Entendiendo el nuevo papel del Ejército de Guatemala

Entendiendo el nuevo papel del Ejército de Guatemala

  Problema: Siempre se ha dicho que el papel del Ejército, a partir de 1985, no quedó del todo claro en la Constitución Política de la República. Recordemos que, tras el trágico Conflicto Armado Interno que nos tocó vivir, surgió todo un movimiento orientado a debilitar o incluso desaparecer al Ejército. Los Acuerdos de Paz impulsaron, […]

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Resumen Automático

03/07/2025 08:58
Fuente: La Hora 

Problema: Siempre se ha dicho que el papel del Ejército, a partir de 1985, no quedó del todo claro en la Constitución Política de la República. Recordemos que, tras el trágico Conflicto Armado Interno que nos tocó vivir, surgió todo un movimiento orientado a debilitar o incluso desaparecer al Ejército. Los Acuerdos de Paz impulsaron, entre otras cosas, la reducción de efectivos y el replanteamiento del rol castrense.

Para algunos, el Ejército no debería existir y ese presupuesto debería destinarse a educación o desarrollo. Pero la realidad es otra: hoy, el Ejército de Guatemala se ha convertido en la única institución encargada de proteger nuestras fronteras. Lo que antes sonaba casi ridículo —porque nadie pensaba en una posible invasión—, hoy resulta una necesidad innegable. Sobran los motivos para resguardar nuestras fronteras.

El Ejército, además de haberse reducido en número de efectivos y haber visto recortado su presupuesto de forma significativa, hasta hace poco seguía en la lista de países a los que el gobierno de Estados Unidos no podía vender armamento. Esto, como consecuencia de su condena internacional como violador de los derechos humanos, herencia directa del enfrentamiento interno que jamás debemos repetir en Guatemala.

¿Qué pasado? El Ejército de Guatemala sigue enfrentando serios problemas que aún no ha logrado superar, aunque algunos gobiernos han trabajado de la mano con esta institución. Durante el gobierno del presidente Álvaro Colom, desde el Congreso de la República se le brindó cierto apoyo, lo cual fue reconocido por la institución con homenajes formales en aquella época. Posteriormente, Otto Pérez Molina, como General en situación de retiro, también respaldó al Ejército. Ya en el Gobierno de Alejandro Giammattei, la institución jugó un papel relevante durante la pandemia. Sin embargo, ahora, bajo la administración del Presidente Bernardo Arévalo, su rol adquiere una dimensión que merece ser analizada con mayor detenimiento.

Desde hace algunos años, el Ejército ha venido trabajando intensamente en el combate al narcotráfico, particularmente en el resguardo de las fronteras. Un tema que volvió a generar preocupación hace algunos días, tras los incidentes ocurridos en La Mesilla, frontera con México. Otros gobiernos han utilizado al Ejército para apoyar a la Policía Nacional Civil en materia de seguridad, sobre todo porque el armamento y la capacidad logística del Ejército son muy superiores a los de la Policía.

Además, se ha empezado a hablar, con cierta expectativa, de un Ejército distinto, con mejores niveles de formación y capacitación. Gracias a reformas en su normativa interna, los ascensos ya no dependen únicamente del tiempo de servicio, sino también de la formación académica y las especializaciones, muchas de ellas obtenidas en universidades privadas e incluso en el extranjero. Este gobierno ha abierto aún más las puertas para que oficiales guatemaltecos se capaciten en países europeos y nórdicos, donde, hasta hace poco, ni siquiera querían dialogar con ellos.

El Presidente Arévalo siempre ha mostrado un interés particular en el tema del Ejército. No solo lo ha estudiado y analizado, sino que ha escrito al respecto, otorgándole un peso singular en su agenda. Durante su gestión ha dejado claro que, si algo tiene por seguro, es que los golpes de Estado quedaron en el pasado. No solo porque la Constitución Política de la República se redactó de manera que los vuelve prácticamente imposibles, sino porque el propio Ejército respalda el Sistema Republicano, la democracia participativa y reconoce al Presidente como su Comandante General, subordinándose plenamente al poder civil.

NO SE VALE que no acepten mi invitación para ver el capítulo de esta semana de Roberto Alejos-Podcast, donde tuve la oportunidad de entrevistar al Ministro de la Defensa. Sin tapujos, habló sobre el nuevo Convenio con Estados Unidos en materia portuaria, los planes relacionados con el ferrocarril, el Metro de la ciudad y otros proyectos vinculados al acuerdo firmado con el Cuerpo de Ingenieros del Comando Sur.

También conversamos sobre la estructura de jerarquías y los procesos de ascenso dentro del Ejército, el papel de la mujer en la institución, la renovada relación con Estados Unidos y Europa, y el complejo desafío que representa la seguridad nacional frente al narcotráfico y el resguardo de las fronteras. Además, abordamos el tema del presupuesto, que ha venido en aumento para la institución.

YA ES HORA de que unifiquemos criterios sobre cuál debe ser el papel del Ejército en estos tiempos. En un Estado Republicano, las instituciones son la base de todo el funcionamiento del quehacer público. Debemos fortalecerlas y tener claro el rol que cada una juega, especialmente el Ejército. Y, como ya he mencionado antes, urge retomar el diálogo y la negociación entre las élites del país, incluidos los secretarios generales de los partidos políticos, para buscar lo que nos une, en lugar de seguir confrontándonos por lo que nos divide.

Que nos duela la situación del país, en materia de seguridad, desarrollo e infraestructura. Solo así podremos motivarnos a participar activamente en el quehacer político de la nación.