Moscú usa arma hipersónica en devastadora ofensiva en Ucrania
Los misiles hipersónicos “Kinjal” se utilizaron para destruir un depósito subterráneo de armas en el oeste de Ucrania, aseguró el Ministerio de Defensa ruso.
Rusia anunció el sábado que recurrió a armas hipersónicas en la intensificación de su ofensiva contra Ucrania, donde miles de personas están atrapadas en ciudades asediadas y devastadas por los bombardeos.
El ministerio de Defensa ruso indicó que la víspera había usado por primera vez misiles hipersónicos “Kinjal”, para destruir un depósito subterráneo de armas en el oeste de Ucrania. Esos misiles, según Moscú, desafían todos los sistemas de defensa antiaérea.
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El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cree que la guerra solo se resolverá con negociaciones y que estas son “la única oportunidad que tiene Rusia de minimizar el daño causado por sus propios errores”. Su asesor Mijailo Podoliak, uno de los participantes en las negociaciones, instó a China a “apoyar a la coalición de países civilizados y condenar la barbarie rusa”.
Desde que se inició la invasión el 24 de febrero, las dos partes han celebrado varias rondas de discusiones, la cuarta y última el lunes pasado. El jefe de la delegación rusa se refirió el viernes a un acercamiento de posiciones sobre la cuestión de un estatus neutral para Ucrania –similar al de Suecia y Austria– y a avances en la desmilitarización del país, aunque con “matices” sobre las “garantías de seguridad” requeridas por Ucrania.
Para algunos dirigentes, el fin del conflicto no normalizará la situación internacional de Rusia, objeto de duras sanciones occidentales por la “agresión” contra Ucrania, una exrepública soviética.
El primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que sería un “error” volver a las relaciones normales con Moscú, incluso si cesa la invasión.
Decenas de cuerpos entre los escombros
En el terreno, el ministerio de Defensa ruso informó de la destrucción de centros de radio e inteligencia ucranianos en las afueras de Odesa, en Velikodolinske y Veliki Dalnik.
Ucrania admitió que había perdido “temporalmente” el acceso al mar de Azov, si bien Rusia controla de facto toda la costa desde principios de marzo y mantienen el cerco a la estratégica ciudad portuaria de Mariúpol.
Según un asesor del ministerio del Interior ucraniano, Vadim Denisenko, la situación es “catastrófica” en esa metrópolis. “Se está luchando por Azovstal”, una gran fábrica de acero en las afueras de la ciudad. “Una de las acerías más grandes de Europa se está arruinando de facto”, lamentó.
Las autoridades ucranianas acusaron a la fuerza aérea rusa de bombardear “deliberadamente” el teatro de Mariúpol el miércoles, lo que Rusia ha negado. En un refugio antiaéreo bajo este edificio se encontraban “más de mil” personas, principalmente “mujeres, niños y ancianos”, según informó el ayuntamiento.
Zelenski dijo el viernes que se había rescatado de los escombros a más de 130 supervivientes y precisó que “continúan las operaciones”.
Las familias que han podido huir de la ciudad explicaron que los cadáveres yacían durante días en las calles. “Ya no es Mariúpol, es un infierno”, dijo Tamara Kavunenko, de 58 años.
Invasión de Rusia
El ejército ruso aseguró el viernes que había logrado entrar y combatir en el centro de la ciudad junto a milicias de la “república” separatista prorrusa de Donetsk (en el este de Ucrania).
Las fuerzas rusas también llevaron a cabo el viernes un ataque aéreo en Mikolaiv (sur), matando a decenas de jóvenes oficiales ucranianos en el cuartel general de su brigada.
“No menos de 200 soldados dormían en el cuartel” en el momento del ataque, dijo a la AFP un militar ucraniano en el terreno, Maxim, de 22 años. “Se han recuperado al menos 50 cuerpos, pero no sabemos cuántos están entre los escombros”, agregó.
Según Zelenski, gracias a los corredores humanitarios establecidos en el país, más de 180.000 ucranianos han podido escapar de los combates, incluidas más de 9.000 personas de Mariúpol.
Desde el 24 de febrero, más de 3,2 millones de ucranianos han emprendido el camino del exilio, casi dos tercios de ellos a Polonia, a veces solo una etapa antes de continuar su éxodo.
Con información de AFP