Autopartes: el “momento extraordinario” que ve la industria mexicana en Guatemala
Los industriales mexicanos señalan puntos que debe incluir hoja de ruta para que el país se integre más formalmente como socio al sector de autopartes de esa nación norteamericana.
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Autopartes: el “momento extraordinario” que ve la industria mexicana en Guatemala
Los industriales mexicanos señalan puntos que debe incluir hoja de ruta para que el país se integre más formalmente como socio al sector de autopartes de esa nación norteamericana.
Recomiendan a Guatemala utilizar la “triple hélice” como estrategia para que la academia, el gobierno y el sector privado diseñen el plan que podría impulsar el empleo y las divisas en el sector de autopartes, y conectarlo con Norteamérica. (Foto Prensa Libre: Freepik)
Francisco González, director ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes, México, conoce bien Guatemala cuando operaba la extinta agencia de inversiones ProMéxico.
Además de hacer referencia a empresas nacionales que ya trabajan en sociedad con fabricantes mexicanos, su principal consejo es definir hojas de ruta claras que identifiquen las capacidades existentes y las condiciones de infraestructura necesarias para la evolución del sector de autopartes.
“En México, por ejemplo, el desarrollo artesanal permitió una transición fluida hacia productos detallados en la industria automotriz. De manera similar, en Dresden, Alemania, la tradición en relojería facilitó el desarrollo de microchips cuando AMD se estableció allí” señala.
González reflexiona sobre cómo Guatemala debe utilizar la “triple hélice” como estrategia para que la academia, el gobierno y el sector privado diseñen el plan que podría impulsar el empleo y las divisas en este sector, conectado con Norteamérica.
¿Cuáles serían los primeros pasos y recomendaciones para que Guatemala desarrolle un sector competitivo de autopartes?
Considero que este es un momento extraordinario para Guatemala. Estamos avanzando en tecnologías, y cuando se desea incursionar en una tecnología ya establecida, es necesario comenzar desde cero, como fue el caso de México con los motores de combustión interna. En este momento, el consejo para Guatemala sería adoptar una de las tecnologías emergentes, ya sean baterías y vehículos eléctricos o híbridos, o las nuevas tecnologías como el hidrógeno.
Creo que es un momento en el que se debería buscar el apoyo gubernamental, así como el de la triple hélice, que incluye al gobierno, la iniciativa privada y la academia, en algún sector donde no sea necesario comenzar desde cero o desde una posición desfavorable en algunas tecnologías. Este es el momento adecuado para que Guatemala aproveche estas nuevas oportunidades tecnológicas, permitiendo un avance significativo sin tener que seguir una ruta de desarrollo tradicional. Estamos entrando en una nueva era, y es el momento para que Guatemala tome estas nuevas oportunidades en tecnologías emergentes.
¿Qué oportunidades específicas ve usted para que Guatemala se integre como proveedor de componentes hacia México?
En efecto, ya existen empresas que están estableciéndose en Guatemala en sectores como el de electrónicos, arneses y textiles, lo cual demuestra que este proceso ya está en marcha. No se trata de que la primera empresa guatemalteca comience a proveer a México, sino que ya hay varias que lo están haciendo.
Por lo tanto, la recomendación es acercarse directamente, ya que la cadena de certificaciones es delicada. No es necesariamente complicada, pero sí requiere tiempo, cuidado y dedicación. La industria automotriz, en particular, tiene una serie de normas muy importantes que deben seguirse. Además de las normas de calidad, existen diversas situaciones que deben cumplirse. Hay que entender que estos productos y contratos suelen ser a largo plazo.
Es importante tener en cuenta que, a diferencia de la industria de la moda, donde los textiles y la confección cambian cada temporada, en la industria automotriz, los textiles y los interiores de los automóviles requieren años de desarrollo. Por lo tanto, son enfoques distintos que deben ser comprendidos claramente, así como las certificaciones necesarias. Conozco Guatemala y sé que puede complementar estos esfuerzos y, de hecho, ya hay varias empresas que están colaborando con proveedores mexicanos en la actualidad.
¿Qué acción en el ámbito de gobiernos urge acelerar para que haya más alianzas y volumen de negocio?
Se pueden resumir en tres puntos principales:
- Mapas de ruta. Es esencial que Guatemala desarrolle mapas de ruta claros que indiquen concretamente qué áreas deben desarrollarse y los pasos a seguir. Esto incluye identificar con quiénes establecer relaciones más estrechas, ya sean países, empresas, personas o el propio gobierno.
- Es fundamental contar con instituciones público-privadas o públicas bien definidas. Un ejemplo es ProMéxico que, aunque ya no está en funcionamiento, servía como una guía y fuente de financiamiento. De manera similar, Bancomex no solo proporciona orientación, sino también financiamiento. Estas instituciones son vitales para apoyar el desarrollo económico.
- Y es necesario un consenso claro entre el sector empresarial de que para avanzar es imprescindible colaborar con universidades, institutos técnicos y el gobierno. Además, el gobierno debe entender que solo trabajando de la mano con estos sectores se puede lograr un progreso significativo.
¿Cuáles son los principales factores que le han permitido a México posicionarse como un referente en la industria de autopartes?
La referencia histórica es extensa. Comenzamos con el decreto automotriz de los años 60, que sentó las bases para el inicio de la industria automotriz en México. Para el crecimiento de la industria de autopartes, es importante tener el sector de manufacturas cercano, lo que llevó a la formación de empresas y a la necesidad de contar con proveedores de primer, segundo y tercer nivel (Tier 1, 2 y 3).
En las décadas siguientes, la industria creció a un ritmo notable, diversificando los materiales utilizados más allá del acero, vidrio, hule y telas, consolidando así el sector de autopartes. En los años 2000, tras el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en 1994, se consolidó la industria automotriz en Norteamérica. México, con cerca de 50 años de experiencia, atrajo expertos y talento, desarrollando todas las piezas necesarias para la industria automotriz, desde defensa hasta defensa (“bumper to bumper”).
El tratado fue de gran ayuda, al igual que la colaboración con la academia, ya que sin el talento adecuado no se habría podido desarrollar la industria. Además, la ubicación estratégica de México, con acceso a Europa, Norteamérica y Sudamérica, facilitó este crecimiento.
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