Analfabetismos

Analfabetismos

El Estado de Guatemala debería tener a estas alturas una meta de erradicación del analfabetismo.
16/02/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Se calcula que, en pleno siglo XXI, un millón y medio de guatemaltecos mayores de 15 años aún no saben leer ni escribir. Tal situación puede deberse a razones de edad, a prejuicios o temores, así como a la imposibilidad material de desplazarse hasta un centro de enseñanza. Si bien es cierto que existen hoy medios tecnológicos para llevar el aula hasta las manos de un potencial aprendiente, la misma falta de conocimiento se torna en un camino con tope que imposibilita desarrollar la habilidad lectoescritora.


En todo caso, el Estado de Guatemala debería tener a estas alturas una meta de erradicación del analfabetismo, más tomando en cuenta los presupuestos asignados al Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa). En el 2024 había Q335 millones para atender a 200 mil personas, y según un informe de la entidad, para 2025 la cifra de gasto prevista es de Q344 millones. Si se divide ese monto entre el millón y medio de potenciales beneficiarios, en cada uno se invertirían casi Q16 mil, cifra más que suficiente para asegurar el alfabetismo en corto plazo; si se divide en las cifras previstas, la cantidad se quintuplica.


Ello, sin contar con las tareas de iglesias, fundaciones y organizaciones comunitarias que también ofrecen el servicio de alfabetización, tanto en español como en algunos idiomas mayas. El reto de abatir el analfabetismo debe tener un plazo perentorio y con este la finalización de Conalfa como ente ejecutor de gasto. Los millonarios recursos que insume deberían empezar a dedicarse al desafío de vencer otros tipos de analfabetismo que representan altos costos de oportunidad, plazas laborales sin ocupar y talento humano estancado.


El analfabetismo digital es uno de esos baches para la competitividad personal y comunitaria. Muchas personas manejan con cierta soltura un teléfono inteligente para comunicarse e interactuar con determinadas aplicaciones, pero aún no saben utilizarlo para ejecutar labores productivas, impulso a emprendimientos o aprendizaje de idiomas. Desde el hecho de poder tomar fotografías o videos para promocionar un producto en redes sociales, hasta la capacidad de crear contenidos utilitarios, todavía existen demasiados guatemaltecos que aún no dominan tales capacidades.


Lo mismo vale decir del aprendizaje de inglés u otros idiomas, que hasta ahora parece limitado a ciertos sectores de población con capacidad económica para pagarse un curso o con acceso a programas gubernamentales. En el sector BPO y atención de clientes existen oportunidades de colocación laboral sin ocupar, valga la paradoja. Se trata de personas analfabetas de inglés que podrían obtener en esta capacidad un medio digno para encontrar nuevos horizontes de desarrollo.


Siempre hay algo nuevo por aprender, es una frase recurrente que a menudo parece trillada y, por lo tanto, intrascendente. Pero más allá de esa apariencia, encuadra una gran verdad: incluso en tiempos de la llamada inteligencia artificial, es la creatividad humana, su capacidad de decisión y reflexión la que sigue marcando el futuro de productividad e innovación en los países. El paradigma de la enseñanza-aprendizaje debería invertirse para dejar a un lado la pasividad y fomentar la proactividad; pero ello debe ir acompañado de espacios e instancias innovadoras que vayan más allá de saber leer y escribir.