Cómo curar el “fuego en la boca” de los niños: remedios caseros y cuidados esenciales

Cómo curar el “fuego en la boca” de los niños: remedios caseros y cuidados esenciales

El fuego en la boca es una afección frecuente en la infancia que, aunque dolorosa, suele ser pasajera. Con el tratamiento adecuado puede durar 15 días aproximadamente.

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14/05/2025 05:57
Fuente: Prensa Libre 

El término “fuego en la boca” es una expresión popular para referirse a las pequeñas llagas, ampollas o úlceras que aparecen en la boca, comúnmente causadas por infecciones virales, como el herpes simple tipo 1 (HSV-1), o por aftas bucales.

Aunque suelen sanar solas, estas lesiones pueden provocar dolor, dificultad para comer y fiebre, generando preocupación en padres y cuidadores, cuando aparecen en niños.

De acuerdo con María José Rendon, dermatóloga, el herpes labial es producido por herpes tipo 1 y tipo 2. Las llagas que provoca miden menos de medio centímetro, son de color rosado o traslúcido, ya que tienen líquido por dentro.

Tanto en niños o adultos, las pequeñas ampollas suelen aparecer a nivel de los labios, encías, lengua y mucosa intraoral. La primera infección puede provocar síntomas como fiebre, malestar general, dolor de encías, cabeza y garganta.

Cuando la infección es recurrente, solo se siente dolor o ardor, sensación de quemazón en el área de la boca o labio y luego aparece la ampolla.

El “fuego en la boca” también puede ser provocado por aftas bucales, que son pequeñas úlceras blancas o amarillas con borde rojo que aparecen por estrés, lesiones al morderse, deficiencias nutricionales o baja inmunidad, explica Gabriel Gálvez, dermatólogo.

Tanto la Herpangina o las Aftas bocales pueden presentarse en niños pequeños, especialmente entre los 6 meses y los 5 años.

Remedios caseros para aliviar el fuego en la boca

Aunque es importante contar con orientación médica, especialmente si los síntomas son persistentes o severos, existen remedios caseros tradicionales que pueden ayudar a aliviar las molestias mientras se produce la recuperación natural del cuerpo.

1. Agua de manzanilla

    La manzanilla es conocida por sus propiedades antiinflamatorias y calmantes. Puede ayudar a desinfectar suavemente la zona afectada y aliviar el dolor.

    Hervir una cucharada de flores secas de manzanilla en una taza de agua. Dejar enfriar y utilizar como enjuague bucal o aplicar con un algodón ayudará a disminuir la inflamación, indica la naturópata Andrea Gutiérrez.

    2. Miel pura (para niños mayores de un año)

      La miel tiene propiedades antimicrobianas y cicatrizantes. En Guatemala, la miel de abeja pura es accesible y de alta calidad en mercados locales. Se recomienda aplicar una pequeña cantidad directamente sobre la llaga con un hisopo, 2 o 3 veces al día.

      Los expertos enfatizan que no se debe dar miel a bebés menores de un año debido al riesgo de botulismo.

      La miel pura ayuda a cicatrizar las heridas. Se recomienda en niños mayores de un año (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

      3. Bicarbonato de sodio

        El bicarbonato ayuda a neutralizar el pH de la boca y puede acelerar la cicatrización de aftas. Mezcle media cucharadita de bicarbonato en un poco de agua tibia. Aplicar con un algodón o enjuagar la boca, si el niño ya sabe escupir.

        4. Agua de coco natural

          El agua de coco es refrescante, hidrata y alivia el ardor. El coco fresco es accesible y se puede ofrecer frío para calmar el dolor al comer.

          5. Hielo o alimentos fríos

            El frío puede reducir la inflamación y adormecer el área, brindando alivio inmediato. Para los niños se les puede ofrecer paletas heladas caseras de frutas naturales, yogurt frío o cubitos de hielo envueltos en tela para chupar brevemente.

            Recomendaciones generales

            • Mantener al niño bien hidratado, especialmente si presenta fiebre.
            • Evitar alimentos ácidos, picantes o muy salados que puedan irritar más las lesiones.
            • No automedicar con antibióticos ni cremas sin indicación pediátrica.
            • Lavar bien las manos antes y después de aplicar cualquier remedio.

            Se recomienda llevar al niño al centro de salud si las lesiones no mejoran en más de una semana, si hay fiebre persistente o muy alta y si observa inflamación excesiva o secreción con mal olor.