Hijo de Dios
2. La visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel
3. El nacimiento del Hijo de Dios
4. La purificación de la Virgen Santísima
5. La pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo
- Martes y viernes: Misterios dolorosos
1. La oración de Nuestro Señor en el huerto
2. La flagelación del Señor
3. La coronación de espinas
4. El camino del Monte Calvario
5. La crucifixión y muerte de Nuestro Señor
- Miércoles y domingos: Misterios gloriosos
1. La resurrección del Señor
2. La ascensión del Señor
3. La venida del Espíritu Santo
4. La asunción de Nuestra Señora a los cielos
5. La coronación de la Santísima Virgen
- Jueves: Misterios luminosos
1. El bautismo de Jesús en el Jordán
2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión
4. La transfiguración
5. La institución de la Eucaristía
Para cada misterio, rezar un padrenuestro, diez avemarías, un gloria y la jaculatoria.
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatoria
Puede usarse una de estas dos o las dos:
- María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
- Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y guía todas las almas al Cielo, especialmente aquellas que necesitan más de tu misericordia. (Oración de Fátima).
Posteriormente, rezar la oración correspondiente a cada día:
DÍA PRIMERO
“Dios te salve”. ¡Cuánto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con los dulces recuerdos que en mí despierta esta salutación! Se llena de gozo mi corazón al decir el “Ave María”, para acompañar el gozo que llenó vuestro espíritu al escuchar de boca del Ángel, alegrándome de la elección que de vos hizo el Omnipotente para darnos al Señor. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEGUNDO
¡”María”, nombre santo! Dignaos, amabilísima Madre, sellar con vuestro nombre el memorial de las súplicas nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente vuestro Hijo Jesús, para que alcancemos aburrimiento grande a todas las vanidades del mundo, firme afición a la virtud y ansias continuas de nuestra eterna salvación. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA TERCERO
“Llena eres de gracia”. ¡Dulce Madre! Dios os salve, María, sagrario riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad: a vuestros pies se presenta desnuda mi pobre alma, pidiendo la gracia y amor de Dios, con el que fuisteis enriquecida, haciéndoos llena de virtud, llena de santidad y llena de gracia. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA CUARTO
“El Señor es contigo”. ¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, que por su esencia se halla con todas las cosas, está en vos y con vos por modo muy superior. Madre mía, venga por vos a nosotros. Pero ¿cómo ha de venir a un corazón de tan poca limpieza aquel Señor, que para hacernos habitación suya quiso, con tal prodigio, que no se perdiese, siendo Madre vuestra, la virginidad? ¡Oh! Muera en nosotros toda impureza, para que habite en nuestra alma el Señor. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA QUINTO
“Bendita tú eres entre todas las mujeres”. Vos sois la gloria de Jerusalén: vos la alegría de Israel: vos el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por vuestra intercesión nuestro espíritu la más viva fe, para considerar y adorar con vuestro santo Rosario las misericordias que en vos y por vos hizo el Hijo de Dios. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SEXTO
“Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. Lloro, oh Madre mía, que haya yo hecho tantos pecados, sabiendo que ellos hicieron morir en cruz a vuestro Hijo. Sea el fruto de mi oración que no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir eternamente aquel purísimo fruto de vuestro vientre. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA SÉPTIMO
“Santa María, Madre de Dios”. No permitáis se pierda mi alma, comprada con el inestimable precio de la sangre de Jesús. Dadme un corazón digno de vos, para que, amando el recogimiento, sean mis delicias obsequiaros con el santo Rosario, adorando con él a vuestro Hijo por lo mucho que hizo para nuestra redención, y por lo que os ensalzó, haciéndoos Madre suya. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA OCTAVO
“Ruega por nosotros, pecadores”. ¡Madre de piedad! A vos solo dijo aquel Rey soberano de la gloria: vos sois mi Madre. Alcanzadme humildad y plena confianza, dispuesto de este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los favores de la divina misericordia por los méritos de vuestro Hijo y Redentor nuestro. Amén. Concluir con las oraciones finales.
DÍA NOVENO
“Ahora y en la hora de nuestra muerte”, estamos siempre expuestos a perder la gracia de Dios. Haced que no se aparte de mi memoria el último momento de la vida, que habrá de ser decisivo de mi eterna suerte. ¡Oh Madre de piedad! Concededme el consuelo de morir bajo vuestra protección y en el amor de mi Jesús. Amén. Concluir con las oraciones finales.
ORACIONES FINALES
Rezar tres Avemarías y Glorias en reverencia de las tres órdenes de misterios del Santo Rosario. Terminar con la siguiente oración:
¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien, empeñaos una y otra vez en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.