De 6% a 0.38%: Estudio revela fuerte caída de desnutrición aguda en Huehuetenango

De 6% a 0.38%: Estudio revela fuerte caída de desnutrición aguda en Huehuetenango

Proyecto impulsado por la iniciativa privada reporta mejoras en salud, nutrición y acceso a agua segura, luego del primer año de implementación en comunidades de Huehuetenango.

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27/08/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Con una inversión de US$15 millones, el programa Guatemaltecos por la Nutrición, impulsado por la empresa multinacional Castillo Hermanos, busca enfrentar la desnutrición infantil en Huehuetenango. La iniciativa, que se inició en el 2022, plantea un modelo integral y replicable que combina atención en salud y nutrición mediante los llamados Campamentos Nutrimóviles. También promueve la agricultura, el emprendimiento en distintas áreas y el desarrollo infantil en comunidades rurales.

Los campamentos están dirigidos a mujeres embarazadas, mujeres en edad fértil y niños menores de cinco años. Cada unidad tiene capacidad para atender hasta 50 pacientes al día y, desde el 2023, operan en municipios como La Libertad, Cuilco, La Democracia, Santa Eulalia y San Pedro Soloma. Según los encargados del proyecto, el modelo incluye hospedaje para los equipos de trabajo, lo que permite mantener una atención continua en zonas de difícil acceso.

De acuerdo con la organización, el programa aplica un protocolo que aborda las causas biológicas, económicas y ambientales de la desnutrición infantil. Además, cuenta con auditorías externas, como la realizada por la médica Sophia Aguirre, de la Universidad Católica de América en Washington, quien avaló mejoras en los indicadores nutricionales en un año de ejecución.

Reducción

Datos reportados por la iniciativa indican que la desnutrición aguda en menores de cinco años pasó del 6% al 0.38%, mientras que la desnutrición crónica descendió alrededor de 17 puntos porcentuales. También se registró que más del 70% de las madres perciben un crecimiento adecuado en sus hijos y que las enfermedades recurrentes en mujeres embarazadas y lactantes se redujeron hasta en un 76% entre las atendidas en los campamentos.

El programa Guatemaltecos por la Nutrición reporta avances en la reducción de la desnutrición infantil, con una tasa de disminución anual de entre 7.10% y 9.1%. Este ritmo es mayor al promedio global de 1.65% registrado entre el 2012 y el 2022, de acuerdo con la información proporcionada por la iniciativa.

Además de los indicadores nutricionales, el proyecto señala un incremento del 17% en el consumo de alimentos por hogar en donde se estableció el programa, junto con un mayor acceso a productos básicos mediante el fomento del ahorro comunitario y de proyectos productivos. Según sus responsables, con estos resultados se alcanzó la meta mundial de reducir en 13.5% la prevalencia de la desnutrición hacia el 2030, ya que la tasa de reducción anual supera el 6.08% requerido.

José Silva, director ejecutivo del programa, indicó que los cambios logrados reflejan una transformación en los estilos de vida, la alimentación y la forma en que las comunidades se organizan. Por su parte, la doctora Sophia Aguirre resaltó que los resultados cuentan con evidencia científica que demuestra un impacto concreto y medible en las familias.

La estrategia, de acuerdo con los impulsores del programa, se basa en un modelo integral que abarca servicios de salud, acceso a agua segura, prácticas de higiene, alimentación saludable y generación de ingresos familiares.

Resultados

Aguirre explicó que su evaluación corresponde al primer año de implementación en la región uno, que incluye los municipios de La Libertad, La Democracia y Justicia, en Huehuetenango. El estudio utilizó una metodología de desarrollo económico integral, con recolección de datos entre enero y marzo del 2025, e incluyó 22 comunidades, alcanzando a mil 179 hogares y más de 3 mil 100 personas.

“La metodología parte de entender que somos seres relacionales; por eso medimos no solo a los niños, sino también a las madres y los padres”, señaló la experta al referirse al enfoque de 360 grados, que combina salud primaria, soporte nutricional, agua y saneamiento, fortalecimiento económico y aspectos familiares como la autoestima y la participación del padre en la educación de los hijos.

En cuanto a salud primaria, la especialista indicó que “las mujeres del grupo intervenido reportaron un 18% de mejora en su salud general frente al grupo de control”. Agregó que se registró “una reducción del 47% en la recurrencia de enfermedades en mujeres de comunidades tratadas, y del 76% en aquellas que accedieron a servicios de las clínicas móviles”. Cuando los servicios de salud se combinaron con acceso a agua segura, la recurrencia de enfermedades bajó en un 73%.

Respecto del cuidado prenatal, Aguirre precisó: “El 76% de las mujeres embarazadas atendidas en la intervención recibieron el acompañamiento necesario, en contraste con el grupo control”.

En nutrición, “el 90% de las mujeres aprendieron sobre alimentación saludable, el 82% participaron en programas de lactancia materna y el 84% recibieron capacitación en higiene personal y familiar”, detalló.

“Hoy, en las comunidades donde trabaja Guatemaltecos por la Nutrición, prácticamente no existe la desnutrición aguda. Es realmente notable”, resaltó Aguirre.

Otro hallazgo destacado fue el concepto de nutrición relacional, que evalúa no solo las medidas técnicas de peso y talla, sino también el desarrollo social y emocional del niño en su entorno familiar.

“No se trata solo de un número en una gráfica; detrás de cada dato hay una persona, y por eso también medimos cómo se relacionan los niños con su entorno y con sus padres”, explicó la investigadora.

En términos de consumo nutricional, los hogares participantes reportaron un nivel 17% más alto que el grupo control, equivalente al 77% del nivel óptimo. Finalmente, Aguirre enfatizó que “el acceso a agua segura y saneamiento es determinante para sostener los avances en salud y nutrición infantil”.

Origen del proyecto

En la presentación de resultados del programa Guatemaltecos por la Nutrición, el director ejecutivo, José Silva, recordó que el proyecto nació con el respaldo de la junta directiva corporativa de Castillo Hermanos, que asignó una inversión de US$15 millones para consolidar un modelo integral.

“No inventamos el agua azucarada; mucho de lo que ven aquí ya existía. Lo que hicimos fue darle el estándar de Castillo Hermanos e integrarlo todo en un solo proyecto”, comentó.

El director enfatizó que, desde un inicio, la estrategia fue concebida como una intervención holística y de mediano plazo, con permanencia mínima de tres a cuatro años en territorio.

“Nada que se lleve de afuera hacia adentro iba a funcionar. Tenía que partir del corazón de las comunidades hacia afuera”, afirmó.

Durante su intervención, Silva también contextualizó la situación de la desnutrición infantil en el mundo. Recordó que, según estimaciones conjuntas de la OMS, Unicef y el Banco Mundial, existen 150 millones de niños menores de cinco años con desnutrición crónica, lo que representa una prevalencia global del 23.5%. A nivel de América Central, la media regional es de 17.2%, pero Guatemala supera el 40%, colocándose entre los países con mayor incidencia.

“Si tenemos una de las mayores prevalencias de desnutrición en el mundo, teníamos que crear el mejor programa para combatirla”, dijo. Para medir el desempeño, indicó que utilizan el indicador internacional anual average reduction rate (tasa promedio anual de reducción), empleado por organismos como la OMS y el Banco Mundial.

Finalmente, Silva subrayó que desde el inicio el compromiso fue rendir cuentas de manera transparente, independientemente de los resultados. “Sabíamos que este día iba a llegar. Y siempre pensamos que la forma correcta de hacerlo era no evaluarnos a nosotros mismos, sino que fuera una instancia externa la que midiera los resultados”, afirmó

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