Municipal vs Antigua GFC | Afición roja vive una fiesta con pasión, color y respaldo total en el estadio El Trébol

Municipal vs Antigua GFC | Afición roja vive una fiesta con pasión, color y respaldo total en el estadio El Trébol

La pasión escarlata desbordó el Estadio El Trébol desde tempranas horas de este domingo. La hinchada de Municipal no falló a la cita más importante del semestre: la gran final del Clausura 2025 ante Antigua GFC.

Enlace generado

Resumen Automático

18/05/2025 13:28
Fuente: Prensa Libre 

La pasión escarlata desbordó el Estadio El Trébol desde tempranas horas de este domingo. La hinchada de Municipal no falló a la cita más importante del semestre: la gran final del Clausura 2025 ante Antigua GFC. Desde mucho antes del pitazo inicial, los alrededores del recinto ya mostraban un ambiente de fiesta, nervios y una atmósfera que solo una final puede generar.

Con camisolas rojas, banderas gigantes, bengalas, tambores y cánticos interminables, los fieles seguidores de los rojos llegaron con la ilusión de celebrar el título número 33 de su historia, justo en la semana en que el club cumple 89 años de existencia. El Trébol lució a reventar, lleno total, sin un solo espacio vacío y con una energía que se sentía desde cualquier rincón de la capital.

La movilización comenzó desde muy temprano. Familias completas, grupos de amigos y aficionados históricos del club hicieron largas filas desde las 7 de la mañana, todos con un solo objetivo: alentar. Con sombrillas, tamales, radios y mucho fervor, se apoderaron de cada grada del estadio para teñirlo completamente de rojo.

El recibimiento fue ensordecedor. Cuando el autobús de Municipal llegó al estadio, los cánticos y el humo rojo cubrieron la zona de ingreso. Fue una bienvenida digna de final. Del otro lado, el ambiente se tornó tenso con el arribo de la Antigua, pues la presión de la afición fue imponente, buscando hacer sentir la localía y marcar el terreno desde el primer minuto.

Ya en el interior del estadio, el colorido no cesó. Se desplegaron mantas gigantes, hubo lluvia de papel picado, y el rugido de la hinchada acompañó cada calentamiento, cada pase y cada jugada. “Vamos rojos, esta tarde tenemos que ganar” fue el canto que más se escuchó en las cuatro esquinas del estadio, que temblaba con cada impulso del equipo.

Los bombos no pararon, los trapos ondeaban al viento, y los fuegos artificiales anunciaron que no era un partido más. Era la final, era la oportunidad de volver a gritar campeón en casa, y los aficionados lo sabían. Todo el escenario fue preparado por ellos, como si fuera una pintura viviente de entrega, fidelidad y amor a los colores.

El Trébol fue una olla de presión, convertida en fortaleza por la gente, que con su empuje buscaba convertirse en el jugador número 12. Si algo quedó claro esta tarde es que Municipal no estuvo solo, porque su afición lo respaldó desde el primer rayo de sol hasta el último segundo del partido.

Gane o pierda, esta final será recordada también por el espectáculo en las tribunas, porque una vez más, la hinchada escarlata demostró que el corazón de Municipal late con fuerza… y se escucha en todo el país.