Contaminación por emisiones de vehículos cuesta US$3 mil 100 millones anuales a Guatemala

Contaminación por emisiones de vehículos cuesta US$3 mil 100 millones anuales a Guatemala

Estudio indica que crecimiento desmedido del parque vehicular en Guatemala tiene un impacto económico, pero también en la salud de la población.

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04/11/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

El parque vehicular en Guatemala crece de forma desmedida. En el 2015 se registraban 2.97 millones de vehículos; una década después, la cifra asciende a 6.18 millones.

Benjamín Leiva, investigador en el Observatorio Económico Sostenible de la Universidad del Valle de Guatemala, señala que los gases contaminantes que estos emiten tienen impacto negativo en la salud y en la economía.

Son 13.6 millones de toneladas de gases los que se generan al año, de monóxido de carbono, hidrocarburos, óxidos de nitrógeno, dióxido de carbono, partículas de carbón negro y óxidos de azufre. Dicha carga en el ambiente representa un costo estimado de US$3 mil 100 millones, según el Análisis de escenarios de vehículos y sus emisiones para el Reglamento de Control de Emisiones de Vehículos, lo que representa el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Para hacer ese cálculo, Leiva y su equipo tomaron como línea base las características del parque vehicular, es decir, tipo de vehículo, antigüedad y combustible que utiliza, lo que permitió establecer cuáles son las emisiones de cada uno, y el desafío fue determinar el costo económico que representa.

“Tomamos un valor promedio global para cada tipo de contaminante, los adecuamos al contexto guatemalteco. Con el parque vehicular calculamos cuánto se está emitiendo en términos gruesos por tipo de vehículo y luego atribuimos este costo asociado principalmente al daño que está generando el parque vehicular en la economía y en la sociedad”, dice el investigador.

Para el 2023, el daño que ocasiona el CO₂ por tonelada se calculaba en US$99,mientras que el del carbono negro ―material particulado― en unos US$277 mil 793 por la misma unidad de medida. Por esa razón, es que Leiva menciona que es mejor la regulación del diésel, especialmente en buses y camiones, porque este genera más material particulado, comparado con la gasolina. Estos son valores ajustados para Guatemala.

Impacto

A través del análisis del parque vehicular y de la emisión de gases se logró establecer que cada guatemalteco pierde, en promedio, unos US$175 al año debido a los daños por la contaminación, principalmente por problemas de salud relacionados con el aire que respiran.

En este contexto, Leiva menciona el concepto de externalidad, que es el daño que genera una actividad a alguien ajeno a la misma. En este caso, el piloto que maneja un camión que crea gases contaminantes perjudica a un tercero que los inhala, y eso puede provocar problemas cardiorrespiratorios, lo cual acarrea gastos en medicamentos, de cuidado, idas al hospital o suspensiones laborales.

Cada guatemalteco paga ese costo por la contaminación, esté o no expuesto a los gases. Pero el gasto será mayor para quien tenga un daño más directo.

“Lo complicado en el caso guatemalteco es que, como no hay ningún tipo de regulación al respecto, acá llega cualquier cosa. Y eso impide poder tener un crecimiento sano, por decirlo así, del crecimiento vehicular, en el sentido de que no estemos trayendo vehículos que están dañando a la población”, señala el investigador.

El estudio refiere que los camiones diésel viejos, especialmente los fabricados en la década de 1990, son los que más contaminan.

¿Qué hacer?

Actualmente no existe regulación sobre la emisión de estos gases en el país, lo que permite el ingreso sin control de todo tipo de vehículos. Para Leiva, la resistencia de la población a implementar normas también es parte del problema, y recuerda lo ocurrido recientemente con la obligatoriedad del seguro contra terceros para vehículos, que fue derogada.

“La resistencia de la población a que se implemente cualquier normativa que controle dichas emisiones es parte del problema”, agrega.

Si se aplican estándares de emisión y se obliga a vehículos a disminuir las emisiones, la contaminación disminuiría, y el resultado es una reducción de hasta en US$1 mil millones anuales, refiere el estudio.

Hay opciones distintas para lograrlo: regular la importación de autos nuevos, regular los modelos más antiguos, por ejemplo, los que son anteriores a 1990, que son los más contaminantes. Pero también hacer mantenimiento adicional a los vehículos que están afectados por la regulación.

“Si hay un parque vehicular con muchos vehículos viejos, habrá mucha gente afectada y eso genera resistencia; no obstante, no hay dudas de que ese es el camino para avanzar, porque cuando hay un parque vehicular sin regulaciones de esta naturaleza, terminas quedándote con lo peor de lo peor, porque llegan los automóviles que en ningún otro lugar del mundo aceptan”, dice.

En este punto se habla de la externalidad, en que si alguien hace una actividad que daña a un tercero, el que provoca la actividad tiene que hacerse cargo de los daños.

La manera de hacer los cambios, como sugiere el entrevistado, es abordar el problema de manera gradual, comenzando con los modelos más antiguos de autobuses, buses y microbuses a diésel, los camiones y transporte de carga a gasolina y a diésel, que más contaminan. Luego, pasar a los otros tipos de vehículos que son más masivos, como los automóviles y las motocicletas.