Robusta, la remesa resiste

Robusta, la remesa resiste

Alarman los crecientes embates contra la paz de los trabajadores y sus familias.

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Resumen Automático

18/05/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

En una era cuando el dinero papel se sustituye por sus formas digitales, hay lugares —aún en el mundo desarrollado— donde el cheque, el billete y la moneda físicos conservan su vigencia intacta. Hay motivos particulares, y no todo pasa por los beneficios prácticos de las plataformas tecnológicas. Esto lo vive Waldemar, a quien iniciativas republicanas de persecución contra la remesa del indocumentado, le amenazan su futuro.

Alarman los crecientes embates contra la paz de los trabajadores y sus familias.

Cuando se fue de Guatemala hacia Virginia, cinco años ya, cuenta que trabajaba en un comercio como piloto repartidor. Su natal Salamá es un sitio pequeño. Pero a pesar de ese modesto tamaño, ha crecido notablemente en tiempos recientes. Aun, él recuerda cómo hace ya tanto tiempo su empleador le pagaba el sueldo por medio de un depósito a cuenta. “Nos abrían una cuenta de banco y ahí caía la quincena”. Por eso dice que le sorprendió un poco cuando al llegar a Richmond, a tan solo dos horas de la capital de una nación tan poderosa, vio que el procedimiento para cobrar su trabajo como ayudante electricista sería peculiar. Pero todo el mundo hacía lo mismo.

Así, cuando llega el viernes, a Waldemar le entregan un cheque físico por aproximadamente US$2 mil. Debido a su estado indocumentado, el cheque trae nombre de un ficticio personaje; el documento no se puede depositar en banco. Por tanto, va a su tienda de vecindario, donde otro hispano en el mostrador se lo recibe y le paga el efectivo, por una comisión de US$40. Y estos US$1,960 son los que él pondera semanalmente, entre conservar, o de enviar a su cuenta en Guatemala. En cinco años de estar en estas, me dijo, ha vivido algunos cambios. Los tiempos de pandemia fueron “locos” porque el trabajo era demasiado. Ya ahora, el flujo que envía ha sido más o menos regular.

Él calcula para que en Guatemala reciban US$500. Así que echa unos diez dólares más, de comisión bancaria por la transferencia internacional. Ya en Guatemala la mordida mayor se la lleva el tipo cambiario, que aún castiga fuerte al migrante esforzado. Pero el mercado es competitivo. Fuentes conocedoras coinciden en que el costo de la remesa no supera el 2.5% del total. Y este costo se ha absorbido con cierta comodidad. Hemos pasado desastres naturales, políticas de persecución y cambios económicos. Pero el costo comparado con el beneficio ha propiciado un modelo alrededor de la remesa que, en Guatemala, se ha cuadriplicado en tan solo los últimos 10 años.

Esta sostenibilidad es lo que persiguen facciones del EE. UU. de hoy. Una ley para gravar la remesa en un 5% fracasó esta semana en Washington, pues ni entre republicanos lograron los votos necesarios. Ahora trasciende que surgió otra iniciativa, esta de un 37% sobre las remesas, a los cinco países con más detenciones de indocumentados en su frontera sur. Guatemala, según datos, sería uno de esos cinco. Probablemente este puñetazo tampoco obtendrá respaldo. Pero el movimiento Trump tira alto en algunas pretensiones, aunque luego no se implementen. Pero logra modificar la narrativa colectiva. Es lo que hizo con el derecho de ciudadanía por lugar de nacimiento.

Waldemar se resignaría si le cargaran un 5% a su remesa. “Peores cosas hemos superado”. Pero no es solo el impuesto. Alarman los crecientes embates contra la paz de los trabajadores y sus familias. Embates que él cree, son un show. Los guatemaltecos han dominado el sector de electricistas en la capital de Virginia. “Todos saben aquí —dice él— quiénes somos, dónde estamos”. “Nadie hace nada. Si nos vamos, saben que se va la luz”.