“Sabemos más de lo que creemos”: lo que dice la psicología sobre la intuición y la sabiduría del cuerpo

“Sabemos más de lo que creemos”: lo que dice la psicología sobre la intuición y la sabiduría del cuerpo

Escuchar al corazón va más allá de lo místico y lo sentimental. La intuición puede tener una explicación desde el punto de vista psicológico.

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21/07/2025 06:00
Fuente: Prensa Libre 

Todos tenemos una voz interior que, a veces, nos susurra respuestas antes de que nuestra mente termine de formular las preguntas. Esa voz que nos alerta cuando algo no está bien, sin poder explicar exactamente por qué. Una voz que nos lleva a tomar decisiones que parecían irracionales, pero resultaron ser las correctas.

Esa sensación, esa voz interior que nos habla desde algún lugar profundo, es lo que conocemos como intuición. Es esa respuesta que llega antes que el pensamiento, esa certeza que no necesita justificación lógica, pero que, de alguna manera, simplemente sabemos que es verdadera.

En una sociedad obsesionada con datos, análisis y razones, la intuición parece un concepto anacrónico. Sin embargo, desde el punto de vista de la psicología, se argumenta que, lejos de ser una fantasía, la intuición es una forma sofisticada de procesamiento de información que nuestro cuerpo y mente realizan constantemente, sin que siquiera lo notemos.

¿Qué dice la psicología sobre la intuición?

Regina Villagrán, psicóloga clínica, define la intuición como “una forma de conocimiento inmediato” que emerge sin seguir una secuencia lógica consciente. “Es sumamente racional, es muy rápida, la podemos ver como automática también y muchas veces no se verbaliza”, explica.

Esta descripción encuentra eco en la investigación científica contemporánea, que ha demostrado que nuestro cerebro procesa información de manera subliminal mucho antes de que seamos conscientes de ella.

Un estudio pionero del neurocientífico Benjamin Libet, en la década de 1980, reveló que la actividad cerebral relacionada con una decisión comienza aproximadamente 350 milisegundos antes de que la persona sea consciente de su intención de actuar. Investigaciones más recientes, como las del neurólogo Antoine Bechara, han demostrado que el sistema nervioso autónomo puede detectar patrones y generar respuestas emocionales antes de que el pensamiento consciente identifique la situación.

Para Daniella Feterman, psicóloga holística, la intuición representa “una respuesta rápida y automática del cerebro” basada en la experiencia acumulada. “Es básicamente el resultado de toda una experiencia o todos estos años de aprendizaje que vamos almacenando en el cuerpo”, señala.

Esta perspectiva se alinea con el concepto de “memoria implícita”, donde las experiencias pasadas influyen en nuestras respuestas presentes sin que seamos conscientes de ello.

Concepto de intuición. El hombre mira la silueta abstracta de la cabeza con bombilla en el interior. Creatividad y pensamiento lógico, subconsciente. Idea y perspicacia, lluvia de ideas. Dibujo vectorial plano de dibujos animados
La intuición no es infalible; puede distorsionarse por emociones como el miedo o por sesgos cognitivos, por lo que requiere autoconocimiento y práctica. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El corazón como centro: la razón de las “corazonadas”

La intuición y las corazonadas están, de alguna manera, relacionadas. El psicólogo especialista en energías Juan Carlos Zetina se refiere a estas sensaciones al citar una de las investigaciones del HeartMath Institute: “El corazón tiene otra forma de percibir diferente a la lógica de la mente; percibe sensaciones unos milisegundos antes que el cerebro”, explica.

Esta afirmación encuentra respaldo en estudios científicos que demuestran que el corazón posee su propio sistema nervioso, con aproximadamente 40 mil neuronas que pueden funcionar de manera independiente del cerebro.

Las investigaciones del HeartMath Institute han revelado que la variabilidad del ritmo cardíaco puede predecir respuestas emocionales antes de que ocurran eventos estimulantes. Estos hallazgos sugieren que el corazón no solo responde a las emociones, sino que también puede anticiparlas, lo que apoya la idea de que “la intuición está en el corazón”.

Según el psicólogo, “la ciencia está confirmando lo que la espiritualidad de las tradiciones ancestrales había dicho siempre: ‘El camino es el corazón, escucha tu corazón’”. Esta convergencia entre conocimiento científico y sabiduría tradicional abre nuevas perspectivas para comprender la complejidad de la experiencia humana.

Cerebro y corazón. Lógica y comunicación emocional e ideas de pensamiento
La intuición no es infalible; puede distorsionarse por emociones como el miedo o por sesgos cognitivos, por lo que requiere autoconocimiento y práctica. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

¿Cómo sé si es intuición o ansiedad?

Uno de los aspectos más cruciales que señalan los tres especialistas es la diferencia entre intuición y ansiedad. Villagrán es clara al respecto: “La ansiedad está completamente orientada al futuro. Está llena de pensamientos catastróficos”. En contraste, “la intuición me está mandando información real de aquí, de ahora y del presente”.

Esta distinción es fundamental para el bienestar psicológico. La ansiedad genera respuestas físicas como palpitaciones, sudoración y respiración acelerada, mientras que la intuición “te da claridad” y “te calma”.

Feterman añade que, aunque la intuición a veces se puede confundir con la ansiedad, lo esencial es aprender a diferenciar estas experiencias corporales. Por eso, los tres expertos resaltan la importancia de escuchar al cuerpo y observar cómo reacciona a emociones como el miedo, para evitar este tipo de confusiones.

Un aspecto que menciona Feterman es el papel del sistema nervioso intestinal: “Hay muchos estudios que dicen que la parte de los intestinos es como un segundo cerebro, porque hay muchísimas conexiones neuronales ahí”.

Esta observación se basa en investigaciones que han identificado más de 500 millones de neuronas en el sistema nervioso intestinal, un número comparable al que se encuentra en la médula espinal.

La investigación del neurogastroenterólogo Michael Gershon ha demostrado que el intestino puede funcionar de manera independiente del cerebro, produciendo neurotransmisores como la serotonina y la dopamina. Esta “inteligencia intestinal” podría explicar por qué muchas personas experimentan sensaciones intuitivas en el área abdominal.

¿Es posible desarrollar la intuición?

Si bien, según Zetina, hay personas que traen una apertura más desarrollada a las conexiones energéticas, existen maneras de fortalecerla.

Los expertos recomiendan:

  • Mindfulness y presencia. Estar presente en el aquí y el ahora ayuda a registrar muchas sensaciones internas y a reducir el ruido mental. La práctica de la atención plena ha demostrado científicamente su capacidad para mejorar la conciencia corporal y reducir la actividad de la red neuronal por defecto, asociada con la rumiación y la ansiedad.
  • Registro de experiencias. Llevar un diario para observar cuándo lo sentiste, cuándo lo intuiste y cuándo no, fortalece lo que Villagrán llama “metaconocimiento”.
  • Regulación emocional. Aprender a diferenciar entre las sensaciones que vienen del miedo y las que son alertas auténticas es crucial para desarrollar una intuición confiable.
  • Meditación y relajación. Para crear el espacio mental necesario que permita percibir señales sutiles.
  • Escritura automática. Una “escritura sin censura” que deja emerger ideas espontáneas. “Es salirse de la parte racional y explorar más allá de lo que tú crees que sabes, porque sabemos más de lo que creemos”, indica Zetina.
  • Contacto con la naturaleza. Fundamental para reconectar con los ritmos naturales.
  • Práctica de la creatividad. Actividades como pintar mándalas estimulan el pensamiento divergente.
  • Ejercicios de predicción. Juegos sencillos, como tratar de intuir el color de un carro en la calle o cuál elevador se abrirá primero.

Según Feterman, “el primer paso —para desarrollar la intuición— es generar esa conexión con el cuerpo, porque si no estamos conectados con el cuerpo, estamos desconectados de nosotros mismos”. Esta desconexión tiene consecuencias profundas para nuestra capacidad de tomar decisiones auténticas y responder adecuadamente al entorno.

Otra manera que ofrece Zetina para desarrollar la capacidad intuitiva son ejercicios concretos: “Cuando llevas la palma de tu mano a tu corazón y empiezas a respirar un poco más despacio, a los minutos tú te empiezas a calmar. Y cuando estás en esa calma, tú puedes preguntarle a tu corazón”.

Pintando mandala con lápices de colores. Pintura relajante.
Se puede fortalecer la intuición con prácticas como mindfulness, escritura automática, creatividad, contacto con la naturaleza y regulación emocional. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Cuando la intuición falla

Es importante reconocer que la intuición no es 100 por ciento infalible. Villagrán señala que “no es confiable cuando se mezcla con la ansiedad, cuando las emociones interfieren, como el miedo, el prejuicio o el pensamiento caótico”.

La investigación psicológica ha identificado varios sesgos cognitivos que pueden distorsionar nuestras percepciones intuitivas, entre ellos el sesgo de confirmación, el efecto halo y la falacia de conjunción. Por ello, es crucial desarrollar la capacidad de distinguir entre intuición genuina y proyecciones basadas en miedos o deseos.

La intuición emerge como una capacidad humana fundamental que trasciende la dicotomía entre razón y emoción. Como afirma Villagrán, “todas las personas lo tenemos”, pero su desarrollo requiere práctica, autoconocimiento y la voluntad de reconectar con nuestro cuerpo y sus señales.

La recomendación de Feterman es “subirle el volumen al cuerpo y bajarle el volumen a la mente”, para redescubrir esa sabiduría innata que todos poseemos.

Es importante resaltar que la intuición no es magia, sino una forma sofisticada de procesamiento de información que integra experiencia, percepción corporal y conocimiento implícito. Desarrollarla requiere paciencia, práctica y, sobre todo, la valentía de confiar en esa voz interior que susurra verdades que nuestra mente lógica aún no puede comprender.