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Drogas y drama familiar: Así sorteó Elon Musk la campaña electoral de Trump
Cuando Musk entró en la órbita del presidente Trump, su vida privada se volvió cada vez más tumultuosa y su consumo de drogas fue más intenso de lo que se sabía.
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Mientras Elon Musk se convertía en uno de los aliados más cercanos de Donald Trump el año pasado, encabezando mítines estridentes y donando unos US$275 millones para ayudarle a ganar la presidencia, también consumía drogas con mucha más intensidad de lo que se sabía, según personas familiarizadas con sus actividades.
El consumo de drogas de Musk iba mucho más allá del consumo ocasional. Le dijo a la gente que estaba tomando tanta ketamina, un potente anestésico, que le estaba afectando la vejiga, un efecto conocido del consumo crónico. Tomó éxtasis y hongos psicodélicos. Y viajaba con una caja de medicación diaria que contenía unas 20 pastillas, incluidas unas con las marcas del estimulante Adderall, según una foto de la caja y personas que la han visto.
No está claro si Musk, de 53 años, consumía drogas cuando se convirtió en un elemento fijo de la Casa Blanca este año y recibió el poder para reducir drásticamente la burocracia federal. Pero ha mostrado un comportamiento errático, insultando a miembros del gabinete, gesticulando como un nazi y confundiendo sus respuestas en una entrevista escenificada.
Al mismo tiempo, la vida familiar de Musk se ha vuelto cada vez más tumultuosa, ya que ha negociado relaciones románticas que se solapan y batallas legales privadas que implican a su creciente prole de hijos, según documentos y entrevistas.
El miércoles por la noche, Musk anunció que ponía fin a su etapa en el gobierno, tras lamentar cuánto tiempo había dedicado a la política en lugar de a sus negocios.
Musk y su abogado no respondieron esta semana a las peticiones de comentarios sobre su consumo de drogas y su vida personal. Anteriormente había dicho que le habían recetado ketamina para la depresión y que la tomaba cada dos semanas. Y le dijo a su biógrafo: “Realmente no me gusta consumir drogas ilegales”.
La Casa Blanca no respondió a las preguntas sobre si había pedido a Musk que se sometiera a pruebas de detección de drogas. Como gran contratista del gobierno, su empresa aeroespacial, SpaceX, debe mantener una fuerza de trabajo libre de drogas y administra pruebas de drogas aleatorias a sus empleados. Pero Musk ha sido avisado con antelación de las pruebas, según personas cercanas al proceso. SpaceX no respondió a las preguntas sobre esos avisos.
Musk, quien se unió al círculo íntimo del presidente tras amasar una gran fortuna con coches, satélites y cohetes, es conocido desde hace tiempo por sus declaraciones grandilocuentes y su personalidad voluble. Sus partidarios lo ven como un genio excéntrico cuyo estilo de gestión de “tala y quema” es la clave de su éxito.
Pero el año pasado, cuando saltó a la escena política, algunas personas que lo conocían se preocuparon por su frecuente consumo de drogas, sus cambios de humor y su fijación por tener más hijos. Este relato de su comportamiento se basa en mensajes privados obtenidos por The New York Times, así como en entrevistas con más de una decena de personas que lo han conocido o han trabajado con él.
Este año, algunos de sus amigos de toda la vida han renegado de él, señalando algunas de sus conductas públicas.
“Elon ha sobrepasado cada vez más los límites de su mal comportamiento”, dijo Philip Low, neurocientífico y antiguo amigo de Musk, quien lo criticó por su gesto de tipo nazi en un mitin.
Y algunas mujeres están desafiando a Musk por el control de sus hijos.
Una de sus antiguas parejas, Claire Boucher, la música conocida como Grimes, se ha peleado con Musk por su hijo de 5 años, conocido como X. Musk está muy apegado al niño, lo lleva al Despacho Oval y a reuniones de alto nivel que se transmiten a todo el mundo.
Boucher se ha quejado en privado de que las apariciones violan un acuerdo de custodia en el que ella y Musk acordaron tratar de mantener a sus hijos fuera del ojo público, según personas familiarizadas con sus preocupaciones y la orden, de la que no se había informado anteriormente. Ella ha dicho que le preocupa la seguridad del niño y que los frecuentes viajes y la privación de sueño están perjudicando su salud.
Otra madre, la escritora de derecha Ashley St. Clair, reveló en febrero que mantenía una relación secreta con Musk y que había dado a luz a su decimocuarto hijo conocido. Musk le ofreció una cuantiosa indemnización para mantener oculta su paternidad, pero ella se negó. Musk solicitó una orden de silencio en Nueva York para obligar a St. Clair a dejar de hablar públicamente, según dijo ella en una entrevista.
Un hábito de ketamina
Musk ha descrito algunos de sus problemas de salud mental en entrevistas y en las redes sociales, diciendo en una publicación que ha sentido “grandes subidas, terribles bajadas y un estrés implacable”. Ha rechazado la terapia tradicional y los antidepresivos.
Juega videojuegos durante horas. Batalla con atracones de comida, según personas familiarizadas con sus hábitos, y toma medicación para perder peso. Y publica día y noche en su plataforma de redes sociales, X.
Musk tiene un historial de consumo de drogas recreativas, según informó el año pasado The Wall Street Journal. Algunos miembros del consejo de Tesla, su empresa de vehículos eléctricos, se han preocupado por su consumo de drogas, incluido el Ambien, un medicamento para dormir.
En una entrevista realizada en marzo de 2024, el periodista Don Lemon lo presionó sobre su consumo de drogas. Musk dijo que solo tomaba “una pequeña cantidad” de ketamina, aproximadamente una vez cada dos semanas, como tratamiento prescrito para los estados de ánimo negativos.
“Si consumes demasiada ketamina, no puedes trabajar, y yo tengo mucho trabajo”, dijo.
En realidad había desarrollado un hábito mucho más grave, según descubrió el Times.
Musk consumía ketamina con frecuencia, a veces a diario, y la mezclaba con otras drogas, según personas familiarizadas con su consumo. La línea entre el uso médico y el recreativo era borrosa, lo que preocupaba a algunas personas cercanas a él.
También consumió éxtasis y hongos psicodélicos en reuniones privadas celebradas en Estados Unidos y al menos en otro país, según quienes asistieron a esos actos.
La Administración de Alimentos y Medicamentos ha aprobado formalmente el uso de la ketamina solo como anestésico en procedimientos médicos. Los médicos con una licencia especial pueden recetarla para trastornos psiquiátricos como la depresión. Pero la agencia ha advertido sobre sus riesgos, que se pusieron de manifiesto tras la muerte del actor Matthew Perry. La droga tiene propiedades psicodélicas y puede provocar disociación de la realidad. Su consumo crónico puede provocar adicción y problemas de dolor y control de la vejiga.
En la primavera del año pasado, Musk estaba incrementando sus críticas al presidente Joseph R. Biden Jr., en particular a sus políticas sobre inmigración ilegal e iniciativas de diversidad.
Musk también se enfrentaba a investigaciones federales sobre sus negocios. Los reguladores estaban investigando los accidentes de los coches autoconducidos de Tesla y las acusaciones de racismo en sus fábricas, entre otras quejas.
“Hay al menos media decena de iniciativas de importancia para acabar conmigo”, escribió en un mensaje de texto a una persona cercana el pasado mayo. “El gobierno de Biden me considera la amenaza número 2 después de Trump”.
“No puedo ser presidente, pero puedo ayudar a Trump a derrotar a Biden y lo haré”, añadió.
En julio apoyó públicamente a Trump.
Por aquel entonces, Musk dijo a la gente que su consumo de ketamina le estaba causando problemas de vejiga, según personas familiarizadas con las conversaciones.
El 5 de octubre, apareció por primera vez con Trump en un mitin, dando saltos alrededor del candidato. Esa noche, Musk compartió su entusiasmo con una persona cercana. “Me siento más optimista después de esta noche”, escribió en un mensaje de texto. “Mañana desencadenaremos la anomalía en la matrix”.
“Esto no es algo que esté en el tablero de ajedrez, así que se sorprenderán bastante”, añadió Musk una hora después. “‘Láseres’ desde el espacio”.
Tras la victoria de Trump, Musk alquiló una cabaña en Mar-a-Lago, el complejo turístico del presidente electo en Florida, para colaborar en la transición. Musk asistió a reuniones de personal y participó en llamadas telefónicas con líderes extranjeros. Y elaboró planes para reformar el gobierno federal bajo el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Secretos familiares
Musk también ha estado haciendo malabarismos con las desordenadas consecuencias de sus esfuerzos por producir más bebés.
En 2022, Musk, que se ha casado y divorciado tres veces, había tenido seis hijos en su primer matrimonio (incluido uno que murió en la infancia), así como dos con Boucher. Ella le dijo a la gente que creía que mantenían una relación monógama y que estaban formando una familia juntos.
Pero cuando una madre de alquiler estaba embarazada de su tercer hijo, Boucher se enfureció al descubrir que Musk había engendrado gemelos recientemente con Shivon Zilis, ejecutivo de su empresa de implantes cerebrales, Neuralink, según personas familiarizadas con la situación.
Por aquel entonces, Musk estaba haciendo sonar la alarma de que el descenso de la natalidad en el mundo conduciría al fin de la civilización, animando públicamente a la gente a tener hijos y donando 10 millones de dólares a una iniciativa de investigación sobre el crecimiento de la población.
En privado, pasaba tiempo con Simone y Malcolm Collins, figuras destacadas del emergente movimiento pronatalista, e instaba a sus amigos ricos a tener tantos hijos como fuera posible. Creía que el mundo necesitaba más gente inteligente, según personas al corriente de las conversaciones.
Collins declinó hacer comentarios sobre su relación con Musk, pero dijo: “Elon es una de las personas que se toman en serio esta causa”.
Incluso cuando Musk tuvo más hijos, favoreció a su hijo X. En otoño de 2022, durante un periodo en el que él y Boucher habían roto, empezó a viajar con el niño durante días seguidos, a menudo sin avisar con antelación, según personas familiarizadas con sus acciones.
Boucher se reconcilió con Musk, solo para llevarse otra desagradable sorpresa. En agosto de 2023, se enteró de que Zilis esperaba un tercer hijo con Musk por gestación subrogada y estaba embarazada del cuarto.
Boucher y Musk iniciaron una polémica batalla por la custodia, durante la cual Musk se quedó con X durante meses. Finalmente firmaron el acuerdo de custodia compartida que especificaba mantener a sus hijos fuera de los focos.
A mediados de 2023, sin que Boucher ni Zilis lo supieran, Musk había iniciado una relación sentimental con la escritora St. Clair, quien vive en Nueva York.
St. Clair dijo en una entrevista que, al principio, Musk le dijo que no salía con nadie más. Pero cuando ella estaba embarazada de unos seis meses, él reconoció que mantenía una relación sentimental con Zilis, quien pasó a convertirse en un elemento más visible en la vida de Musk.
St. Clair dijo que Musk le dijo que había tenido hijos en todo el mundo, incluido uno con una estrella del pop japonesa. Dijo que estaría dispuesto a dar su esperma a quien quisiera tener un hijo.
“Hizo que pareciera que se trataba solo de altruismo y que, en general, creía que esas personas debían tener hijos”, dijo St. Clair.
St. Clair dijo que, cuando estaba en la sala de partos dando a luz en septiembre, Musk le dijo, a través de mensajes de Signal que desaparecían, que quería mantener en secreto su paternidad y su relación.
La noche de las elecciones, St. Clair y Musk fueron a Mar-a-Lago para celebrar la victoria de Trump. Pero ella tuvo que fingir que apenas le conocía, dijo.
Él le ofreció US$15 millones y US$100 mil al mes hasta que su hijo cumpliera 21 años, a cambio de su silencio, según documentos revisados por el Times y de los que informó primero el Journal. Pero ella no quería que se ocultara la paternidad de su hijo.
Tras hacerlo público en febrero, adelantándose a un artículo de la prensa sensacionalista, demandó a Musk para que reconociera la paternidad y, más tarde, para obtener una pensión alimenticia de emergencia.
Musk solicitó una orden de silencio, alegando que cualquier publicidad relacionada con el niño, o comentarios de St. Clair sobre su experiencia, supondría un riesgo para la seguridad del niño.
“No siento ninguna simpatía por este comportamiento“
Algunos de los antiguos amigos de Musk han expresado su preocupación por lo que consideran un comportamiento público tóxico.
En un boletín de enero en el que explicaba por qué había terminado su amistad, Sam Harris, intelectual público, escribió que Musk había utilizado su plataforma en las redes sociales para difamar a la gente y promover mentiras.
“Hay algo que falla gravemente en su brújula moral, si no en su percepción de la realidad”, escribió Harris.
Ese mismo mes, en un acto de toma de posesión de Trump, Musk se golpeó el pecho y levantó la mano en diagonal, como en un saludo fascista. “Mi corazón está con ustedes”, le dijo a la multitud. “Gracias a ustedes el futuro de la civilización está asegurado”.
Musk desestimó la consiguiente protesta pública, diciendo que había hecho un “gesto positivo”.
Low, quien es director ejecutivo de NeuroVigil, una empresa de neurotecnología, se sintió indignado por la actuación. Le escribió a Musk un áspero correo electrónico, compartido con el Times, en el que lo maldecía “por hacer el saludo nazi”.
Cuando Musk no respondió al mensaje, Low publicó su preocupación en las redes sociales. “No siento ninguna simpatía por este comportamiento”, escribió en Facebook, refiriéndose tanto al gesto como a otros comportamientos. “En algún momento, después de haberme enfrentado a ello repetidamente en privado, creo que lo ético es hablar claro, enérgicamente y sin pedir disculpas”.
Al mes siguiente, Musk volvió a encontrarse bajo escrutinio, esta vez por una aparición en la Conferencia de Acción Política Conservadora, a las afueras de Washington.
Al subir al escenario, uno de sus aliados políticos, Javier Milei, presidente de Argentina, le entregó una motosierra. “¡Esta es la motosierra de la burocracia!”, gritó Musk a la enfervorizada multitud.
Algunos organizadores de la conferencia le dijeron al Times que no notaron nada fuera de lo normal en su comportamiento entre bastidores. Pero durante una entrevista en el escenario, habló entre tartamudeos y risas, con las gafas de sol puestas. Los videos se hicieron virales y muchos espectadores especularon sobre un posible consumo de drogas.
