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El mensaje de un rey que inspira paz y reconciliación
Un mensaje que trasciende fronteras y une a pueblos que habían entrado en conflicto.
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Cada vez que he visitado Marruecos, he sentido el calor y la hermandad de un pueblo profundamente unido por su historia, su fe y su amor por su tierra. Recibir el discurso del rey Mohamed VI de Marruecos ha sido para mí un honor profundo. Haber estado en ese país en varias ocasiones y haber sido recibida siempre como una hermana me permite comprender de cerca la grandeza de su gente y la visión de su monarca. Su mensaje reciente al mundo no solo refleja sabiduría política, sino también una voluntad genuina de reconciliación y paz.
El rey subrayó que más de dos tercios de los Estados miembros de la ONU apoyan esta visión.
Hoy me honra compartir con ustedes un resumen del reciente discurso de su majestad el rey Mohamed VI, pronunciado con motivo de la aprobación de la resolución del Consejo de Seguridad el viernes 31 de octubre, un mensaje que marca un antes y un después en la historia contemporánea del Reino.
Con palabras cargadas de esperanza y determinación, el monarca declaró que Marruecos ha entrado en “una nueva conquista”: la consolidación definitiva de la marroquinidad del Sáhara. Tras medio siglo de sacrificios, el país celebra una victoria moral y política, respaldada por la más reciente resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que reconoce el plan de autonomía como la única vía realista y duradera para resolver este conflicto.
El rey subrayó que más de dos tercios de los Estados miembros de la ONU apoyan esta visión, y que potencias como Estados Unidos, Francia, España, Reino Unido y Rusia han reconocido la soberanía económica de Marruecos sobre las provincias del sur, fomentando la inversión y el desarrollo regional. “Ha llegado el momento del Marruecos unificado, desde Tánger hasta Lagwira”, proclamó el soberano, reafirmando que ningún actor podrá vulnerar sus fronteras históricas.
Sin duda, ha sido un triunfo merecido de la diplomacia marroquí sin caer en excesos ni resentimientos, y tras la aprobación de la Resolución que los llamados “separatistas” del Polisario en Tinduf (Argelia), mencionó que podrán regresar con todas las garantías y derechos para unirse a sus hermanos en Marruecos. Al mismo tiempo, volvió a tender la mano al presidente de Argelia, Abdelmajid Tebboune, con el fin de superar las diferencias y construir nuevas relaciones basadas en la confianza, la fraternidad y la buena vecindad”.
Lejos de un tono triunfalista, Mohamed VI reiteró que Marruecos busca una solución “sin vencedores ni vencidos”, que respete la dignidad de todas las partes. Hizo un llamado fraternal a los habitantes de los campamentos de Tinduf para reunirse con sus familias y participar activamente en la administración y el progreso de un Marruecos unido.
El rey expresó su gratitud a las naciones que han apoyado la integridad territorial marroquí y rindió homenaje a las Fuerzas Armadas, a las instituciones nacionales y al pueblo del Sáhara, cuyo compromiso ha hecho posible esta transformación histórica. Con profunda emoción, recordó la figura de su padre, el rey Hasán II —artífice de la Marcha Verde—, y honró a los mártires que ofrendaron su vida por la unidad nacional.
El mensaje de Mohamed VI no es solo político: es una declaración de fe en la paz, la estabilidad y el desarrollo compartido. Marruecos avanza hacia un futuro de integración regional y prosperidad, guiado por la firme convicción de que la unión y la justicia son los verdaderos pilares de su grandeza.
Como periodista y amiga de este noble país, me conmueve ser testigo de este momento histórico. Marruecos nos recuerda que la verdadera victoria no está en la conquista, sino en la reconciliación, el respeto y la visión de un destino común. Su mensaje es una invitación a mirar hacia adelante, a reconciliar pueblos y a fortalecer los lazos entre naciones hermanas.