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Aborto: debates sobre sus contenidos Vida humana y personalidad
Partamos de una pregunta de todos ¿es el aborto privación de la vida humana? En base a lo planteado en el artículo anterior cabe en este explorar tres temas relacionados con el aborto que son fundamentales en una reflexión: Vida humana, personalidad y conciencia humana. Vida Humana: cuándo empieza Claramente la vida está presente como […]
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Partamos de una pregunta de todos ¿es el aborto privación de la vida humana?
En base a lo planteado en el artículo anterior cabe en este explorar tres temas relacionados con el aborto que son fundamentales en una reflexión: Vida humana, personalidad y conciencia humana.
Vida Humana: cuándo empieza
Claramente la vida está presente como entidad biológica desde el inicio de la concepción: desde que el espermatozoide se une al óvulo empieza una vida y cuando se implante en el útero su viabilidad es de lo más posible. Pero la connotación de humana de esa vida, esa es la discusión central entre provitalistas y los que reciben el nombre de proelección que son los a favor del aborto, se llamen científicos, filósofos, religiosos o gente común. Los provitalistas hablan de que el calificativo humano, va implícito en la fusión óvulo espermatozoide y entonces la vida humana comienza desde la unión celular no como intención sino realidad. Los proelección, afirman lo contrario.
Conociendo un poco de provitalistas y proelección
Entre los Proelección hay extremos desde los que dicen que más vale no nacer, entre los que sobresale el filósofo sudafricano David Benatar. Él ha escrito un libro al respecto: Better Never to Have Been: The Harm of Coming into Existence y la idea central de su texto descansa en que es moralmente incorrecto procrear por el simple hecho de que existir es un daño. Basa su argumento, en el conocido como el de la asimetría y fundándose en ello, sostiene que: “existe una asimetría entre el dolor y el placer. La ausencia de dolor es buena, incluso si no hay nadie para experimentarla. Sin embargo, la ausencia de placer no es mala, a menos que alguien exista para ser privado de él. Al traer a alguien a la existencia, le impones inevitablemente sufrimiento, lo cual es un daño. En contraste, no traer a alguien a la existencia no es un daño, ya que no hay nadie que sea privado de placer. Por lo tanto, el no existir es siempre preferible”. Refuerza ese argumento con otro que dicta: “la mayoría de las personas sobreestiman la calidad de sus vidas debido a sesgos cognitivos que tienen un origen evolutivo. Tendemos a subestimar el sufrimiento, a adaptarnos a condiciones desfavorables y comparar nuestras vidas con las de otros que están peor. Estos sesgos nos impiden ver que nuestras vidas, en general, contienen más dolor que placer, y que la existencia en sí misma es un mal”. Difícil de digerir esos razonamientos, pero ahí están.
En una posición más reciente muchos Proelección construyen su argumento fundándose en la distinción entre un ser humano (algo biológico) y una persona. Michael Tooley y Mary Anne Warren son algunos de ellos y argumentan que: “no es suficiente ser un miembro de la especie humana para tener un derecho a la vida”. Sostienen que solo una «persona» (un ser con autoconsciencia, racionalidad, y capacidad para experimentar deseos y un futuro) tiene este derecho. Bajo esta visión, un feto no se considera una persona.
Quizá sobre el tema Proelección, usted el que conoce mejor es el relacionado con Derechos de la mujer: Filósofos como Judith Jarvis Thomson, de la que hablé en el artículo anterior, han argumentado después del ensayo de ella «A Defense of Abortion» que, incluso si se acepta que un feto tiene derecho a la vida, el derecho de una mujer a decidir sobre su propio cuerpo puede tener más peso.
Hay algo que es bueno de reconocer. En el artículo anterior, al exponer el caso de Arjona como ejemplo, en su argumento hay dos conceptos que resultan diferentes y que hay que distinguir: una cosa es «matar» y otra «dejar morir«: El argumento de nuestra analogía de Arjona, se basa en la idea de que desconectarse de Arjona que tuvo a bien el donante secuestrado no es un acto de asesinato, sino una negativa a proporcionar un soporte vital que no se tiene la obligación de dar. Algunos defensores proelección, aplican esta distinción al aborto, argumentando que la interrupción del embarazo es una negación del acceso al cuerpo de la mujer, no un acto de asesinato directo del feto. Entonces el argumento de este grupo se vuelve algo como esto: “si bien puede ser moralmente «bueno» o «generoso» llevar un embarazo a término, no es una obligación moral estricta”. Los y las seguidoras de Thomson enfatizan esta distinción, señalando que los actos supererogatorios (acciones que son admirables, pero no obligatorias) no pueden ser exigidos por ley ni moralmente impuestos. La decisión de llevar un embarazo a término se presenta como una elección personal y heroica, no un deber. En resumen, los proelección profundizan en las complejas nociones de autonomía corporal, derechos y obligaciones morales, buscando demostrar que el derecho a la vida del feto, no anula el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.
VIDA, PERSONA Y HUMANO ¿SE PUEDEN UNIR?
Creo que dentro de todos los saberes humanos científicos, filosóficos y religiosos hay puntos de vista al respecto de cada uno de esos conceptos. Acá voy a trabajar el tema al respecto, con el pensamiento con tres grupos. El primero de ellos formado por dos biólogos uno de ellos incluso médico, el segundo por una filósofa teóloga y un tercero con un físico. Todos dignos representantes en el tema de mucho renombre mundial. Veamos que aportan al tema cada uno.
- Lo que nos dice el biólogo Maturana
1.2 Sobre ser vivo
Para Humberto Maturana, un ser vivo es un organismo que mantiene su organización y funcionamiento a través de procesos internos de autopoiesis. La autopoiesis es un concepto central en su visión, y se refiere a la capacidad de un sistema, considerado un sistema desde una célula hasta el hombre, de producir y mantener sus propios componentes y estructura en interacción con su entorno.
En términos simples, un ser vivo es aquel que se autoproduce y se mantiene a sí mismo, mediante procesos internos que le permiten seguir existiendo y evolucionar como una unidad coherente. No es solo una cuestión de tener vida biológica, sino de tener una organización que se sostiene a través de la interacción continua entre sus partes y con su ambiente. Bajo el concepto de vida de Maturana, algunos autores solicitan que hay que olvidarse de conceptualizar a fetos y embriones como dos comilones y a la madre como un almacén de energía y ¡ya!. Entre ellos hay una constante interacción de formación organización y creación. Por ejemplo y como señala Maturana, los seres vivos no son simplemente máquinas o conjuntos de órganos; son sistemas cerrados en cuanto a su organización, aunque abiertos en cuanto a intercambio de energía y materia con el entorno. Esta apertura permite que puedan adaptarse y mantenerse vivos en diferentes condiciones y etapas.
En resumen, para Humberto Maturana, un ser vivo es un sistema autopoiético que se mantiene a sí mismo mediante procesos internos de producción y mantenimiento de su organización, en constante interacción con su entorno. El embrión y el feto en todas sus fases, son claramente seres vivos, ya que cumplen con la condición de autopoiesis. Son sistemas autopoiéticos en proceso de desarrollo, manteniendo su organización interna a través de procesos biológicos y en interacción con su entorno.
1.2 Persona
Para Maturana, la condición de persona no se define únicamente por la existencia biológica o por estar en una etapa del desarrollo. La «persona» surge en el proceso de relación, comunicación y convivencia. Es decir, la condición de persona está relacionada con la capacidad de relacionarse, comunicarse y participar en una comunidad. ¿Es un embrión o un feto una persona? Desde un punto de vista biológico, sí, son seres humanos en tanto que pertenecen a la especie Homo sapiens arrollo. Desde una perspectiva relacional y comunicativa, que es central en Maturana, el reconocimiento pleno como «persona» se desarrolla a medida que el ser humano crece y establece relaciones sociales y comunicativas. Por lo tanto, un embrión o un feto no sería considerado todavía una «persona» plena vivencial en ese sentido, pero no se puede ignorar que esos nueve meses intrauterinos, son un tiempo de formación de la persona.
Entonces, el ser persona no es una condición, es un proceso de construcción permanente y a lo largo de la vida. Bajo este aspecto persona es tan evolutivo como humano.
- Lo que nos dice el biólogo Varela
2.1 sobre ser vivo
Para Francisco Varela, la vida humana no es un simple fenómeno biológico o un conjunto de procesos mecánicos. Su visión, basada en la enacción, la autopoiesis y la fenomenología, concibe la vida humana como un proceso dinámico, autoorganizado y fundamentalmente relacional.
Varela rechazaba la idea de que la vida, y por lo tanto el ser humano, sea un «receptor» pasivo de información del mundo exterior. En su lugar, la vida es un proceso activo y generativo. No es in proceso inactivo y encarnado. A su vez, cuando hablaba de la vida humana decía que consistía en un proceso de «enacción» o «traer a la mano» un mundo ya que la cognición no es una representación pasiva del mundo, sino que es el resultado de la acción del organismo en su entorno y a eso llamaba enacción. En otras palabras, no descubrimos un mundo preexistente, sino que lo concretamos a través de nuestras acciones, percepciones y movimientos corporales. La cognición y la vida no son un espejo de la realidad, sino un acto de invención continua. Finalmente, Cognición Encarnada: La mente y el cuerpo no están separados. El pensamiento y la conciencia están intrínsecamente ligados a nuestra forma de ser en el mundo a través del cuerpo. Somos seres cognitivos encarnados; nuestra vida, nuestras decisiones y nuestra conciencia emergen de la interacción de nuestro cuerpo con el medio físico y social.
Varela, junto a Humberto Maturana, desarrolló el concepto de autopoiesis para definir la vida. Bajo ese aspecto, la Vida puede ser vista como red: la vida de un ser humano no se basa en reglas externas, sino en la organización interna de redes neuronales y biológicas que generan su propio «círculo virtuoso» de existencia. Este proceso es lo que permite la emergencia de la conciencia y la identidad.
2.2 la persona
Para Varela, la vida humana se realiza plenamente a través de la interacción social. Aunque la autopoiesis enfatiza la autonomía, Varela también destacó que la vida humana está fundamentalmente vinculada a otros vínculos sociales. La conciencia y la identidad emergen a través del acoplamiento estructural con otros seres vivos, especialmente a través del lenguaje y la comunicación. Vivir es convivir. La identidad personal surge del funcionamiento interno del sistema vivo. Resulta para él calve que la autopoiesis y la percepción activa; el yo o la subjetividad emergen de los procesos internos del organismo que interactúa con su entorno y es indudable que desde que se fecunda un huevo este como ser vivo está teniendo relación con su entorno. Dentro de ese proceso se conjugan las dimensiones biológica, cognitiva y fenomenológica; el proceso de autoconciencia que emerge del funcionamiento interno del sistema.
En resumen, para Francisco Varela, la vida humana es un proceso dinámico de creación activa, donde el cuerpo, la mente y el entorno se entrelazan en una danza continua de interacciones. No somos observadores pasivos, sino cocreadores del mundo en el que vivimos.
Reuniendo a Maturana y Varela
Es claro entonces, que estos dos biólogos filósofos, no en todo convergen y dan igual importancia veamos resumidas las características conceptuales de Maturana y Varela:

Hay dos cosas claras aquí:
El conocimiento biológico es inherente a los seres vivos como resultado de su evolución y estructura física; es fundamentalmente instintivo y automático.
El conocimiento humano es una construcción cultural y cognitiva que permite a las personas comprender su mundo de manera consciente y reflexiva.
En conclusión: El conocimiento biológico proporciona las bases para la supervivencia mediante respuestas automáticas. El conocimiento humano amplía esas bases con capacidades conscientes para aprender, crear e innovar.
Luego la formación de la persona humana es un proceso de construcción de capacidades conscientes para aprender, crear e innovar.
- Edith Stein se lanza a la palestra
Esta vez hablamos de una filósofa y teóloga
3.1 La persona humana
persona humana es una unidad completa e indivisible de cuerpo, alma y espíritu. Su visión, influenciada por la fenomenología de su maestro Edmund Husserl y el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, se enfoca en cómo se forma y se define esta unidad.
Para Stein, lo humano se distingue de otros seres vivos por ser una unidad tripartita. Unidad que es más que la suma de sus partes. Cuerpo: No es solo un objeto físico, sino que es parte integral de la persona. El cuerpo expresa y hace visible la vida interior del alma y el espíritu a la vez que el mundo exterior. No es una prisión para el alma (como pensaban algunos filósofos), sino su forma esencial. Alma: Es el principio vital que anima y organiza el cuerpo. A través del alma, sentimos, experimentamos emociones y vivimos nuestra vida interior. Espíritu: Es la dimensión más elevada y la que nos diferencia. El espíritu es el asiento de la libertad, la conciencia, la razón y la voluntad. Es la capacidad de trascender lo meramente material y de relacionarse con la verdad, la bondad y con los demás.
En el aspecto de persona ¿Qué y cómo se forma? Stein considera que ser persona es ser libre y espiritual. La persona no es un ser estático, sino que está en constante formación a lo largo de su vida. Este proceso se da a través de: La acción del «yo»: El «yo» consciente y libre es el núcleo de la persona. A través de la voluntad y la acción, la persona se va construyendo a sí misma. No somos simplemente el resultado de la materia, sino que tenemos la capacidad de moldearnos. La empatía: Para Stein, la empatía es clave para la formación de la persona. No solo es la capacidad de sentir lo que siente otro, sino de comprender su experiencia vital como si fuera propia. A través de la empatía, reconocemos al otro como un «yo» igual que nosotros, lo que nos permite salir de nosotros mismos y formar comunidad. La persona se realiza en relación con los demás. La apertura a la trascendencia: Para Stein, la persona está intrínsecamente orientada a Dios. La formación plena de la persona se alcanza cuando esta se abre a la gracia divina y busca su sentido en una relación con lo trascendente.
En resumen, Edith Stein ve a la persona como una unidad dinámica, que se construye a sí misma a través de sus actos libres, se realiza en relación con los demás y encuentra su sentido más profundo en la apertura a un propósito mayor.
- Un físico también opina: Fritjof Capra
4.1 persona humana
Fritjof Capra es un físico teórico, presenta una visión de la persona humana que se aleja del mecanicismo tradicional y se inscribe dentro de un pensar que incluye el paradigma ecológico y sistémico. Su pensamiento, plasmado en obras como La trama de la vida, concibe al ser humano no como un ente aislado, sino como un sistema vivo dentro de una red más grande de la vida.
Para Capra, la persona es un organismo cognitivo cuya mente no es una entidad separada del cuerpo, sino el proceso de la vida misma. La mente –afirma no está confinada al cerebro. Es una actividad inherente a todos los sistemas vivos, desde una célula hasta el cuerpo humano. La cognición es la actividad de crear y dar sentido al mundo, una cualidad fundamental de la vida. Rechaza la visión cartesiana que separa el cuerpo de la mente. Para Capra, pensamos no solo con el cerebro, sino con todo el cuerpo. Nuestras emociones, sensaciones y movimientos corporales son parte integral de nuestros procesos cognitivos y de nuestra inteligencia.
Entonces, el desarrollo de la persona no es un proceso lineal o competitivo, sino un proceso de autoorganización y cooperación dentro de una red de vida. En consecuencia, el ser humano no se forma en aislamiento. Su desarrollo depende de su interacción constante con otros sistemas vivos, ya sean humanos o el entorno natural. La persona es una hebra en el gran tejido de la vida, interconectada e interdependiente. A diferencia de la visión tradicional de la evolución como una lucha por la supervivencia Capra la ve como una evolución creativa. Capra la entiende como una danza cooperativa donde la creatividad y la novedad son las fuerzas impulsoras. La persona se desarrolla al adaptarse y prestar atención y de forma profunda a lo que sucede alrededor.