Venezuela, la punta de lanza de Cuba

Venezuela, la punta de lanza de Cuba

En su momento, los cubanos se vieron obligados a purgar y a sentenciar a altos jefes militares que se vincularon a carteles colombianos que trasegaban drogas a los EE. UU.

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07/09/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

A tan solo quince días de la entrada victoriosa a la ciudad de La Habana, Cuba, de la columna de vanguardia de jóvenes guerrilleros cubanos, aun no declarados abiertamente marxistas leninistas, el 8 de enero de 1959, tras el derrocamiento del régimen de Fulgencio Batista, su comandante, Fidel Castro Ruz (1926-2016), viaja en ese momentum revolucionario a Caracas, Venezuela.

Maduro está, en estos momentos críticos, huérfano, sin sus maestros revolucionarios.

Más allá de reunirse con el recién electo presidente Rómulo Betancourt, la presencia de Fidel Castro en Venezuela despertó un inusitado entusiasmo político, sembrando las semillas que con el tiempo tuvieron sus mejores frutos en un grupo de cadetes del ejército venezolano, organizados en un principio en una célula secreta y conspirativa encabezada por el cadete Hugo Chávez Frías (1954-2013).

En tanto se consolidaba progresivamente la Revolución cubana expropiando bienes, eliminando las libertades fundamentales, reprimiendo a quienes se les opusieran ideológicamente e imponiendo al final un régimen comunista, las primeras oleadas de exiliados cubanos frustrados y forzados a salir de su país, en su mayoría con destino a los EE. UU., especialmente a la ciudad de Miami, a noventa millas de Cuba, nunca pensaron que los barbudos guerrilleros fueran a resistir por mucho tiempo.

Este afianzamiento inesperado, pese a los múltiples y a los variados intentos de revertirla a lo largo de los años, inspiró de manera decisiva en aquellos cadetes que, con el tiempo y en las circunstancias propicias, los venezolanos eligen por la vía democrática en 1998 a su líder Hugo Chávez como presidente de Venezuela, abanderando lo que luego denominaron la Revolución bolivariana.

El primer viaje al exterior del presidente Chávez fue a La Habana, en reciprocidad histórica a la primera visita de Fidel Castro a Venezuela. Chávez llegó a profesarle como un discípulo devoto su respeto y su admiración a quien consideraba y siguió considerando hasta su fallecimiento su entrañable maestro.

Esta relación especial de subordinación intelectual y de dependencia estratégica, le abrió a Cuba la posibilidad de desarrollar de manera extraordinaria con un país latinoamericano de vocación caribeña, que cuenta con excepcionales recursos naturales, una alianza profunda, partiendo de la experiencia de su modelo político, social, económico y de seguridad a prueba de las fuertes y constantes presiones externas.

Sin embargo, la precariedad de la salud de Castro en el ocaso de su vida y la enfermedad terminal que sufría Chávez los obligó a ponerse de acuerdo en la sucesión política de Venezuela. El canciller Nicolás Maduro, el designado en el 2013, sucesor de Chávez y el más afín a Cuba, está en estos momentos críticos huérfano sin sus maestros revolucionarios.

Los serios señalamientos de narcotráfico a los dirigentes venezolanos por los EE. UU. derivados de investigaciones judiciales es una situación comprometedora también para los propios cubanos castristas. En su momento, los cubanos se vieron obligados a purgar y a sentenciar a altos jefes militares que se vincularon a carteles colombianos que trasegaban drogas a los EE. UU. El caso del famoso general Arnaldo Ochoa, héroe en la guerra de Angola, fue un precedente implacable, al recibir la pena máxima.

La guerra abierta y encubierta contra los poderosos carteles de las drogas en América Latina y el Caribe, calificados apropiadamente de terroristas por los EE. UU., está en una fase crítica, al desplegarse por primera vez una extraordinaria concentración de fuerzas navales cuya credibilidad y efectividad está a prueba en Venezuela, la punta de lanza de Cuba.