El calvario de los migrantes

El calvario de los migrantes

Entendemos que la migración es parte de la movilidad humana y que a menudo quienes más necesitan movilizarse o migrar son también quienes enfrentan más obstáculos para hacerlo de manera legal y segura, lo que la convierte en una cuestión de desigualdades y toma los nombres de “destierro, deportación, exilio” creando un vacío difícil de […]

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Resumen Automático

30/06/2025 08:56
Fuente: La Hora 

Entendemos que la migración es parte de la movilidad humana y que a menudo quienes más necesitan movilizarse o migrar son también quienes enfrentan más obstáculos para hacerlo de manera legal y segura, lo que la convierte en una cuestión de desigualdades y toma los nombres de “destierro, deportación, exilio” creando un vacío difícil de llenar porque nos fue impuesto y está vinculado con la nostalgia.

Sí, realmente es un calvario lo que viven las personas migrantes en cualquier país del mundo: la falta de alimentos, la ausencia de un lugar seguro para dormir o descansar, la incomprensión de la población que los observa como bichos raros o como delincuentes por el color de su piel y su semblante cansado y asustadizo.

Cada migrante es motivo de una historia de movilidades familiares voluntarias o involuntarias, forzadas o deseadas, impuestas o fortuitas de quienes nos antecedieron cruzando mares, montañas y ríos o bien huyendo de los horrores de la guerra.

La migración para quienes por cualquier eventualidad de su vida hayan tenido que dejar su país de origen, origina un trauma psicológico de indefensión que les inhibe de mostrar su verdadera personalidad, talento, destrezas, capacidades y talento ante la falta de oportunidad para desarrollarlas durante el recorrido hacia su destino. El ser “ave de paso” en cualquier lugar del mundo reviste a los migrantes de una vulnerabilidad económica, social, cultural y de salud que es difícil de solventar para seguir en el camino del objetivo perseguido.

El objetivo u horizonte principal de las personas migrantes es conseguir condiciones de vida dignas en otros países para bienestar de sí mismos y de sus núcleos de afecto; para ello asumen riesgos al recorrer caminos, cruzar fronteras, comer poco o casi nada enfrentando, además, misoginia, racismo y xenofobia por donde pasan.

Es de reconocer que hay, hubo y habrá diferentes razones para salir de su territorio de origen tales como: casos graves de violencia provocados por grupos delincuenciales armados, extorsiones, desapariciones, asesinatos de familiares, violencia familiar y también hay migrantes que deciden dejar sus países por decisión propia.

Ante estas circunstancias, hemos de felicitar a aquellas personas que de forma anónima realizan actos humanitarios de solidaridad proveyendo de agua, alimentos y descanso a quienes transitan por los diferentes países. Entre dos mil dieciocho y dos mil veintiuno se produjeron las mayores caravanas de migrantes hacia Estados Unidos, la mayoría de sus integrantes fueron guatemaltecos, salvadoreños y hondureños enfrentando la ruta migratoria en forma colectiva.

En Estados Unidos se instaló un discurso antimigrante y la práctica de la violencia xenofóbica; además de las deportaciones en condiciones humillantes. Aquí en ciudad Guatemala, hay instituciones humanitarias que los acogen temporalmente otorgándoles comida y artículos de limpieza personal, pero cuando éstos se saturan y no logran un espacio para descansar deben pernoctar en frágiles tiendas de campaña en sitios como el Portal del Comercio, parque Centenario, Paseo de la Sexta, Museo de los Ferrocarriles, Cenma y otros más donde carecen de los servicios básicos elementales para su higiene y subsistencia.

Cuando usted los vea y tiene voluntad de ayudarlos, hágalo, porque “hoy por ti, mañana por mí” uno nunca sabe cuándo le puede tocar una situación de esa naturaleza, hágalo y se sentirá satisfecho de mitigar en algo el hambre, frío y soledad de los migrantes.