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¿Cuántos salvavidas hay en Guatemala? Las razones por las que las playas de Guatemala y centros recreativos tienen pocos
El país cuenta con las normativas del sistema de Conred para prevenir ahogamientos, pero las medidas y los recursos resultan insuficientes.
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Sombreros, trajes de baño, toallas, bloqueador, zapatos para agua y la hielera están en la lista indispensable a la hora de programar un viaje a las playas o centros recreativos con piscinas, pero pocos viajeros reparan en los imprevistos que pueden surgir y pondrían en riesgo su salud y la vida, junto a las opciones de atención y rescate que encontrarán en el destino elegido.
Emergencias, como fracturas, picaduras, mordeduras, quemaduras solares, heridas en los pies o casos graves que derivan de ahogamientos pueden surgir en cualquier momento, aunque hay medidas de precaución ante esos riesgos, así como tareas pendientes para las autoridades locales y nacionales, con el objetivo de reducir las cifras de casos fatales y falta de atención. La Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el 2023, estableció el 25 de julio de cada año como el Día Mundial para la Prevención de Ahogamientos, luego de haber declarado esa situación como un problema de salud pública “muy prevenible”, pero que requiere de un conjunto de acciones desde distintos ámbitos públicos y privados para atenderlo.
En Guatemala, según cifras del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), la asfixia por sumersión está entre las principales 10 causas de muerte al año, con más de 200 casos anuales. Hasta la primera semana de mayo, se habían reportado 73 personas ahogadas en el país. “El ahogamiento es una muerte silenciosa; hay personas que se mueren sin pedir auxilio, sin dar una manotada”, dice Eduardo Del Cid Vázquez, vicepresidente de la Asociación Nacional de Salvamento Acuático de Guatemala (Ansagua).
Puede sucederle a cualquiera
La OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierten de que “cualquiera puede ahogarse, pero a nadie debería sucederle”, porque hay medidas de prevención para reducir los riesgos. Del Cid enfatiza que en el país falta regulación sobre la seguridad acuática, a lo que se suma un gran porcentaje de la población que no sabe nadar. Se podría decir que entre el 85% y el 90% desconoce los principios de la natación, agrega.
El experto acude a un ejemplo reciente ocurrido en el lago de Atitlán, Sololá, donde una persona se ahogó durante una ceremonia religiosa de bautismo. ¿Qué llevó a esta tragedia? Aspectos como la falta de señalización en el lugar, no saber nadar y que no realizaron un chequeo previo de la profundidad del agua en ese sector.
En ese, lago fácilmente se puede ir caminando con el nivel del agua hasta la rodilla y, en un paso más, llegar a cinco o 10 metros de profundidad, lo que hace caer en estado de pánico a las personas y llegar a un desenlace fatal, comenta.
Durante el verano, las estadísticas reflejan la alta movilización de personas hacia las playas y el incremento en las emergencias atendidas. Juan Laureano, vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), dio a conocer que el Sistema Nacional de Prevención en Semana Santa (Sinaprese) asistió a casi 151 mil 500 personas en ese período.
En diferentes casos se brindó asistencia médica inicial, hospitalización, reporte de personas desaparecidas y 20 fallecidos. Además, el Sinaprese instala bahías de prevención y asistencia turística para dar información de los cuidados necesarios para ingresar a las playas, para reducir riesgos. Mensajes para evitar ingresar a las playas en estado de ebriedad, no exponerse al sol por períodos prolongados, utilizar bloqueador solar, consumir alimentos frescos y suficiente agua para evitar deshidratación son algunos que se refuerzan, explica Laureano.
Por su parte, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) incluye entre sus acciones de prevención de incidentes en playas y otros cuerpos de agua la difusión de mensajes dirigidos a la protección de población más vulnerable: menores de edad, tercera edad y personas con discapacidad. Son campañas que se realizan durante eventos masivos, como Semana Santa, vacaciones y feriados largos.
Riesgos y prevención
“La información es importante para crear conciencia en la población sobre el comportamiento adecuado que tienen que tener, las medidas de prevención que se deben adoptar y cómo manejar las situaciones específicas, como el alfaque o resaca, que muy fácilmente genera tragedias”, comenta el exsecretario ejecutivo de Conred Alejandro Maldonado Lutomirsky. Al respecto, Del Cid comenta que entre los principales problemas en las playas se cuenta la falta de conocimiento de factores como las corrientes activas y corrientes de retorno permanente —alfaques o resacas— que se mueven por la zona costera.
Cuando las personas ven una zona con el agua más tranquila, van hacia ese lugar, pero el riesgo es que puede ser una corriente de retorno”. Ambos coinciden en que los afectados por ese tipo de fenómenos, en la mayoría de casos con pocos conocimientos de nado, reaccionan de manera contraria a lo que deberían hacer, terminan luchando contra la corriente hasta el cansancio y pueden incluso fallecer. Esto, según la OMS, requiere señalizar adecuadamente los lugares para llamar la atención de los peligros como corrientes de resaca, saltos de agua y corrientes rápidas, además de instalar en las zonas de mayor riesgo salvavidas y avisos visuales, y que en caso de ser necesario contribuyan a reducir los casos de ahogamiento.

Andrés Lemus, vocero de Cruz Roja Guatemalteca, detalla que, durante la Semana Santa, entre las emergencias atendidas surgieron dos por asfixia por sumersión y un accidente acuático. Adicional a las recomendaciones mencionadas, Lemus añade que en playas y piscinas se debe evitar realizar zambullidas de cabeza en las áreas de poca profundidad y nadar en zonas alejadas de la playa o que sean rocosas. En cuanto a los alfaques, Lemus indica que se debe aprender a reconocerlos. Al encontrarse en uno, la persona debe nadar en dirección de 45 grados o perpendicular a la playa, y levantar y agitar las manos en señal de auxilio.
“Estas corrientes pueden arrastrar a los nadadores mar adentro. Son una de las principales causas de rescates y ahogamientos”, dice al momento de advertir sobre otros peligros, como la profundidad cambiante en lagos y playas, y los oleajes fuertes e impredecibles. También es recomendable el uso de protocolos de seguridad en las embarcaciones, las que no deben sobrepasar su capacidad de ocupación. El Instituto de Recreación de los Trabajadores (Irtra) tiene en cada parque sus propias reglas, de acuerdo con el tipo de juego o atracción. Julio Antonio Muñoz, gerente del Parque Xocomil, refiere que se aplican las recomendaciones de la Asociación Internacional de Parques y Atracciones (IAAPA) respecto del uso de instalaciones acuáticas.
El papel de los salvavidas
Alejandro Maldonado destaca que el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) y entidades como la Cruz Roja tienen programas de salvavidas, principalmente en temporadas altas, que van de la mano con la señalización en las playas, con un sistema de banderas de colores. En el parque Xocomil del Irtra, Muñoz comenta que cuentan con 21 guardavidas y 15 piscineros. Según datos de Conred, aproximadamente 22 mil 482 socorristas —incluyendo salvavidas— se desplazan a escala nacional en temporadas altas a departamentos como Petén, Izabal, Guatemala, Antigua Guatemala, Sololá, Quetzaltenango y Retalhuleu, principalmente, por ser sitios de atracción turística de gran impacto.
La Ansagua tiene el aval de la Federación Internacional de Salvamento (ILS, en inglés) para certificar a los guardavidas, comenta Del Cid. Lo ideal, asegura, es que todos los centros recreativos, ríos, lagos y playas cuenten con la prevención de guardavidas certificados. Agrega que este es un trabajo de riesgo que requiere saber técnicas de rescate, de respuesta ante emergencias que suelen presentarse por las enfermedades previas de la persona a la que se auxilia —el rescatista no tiene el expediente clínico de las personas que llegan a las playas— y también porque en muchos casos se complican las situaciones por familiares o personas que intentan salvar a la persona, pero no saben nadar y, entonces, hay que hacer rescates colectivos.
Otros retos para los rescatistas son la capacitación en primeros auxilios o atención prehospitalaria, más allá de la RCP (reanimación cardiopulmonar), y contar con botiquines para brindar la atención, explica el vicepresidente de Ansagua, que tiene un registro de 300 guardavidas en el país. Además, dice que las ambulancias no están cercanas para poder trasladar a los pacientes a centros hospitalarios en los casos que ameriten y falta dotar de insumos y equipos a los centros de Salud para mejorar la asistencia. Hasta ahora,
Del Cid explica que las alcaldías del Puerto San José y la de Taxico —Monterrico— cuentan con cuerpos de salvamento municipal, lo que es un importante paso. También la Asociación ha capacitado a instructores de natación de dos gimnasios, de colegios y un club campestre privado, y promueve la formación con los surfistas en playas como San José, Iztapa, Las Lisas, Champerico, La Empalizada, El Paredón, El Chapetón y El Rosario. Es necesaria mayor coordinación interinstitucional de ministerios, gobiernos municipales y entidades privadas para fortalecer la prevención de ahogamientos. Guatemala no tiene una ley de seguridad acuática que oriente las acciones en embarcaciones, balnearios y promueva el uso de chalecos, por ejemplo, puntualiza.
Se debe poner atención a la prevención
El país cuenta con un marco establecido en la Ley de Conred (decreto 109-96) para el manejo de emergencias y desastres, incluida la seguridad en balnearios, asegura Maldonado. De esa cuenta, se tiene el Sistema de Comando de Incidentes y la estructura que brinda la legislación para aprovechar los recursos existentes. El Sinaprese se activa en Semana Santa, integrado por varios componentes, menciona.
Añade que son varios programas, como la presencia de salvavidas, la limpieza en las playas, la información de los horarios más convenientes para nadar, el nivel del mar y las mareas, así como la información meteorológica, que es útil para conocer las condiciones climáticas. “Hay desafíos y áreas por mejorar. En primer lugar, el tema de los recursos, que son limitados y es incuestionable la escasez que hay para el día a día y para situaciones más específicas”, explica el exsecretario de la Conred.
Respecto de una ley de salvamento acuático, Maldonado opina que es uno de los enfoques que existe a escala mundial; sin embargo, a su criterio, en Guatemala ha funcionado a través de normativas que establece la Conred que, sin ser leyes, son de aplicación y cumplimiento obligatorio, con sanciones si no se observa la norma.
Muñoz considera “oportuno contar con una legislación específica de salvamento acuático, ya que se requiere de darle mantenimiento a las aguas de piscinas y atracciones, plantas de tratamiento recicladoras de basura y de desechos sólidos”.

La Conred, en los últimos años, ha fortalecido su trabajo de prevención, utilizando las nuevas tecnologías, por lo que continuar en esa línea para prevenir incidentes en las playas, como los ahogamientos, sería oportuno, señala Laureano. Se solicitó información al Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) respecto del mapeo de playas y las estrategias de atención ante emergencias en los destinos de sol y playa, pero al cierre de esta edición no dieron respuesta. Entretanto, el Ministerio de Ambiente indicó que esos temas no son competencia de la entidad.
Complicada respuesta a urgencias
Los desafíos ante las emergencias que atienden son la falta de cultura de prevención y autoprotección; escaso personal salvavidas, equipamiento y señalización; zonas rurales alejadas de acceso a servicios prehospitalarios y de rescate especializado para atender traumatismos, ahogamientos o urgencias médicas, asegura Lemus. Aunque la cartera de Salud reconoce que “todas las playas representan el mismo grado de riesgo de ahogamiento, si la población no toma sus medidas de prevención”, las coberturas ante emergencias —rescate, primeros auxilios y traslado— es competencia de los cuerpos de socorro y, durante la Semana Santa, también el IGSS.
En los centros de Salud, puestos y hospitales se atienden a los pacientes que son trasladados conforme a los protocolos y lineamientos establecidos, y el Ministerio de Salud considera que el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) debe coordinar con los cuerpos de socorro de cada territorio y tener presencia permanente en playas y sitios turísticos. Es decir, que cuando sucede un incidente, la red local de apoyo vecinal para alertar a los cuerpos de socorro es el primer mecanismo con el que se cuenta, y luego esperar a los rescatistas, la ambulancia y finalmente acceder a la atención en un centro adecuado para el tipo de emergencia.