Con una sonrisa, Melvin Quijivix fue llevado a la Torre de Tribunales por agentes policiales. Más que la captura de alguien denunciado por lavado de dinero y el desfalco de Q8.6 millones al Estado, parecía la más reciente puesta en escena del Ministerio Público (MP) para dar la apariencia de ejecutar acciones contra el entorno del exmandatario Alejandro Giammattei y Miguel Martínez.

El expresidente del consejo directivo del Inde estuvo prófugo de la justicia durante varios meses, pero ahora dice que se pone a disposición para esclarecer los hechos. El detenido lucía en su brazo izquierdo un cabestrillo, símbolo distintivo de quienes gozan de los favores de las autoridades. Los incómodos grilletes están reservados para los enemigos de Consuelo Porras y los ciudadanos de a pie.

El ahora aprehendido formaba parte del Centro de Gobierno, una instancia que Giammattei constituyó al gusto de Martínez, su pareja sentimental. Quijivix había sido contratado como delegado en el Ministerio de Energía y Minas. Poco duró el gusto porque la duplicidad de funciones que significaba esa dependencia generó muchos anticuerpos y rechazo en diversos sectores.

A regañadientes, el exmandatario, con todo el dolor de su corazón, tuvo que cerrarlo en diciembre del 2020, pero no dejó en la calle a los favoritos de Martínez, ya que la mayoría de ellos fueron incorporados en otras áreas del Ejecutivo.

Ese fue el caso de Quijivix, a quien le buscaron un buen destino. La mejor idea que se les ocurrió fue crear una plaza fantasma en el renglón 0-22 en la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplán), seis días después del cierre del Centro de Gobierno. El problema es que la Oficina Nacional de Servicio Civil (Onsec) rechazó el requerimiento porque la plaza no era viable técnica ni legalmente, debido a que las atribuciones del puesto le correspondían a la titular de la Segeplán.

Ni lenta ni perezosa, Keyla Gramajo, jefa de Segeplán, se quejó con Giammattei, quien montó en cólera por la falta de obediencia de la Onsec. La estrategia que siguieron fue que Gramajo le dirigió una carta al presidente, en la cual solicitaba la plaza, y Giammattei le dio el visto bueno, con su firma y sello. Así, quién se iba a oponer, pero quedó la evidencia de que el expresidente autorizó la plaza fantasma.

Un año después, el favorito ascendía a la presidencia del Inde, no por su capacidad o experiencia, sino porque contaba con el beneplácito de Giammattei y Martínez. Entre las gracias del nuevo titular del Inde estuvo la contratación de 211 personas en el renglón 0-22, una de ellas, su propia esposa, Nina Patricia Román.

Al contar con el respaldo al más alto nivel del Ejecutivo, a Quijivix no le importó contratar los servicios de la consultora Mine, de la cual él mismo era gerente general y cuyo domicilio fiscal era su casa. También benefició a Grupo Eda, otra de sus empresas, que vendió energía a hospitales, y a Corporación Educativa en Informática, cuyo propietario es su suegro, Julio Isaías Román.

Por esa razón, el 4 de noviembre pasado, el actual gobierno denunció a Quijivix por el desfalco de Q8.6 millones, que llevó a cabo por medio de la contratación de servicios de sus propias empresas y de sus familiares. También fueron denunciados el expresidente Giammattei y la exjefa de Segeplán, por abuso de autoridad y tráfico de influencias, entre otros delitos.

Debido a estos antecedentes, es muy probable que ya exista alguna estrategia para favorecer a Quijivix, porque si el MP estuviera interesado en esclarecer la verdad, tendría que investigar las implicaciones de Giammattei y Martínez. Eso, obviamente, no lo hará. Para más el Departamento de Estado de EE. UU. incluyó a Quijivix en la Lista Engel de actores corruptos desde julio del 2022.