Se valora la improvisación en los imprevistos

Se valora la improvisación en los imprevistos

Cada imprevisto en esta vida tiene su propio perfil y se debe saber cómo manejarlo.

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11/10/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

“Los cambios imprevistos pueden ser oportunidades para encontrar nuevos caminos”. Ciara Molina

Cuando tomamos el debido tiempo en planificar, los imprevistos llegan a ser una simple excepción.

Por norma general, las cosas que se hacen con alguna improvisación poseen la tendencia de ser cuestionadas y uno se pregunta si no hubiera sido mejor tomar el tiempo para planificar con anticipación.

No se puede ignorar que algunas personas, por arriesgar y ser lo suficientemente valientes en tomar riesgos, solucionen muchas cosas y ayuden a muchos que de otra manera estarían en situaciones muy apenadas.

Claro está que las cosas que se hacen como improvisación deben ser la máxima excepción, pero nunca como una forma regular de la vida diaria.

Seguramente, cuando observamos a algunos que siempre hacen las cosas con una clara improvisación, tenemos la natural inclinación de no confiarles proyectos serios y de largo alcance, porque el modo de improvisar le quita seriedad a lo que hacen.

Pero, por el contrario, cuando en algunas de las emergencias de esta vida, aunque el modo de hacerlo sea de una improvisación nos ayuda para salir adelante, se valora y se agradece. Es, sin lugar a duda, que no todos nosotros estamos preparados para poder funcionar en un momento dado, porque no sabemos cómo improvisar y sacar la tarea.

Para dar un ejemplo, si hay una actividad especial y está todo preparado para que se inicie el acto, y el maestro de ceremonia —por alguna razón— tuvo un contratiempo y no ha podido llegar, buscamos a quien tiene la suficiente capacidad y habilidad para poder tomar su lugar y hacer la tarea.

En algunos de estos casos, tenemos personas que están preparadas para darnos el apoyo necesario, pero en otros casos algún voluntario se ofrece y de este modo llegamos a descubrir la capacidad de alguien en quien nunca habíamos pensado.

En nuestras relaciones interpersonales cada uno de nosotros tenemos en nuestra mente identificadas quiénes son las personas que difícilmente improvisan algo, porque son tan disciplinadas y tienen todas las cosas bien calculadas que no necesitan estar improvisando, porque marchan en los planes que tienen trazados y ese es su modo de vida.

Por el contrario, hay quienes difícilmente han tomado el debido tiempo para hacer sus planes y sobre la marcha toman las decisiones. Probablemente no lo hagan mal, pero no pueden abrir nuevos horizontes en sus tareas porque no se tomaron el tiempo de visualizar alternativas y de ellas poder escoger la que es más apropiada y que las favorezca de un modo más productivo.

Es interesante que, en los años formativos en nuestra infancia, nuestros mayores han sido el elemento determinante del cómo podemos manejar las improvisaciones.

En algunos de los casos donde los mayores han sido más que estrictos y han exigido que todo se haga de un modo predeterminado, puede que no sea una ayuda esa formación para el momento en el que hay que improvisar algo. Es como que se paralizara uno y no sabe qué hacer, y en muchos casos tiene que depender de otros para que lo asistan y pueda progresar.

A los mayores les corresponde ayudar a los que les rodean para que se tenga una forma sana en las cosas que se habrán de improvisar y, una vez salvada la situación, quedará como una enseñanza para que la próxima vez se hagan las cosas con una modalidad más prevenida.