Un fracaso nunca nos debe paralizar para avanzar
La realidad, por difícil que sea, al superarla, es una escuela para quien quiere aprender.
“El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo”. Sócrates
La vida que cada uno de nosotros vivimos es un proceso de progresar, y se logra por lo que podemos aprender, y en muchas ocasiones cometemos errores que nos conducen a fracasos, pero eso no es para que se nos sepulte allí, sino para hacer un alto y reconocer dónde y por qué hubo un error, para no volverlo a repetir. Esta etapa usualmente la titulamos como una experiencia, por ello cuando aconsejamos a alguien fundamos nuestros consejos por lo que hemos vivido y lo que hemos aprendido en ese proceso.
Por nuestras diferencias, es lógico que cuando describimos algo, nuestra descripción será muy diferente de como otros habrán de describir la vivencia y el proceso; aunque sea similar, a cada uno de nosotros nos afecta de maneras diferentes por el recorrido que hemos llevado anteriormente y debemos ser respetuosos del prójimo en su percepción y el modo de describir lo vivido. Eso indudablemente generará una aceptación y también comprensión de lo que los demás están viviendo.
Conocemos a muchos que por alguna razón han tenido la triste experiencia de vivir un fracaso, y tratan de justificarlo y es una tarea poco gratificante hacer eso, pero no nos debemos sentir en la obligación de justificar lo que vivimos y menos explicando las razones del fracaso. Son vivencias muy personales que debemos saber pasarlas y seguir avanzando en la vida. Claro está, que si estamos bajo la autoridad de alguien o estamos haciendo las cosas porque se nos fueron encargadas y las cosas no resultan, tenemos que tener la madurez y la valentía de contestar las preguntas y saber explicar a preguntas concretas.
Hay muchas personas que conocemos y están avanzando con todo éxito en sus proyectos, pero debemos entender que no todo el camino que han recorrido ha sido camino de logros y tiempos de la máxima gratificación. Han tenido momentos difíciles y desagradables de los cuales de un modo u otro han aprendido el cómo se debe hacer y qué cosas se deben evitar para que se pueda tener progreso en lo que se emprende en la vida.
Para cada uno de nosotros el horizonte tiene una infinidad de retos y desafíos, y si queremos escoger alguno debemos saber que habrá riesgos. Por ello debemos hacer la tarea previa en averiguar cada detalle y autoevaluarnos también si estamos preparados para emprender la cuidadosa aventura del desafío y con pie de plomo caminar autoevaluándonos y en ningún momento estar vanagloriándonos por los logros, sino todo lo contrario, vestirnos de una sana discreción en nuestros logros y puesta la mirada más en lo que nos queda por delante para recorrer que lo que ya hemos avanzado. Es correcto el avance, es un logro para animarnos y para darnos las pautas necesarias de cómo debemos progresar hasta alcanzar la meta que nos hemos trazado.
El hecho que no estamos solos en el mundo también podemos permitir que otros puedan ser beneficiados por lo que la vida nos ha enseñado a través de los fracasos que hemos tenido en el pasado, para que no tengan que recorrer el mismo camino que evitándola por lo que les ayudamos. Claro está nos guste o no la gente se recordará de nosotros, y nosotros, por lo que compartimos, habrá de determinar el cómo será ese recuerdo.