El robo del recurso más valioso

El robo del recurso más valioso

Las pantallas se han vuelto niñeras; el algoritmo, su guía.

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Resumen Automático

02/07/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Hoy estamos más conectados que nunca. ¡Estamos a un clic de distancia de todo! Pero al mismo tiempo; nunca habíamos estado tan desconectados de lo importante: de nosotros mismos, del presente y de los demás. Como humanos estamos perdiendo nuestra esencia, nuestra comunicación directa y nuestro sentido de comunidad con el otro.


Las redes sociales han sido una herramienta transformadora que nos conecta con quienes están lejos, pero nos desconecta de quienes tenemos cerca. Estoy seguro de que has tenido esta experiencia cuando ves alrededor y te das cuenta de que todos están entretenidos en algún aparato electrónico. No se trata de generalizar, ¡la tecnología y las redes sociales son herramientas increíbles, cuando se ven como medios y no como fines en sí mismos!


Pero nos distraen mientras comemos. Desbloqueamos el teléfono antes de saludar. Sacamos una foto antes de vivir el momento. Le damos más tiempo a un scroll infinito que a una conversación con alguien que amamos. Y no es casualidad. Están diseñadas para eso. Para capturar nuestra atención, emoción, tiempo. Para que nos quedemos un minuto más, hasta que, sin darte cuenta, hayás pasado horas valiosas de la vida detrás de una pantalla.


Esto para nada nos está haciendo más felices. Nos está llenando de momentos vacíos, de comparación constante. Las pantallas se han vuelto niñeras; el algoritmo, su guía. Estamos dejando que una app enseñe qué son las cosas de la vida que en verdad valen la pena, qué es bonito, qué es éxito y qué es amor. ¿Y qué están diciendo las redes sociales? Que hay que ser virales. Hay que encajar. ¿Dónde quedó el equivocarse sin miedo? ¿Tener una conversación larga sin interrupciones?

La vida pasa mientras mirás a tu alrededor, mientras alguien te cuenta algo importante, mientras te reís con unos amigos o abrazás sin prisa.


La verdad es que nos urge reaprender a vivir el presente. Volver a mirar a los ojos. A escuchar con atención. A aburrirnos sin necesidad de desbloquear algo. No es fácil, pero es necesario. Hoy en día, el aburrimiento se concibe como un sentimiento desagradable. Pero es por medio del aburrimiento que nuestro cerebro genera nuevas ideas. Pero parece que hoy en día no lo dejamos aburrirse porque está muy ocupado y entretenido.


Empecemos por pequeñas cosas: guardar el celular cuando estemos con alguien. Salir a caminar sin audífonos de vez en cuando. No revisar notificaciones apenas abrimos los ojos. Leer un libro sin cambiar de pestaña. Estar sin hacer nada… y estar bien con eso.


La vida no pasa en la pantalla. La vida pasa mientras mirás a tu alrededor, mientras alguien te cuenta algo importante, mientras te reís con unos amigos o abrazás sin prisa. Tal vez, solo tal vez, no necesitamos tanta conexión digital. Necesitamos más presencia real. No se trata de eliminar las redes sociales. Se trata de no olvidarnos de vivir. Porque al final del día, ningún video viral, ningún like, ningún trending topic vale más que una vida vivida con atención e intención.


Tu tiempo es tu recurso más valioso, porque simple y sencillamente no se recupera. Puedes comprar un teléfono nuevo, pero nunca podrás comprar más tiempo. Aprovechá, entonces, cada segundo; decidí intencionalmente a dónde querés guiar tu atención.


La invitación de hoy es a vivir cada momento desde el presente. Si pudiéramos ver la vida hacia atrás, ¿nos sentiríamos felices sabiendo cuántas horas de la vida pasamos viendo la vida a través de un celular? Utilizá tus redes sociales como una herramienta hoy mismo, llamá a alguien que amés y después de eso guardalo un momento y date cuenta de la gente increíble que tenés alrededor; seguro que será una experiencia reveladora, un recordatorio de que la vida hay que vivirla más allá, que lo bueno y lo valioso no lo decide un algoritmo, sino lo decide el corazón.

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