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Provocación o agresión
Si no actúa contra Rusia, la Otán seguirá el mismo camino que la Liga de Naciones.
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En el 2015, un caza ruso ingresó sin autorización un poco más de dos kilómetros en el espacio aéreo de Turquía. Diecisiete segundos después, fue derribado por la fuerza aérea turca. Desde entonces, ninguna aeronave rusa ha ingresado en el espacio aéreo de Turquía sin autorización. El pasado viernes 19 de septiembre, cazas rusos violaron brevemente el espacio aéreo de Polonia y sobrevolaron el espacio aéreo de Estonia por más de 12 minutos. Este es ya el cuarto episodio de violaciones del espacio aéreo de países miembros de la Otán en poco menos de dos semanas (dos veces en Polonia, una en Rumania y una en Estonia). La alta representante de Política Exterior y Seguridad, Kaja Kallas, anunció como respuesta a esa situación un nuevo paquete de sanciones contra Rusia, siendo este el decimonoveno después de que Rusia inició su “Operación Militar Especial” contra Ucrania en el 2022. De acuerdo con Kallas, “cada sanción reduce la capacidad del Kremlin de hacer la guerra. Seguiremos poniendo presión en Rusia hasta que termine su guerra —en Ucrania—”.
Diecinueve paquetes de sanciones en tres años, y la guerra en Ucrania continúa.
Diecinueve paquetes de sanciones en tres años, y la guerra en Ucrania continúa, y estos últimos solo se sostienen por la cooperación de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, más la resiliencia de su gente, que sabe muy bien que sin la cooperación de estos tres actores todo esfuerzo será en vano. Estados Unidos ha dejado de ser un actor confiable, por lo que le corresponde al Reino Unido y a la Unión Europea seguir apoyando la causa ucraniana como primera opción. La otra opción que tienen es la seguridad colectiva como miembros de la Otán e invocar el artículo 5 de la carta de dicha organización.
Es imperativo tanto para la Otán como para la Unión Europea entender que Vladímir Putin y su círculo cercano literalmente aplican el famoso principio del estratega Carl von Clausewitz de que la guerra es una continuación de la política por otros medios. En otras palabras, la guerra, para ellos, es una política pública más. Tan solo meses después de asumir como el máximo encargado de seguridad de la Federación Rusa, Putin fue el arquitecto de la segunda guerra de Chechenia (1999–2009) y siendo presidente ordenó la guerra contra Georgia (2008), la invasión de Crimea (2014) y actualmente la invasión de Ucrania. ¿Observa el patrón, estimado lector? Aparentemente, el liderazgo de la Unión Europea y la Otán no lo ven y creen que con más sanciones van a lograr domesticar al gran oso ruso.
El Kremlin que las ex repúblicas soviéticas, como los países bálticos, los llamados “istanes”, los países del Cáucaso y obviamente a Ucrania como una especie de realidades virtuales que no pueden existir como países independientes sino solo como extensiones de Rusia. Es más, ven a Europa como una península asiática, de un continente que por varios siglos han querido controlar como un gran imperio euroasiático y lo piensan controlar con el uso de la fuerza. Esto lo describió uno de los padres de la geopolítica imperial, Halford Mackinder en su ensayo El pivote geográfico de la historia, y no es casualidad que tanto Napoleón como Hitler tenían como gran objetivo estratégico conquistar Rusia, el gran país pivote.
Las violaciones del espacio aéreo de países miembros de la Otán por parte de Rusia no son provocaciones, son agresiones, y se debe invocar el artículo 5 de la organización para la legítima defensa de sus miembros. También deberán sostener una guerra a distancia en Ucrania, porque Rusia no se piensa detener ni con todas las sanciones del mundo. La Otán debe actuar, o seguirá el mismo camino de la Liga de Naciones, y será otro fracaso más de la seguridad colectiva. ¡Feliz domingo!