La mesa servida

La mesa servida

El rumbo hacia la dictadura que ha tomado El Salvador nos obliga a abrir los ojos y estar atentos porque ese camino puede marcar el rumbo de nuestro futuro. En efecto, para consolidar su determinación de eternizarse en el poder, Nayib Bukele se vio forzado a trabajar ardua y astutamente en el control absoluto de […]

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Resumen Automático

07/08/2025 13:17
Fuente: La Hora 

El rumbo hacia la dictadura que ha tomado El Salvador nos obliga a abrir los ojos y estar atentos porque ese camino puede marcar el rumbo de nuestro futuro. En efecto, para consolidar su determinación de eternizarse en el poder, Nayib Bukele se vio forzado a trabajar ardua y astutamente en el control absoluto de todos los poderes del Estado, situación que en Guatemala ya existe aunque ese dominio no lo ejerce una persona, sino todo un grupo de políticos y contratistas dedicados a la corrupción.

Con la elección de Jimmy Morales, quien presumía de no ser ni corrupto ni ladrón, se produjo un Organismo Legislativo fragmentado y con políticos temerosos de lo que significaba el precedente de Pérez Molina, Baldetti y compañía limitada. Ello facilitó que astutos operadores emprendieran acciones para generar una mayoritaria coalición que controlara al Congreso, al tiempo que trabajaron para tomar el control del sistema de justicia, aprovechando el mecanismo de las Comisiones de Postulación. Y la guinda del pastel fue la elección de Consuelo Porras como Fiscal General para tener el poder absoluto.

Morales, sin embargo, no tenía ni la astucia ni la visión de Bukele y quienes lo manejaban le dijeron que todo ese poder era para aprovechar los cuatro años de mandato para volverse millonario, centrando así todo el esfuerzo y el poder en la acumulación de riqueza, salpicando a todos los que operaban ese poder absoluto. Su sucesor, Giammattei, estaba deslumbrado con lo que logró su predecesor y su objetivo en la presidencia fue superar, con creces, los negocios realizados en el saqueo constante y absoluto de los fondos públicos.

Pero la clave que permitió el establecimiento de la dictadura en El Salvador, ese poder y control absoluto de todas las instituciones del Estado, en Guatemala ya existe, aunque quienes lo disfrutan estén contentos con cuatro años de robo inmisericorde de los recursos públicos. Eso puede cambiar luego de ver lo ocurrido en El Salvador y no hay que descartar que aquí en la próxima elección terminemos eligiendo como presidente a un populista que sepa engatusar a la población con políticas efectivas en temas como el de la violencia e -inclusive- persiguiendo a algunos corruptos para allanar el camino que le permita reformar la Constitución para hacer lo que le dé la gana durante mucho tiempo, como ya ha ocurrido previamente en nuestra historia.

Repetimos que un hábil político con ansias dictatoriales tiene la mesa servida gracias al trabajo que hicieron los grandes operarios de la corrupción para controlar los poderes del Estado. Y un presidente astuto, dando un par de golpes contra los corruptos, pondrá al resto a bailar el son que toque, panorama que no podemos dejar de advertir.