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Construir paz y esperanza ¿rezando el santo Rosario?
Que desde sus muchos santuarios chapines, la Patrona de Guatemala peregrine con todos en la construcción orante de la paz y la esperanza.
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Avanza el mes de octubre, de mucho significado para los guatemaltecos como “tiempo de oración a Dios por María, la Reina del Rosario”. Mes “rosarino” del cual el Papa León XIV ya indicó la intención especial: “Por la paz en un mundo en guerras, por una paz desarmada y que desarma” (28.09.2025).
Las urgencias latinoamericanas son la intención de tantos millones de rosarios por los migrantes agredidos.
Es que la oración cristiana no es una “separación de las realidades del mundo”, sino su elevación hacia Dios: no porque el compromiso social cristiano no sea una fuerza capaz de “hacer algo efectivo”, sino porque al prescindir de Dios ningún intento logra una paz auténtica y dignificante de todos los seres humanos.
A los 10 años de la encíclica Laudato si’, del Papa Francisco, junto al Papa León XIV muchos reconocen los esfuerzos y alcance por el cuidado de la creación con no solo en las palabras, sino con espiritual (A. Schwarzenegger, nada menos, en dicha ocasión: Roma: 01.10.2025).
Hay una doble perspectiva en la oración cristiana —y cuanto más en la del Rosario—: 1) La oración “no cambia a Dios” en cuenta. Él ya es bueno y justo, es el Dios de la Paz (Salmo 91). La oración cambia los corazones y los enfoca hacia la verdad más humana: ser imagen de Dios, punto referencial para todas las decisiones políticas, económicas, etc., hasta de aquellas que parecen querer delegarse a la IA, sabiendo que un algoritmo puede hacer mucho, pero no “orar” y salir de sí mismo y “pensar y sentir” hacia el Otro con mayúscula. 2) El santo Rosario es una oración “mariana”, y por ello va hacia ella, pero como medio intercesor hacia Dios: el rosario tiene rostro mariano, pero su centro es Cristo” (San Juan Pablo II, carta “El Rosario de la Virgen María”). Con ella, se contemplan los misterios de autor de la paz entre Dios y los hombres por su misterio pascual; se contempla al que es “esperanza que no falla” (Romanos 5, 5: Papa Francisco Carta sobre el Jubileo 2025).
Por ello, mientras Santa Bernardita, en la gruta de Lourdes, oraba el rosario, la “hermosa Señora” iba pasando las cuentas entre sus dedos, pero no recitaba las avemarías.
Al ser todos los países de América Latina tan marianos —se vean sus patronas nacionales—, las duras realidades del mundo entero y las urgencias latinoamericanas son la intención de tantos millones de rosarios orados por los migrantes agredidos en muchos casos, por la dura realidad del narcotráfico y su penetración en los gobiernos en dictaduras depredadoras, por el cáncer de la corrupción administrativa, por el aumento de las pandillas criminales, pero también por la creciente indiferencia de un compromiso personal, familiar y social a fondo con la dignidad de la persona humana, “tanto al nacer como al morir, pero en todo el arco de la existencia”.
Otra intención clara del santo Rosario: iluminar las sombras del crimen del aborto, cuya promoción sigue viva, así como crear las oportunidades que eviten la fuga de jóvenes, su misma alienación en el consumismo y la fatal caída de natalidad que ya toca las puertas de Guatemala.
Y una condición en su rezo: “Unir vida y lengua, corazón y palabras, voz y conciencia, sin caer en disonancias” (Papa León XIV, 31.05.2025). Que desde sus muchos santuarios chapines, la Patrona de Guatemala peregrine con todos en la construcción orante de la paz y la esperanza.