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Las autoridades locales de Texas temían el riesgo de inundaciones, pero no aprobaron sistemas de alerta
Cuando la catastrófica crecida de las aguas atravesó el condado de Kerr la semana pasada, no hubo sirenas ni monitores de inundación temprana.
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Hace ocho años, tras otra inundación fluvial en Texas Hill Country, los funcionarios del condado de Kerr debatieron si había que hacer más para construir un sistema de alerta a lo largo de las orillas del río Guadalupe.
Una serie de campamentos de verano situados a lo largo del río solían estar abarrotados de niños. Durante años, los funcionarios locales los mantuvieron a salvo con un sistema de boca en boca: cuando las aguas empezaban a desbordarse, los líderes de los campamentos de río arriba avisaban a los de río abajo de la marejada que iba hacia ellos.
¿Pero era suficiente? Los funcionarios se plantearon complementar el sistema con sirenas y medidores fluviales, junto con otras herramientas modernas de comunicación. “Podemos hacer todo el seguimiento del nivel del agua que queramos, pero si no hacemos llegar esa información al público a tiempo, entonces todo esto no vale la pena”, dijo Tom Moser, entonces comisionado del condado de Kerr.
Al final, se hizo poco. Cuando la catastrófica crecida de las aguas atravesó el condado de Kerr la semana pasada, no hubo sirenas ni monitores de inundación temprana. En su lugar, hubo alertas de texto que llegaron tarde para algunos residentes y que otros desestimaron o no vieron.
Este condado rural de poco más de 50 mil habitantes, situado en una parte de Texas conocida como el “callejón de las inundaciones repentinas”, contempló la posibilidad de instalar un sistema de alerta de inundaciones en 2017, pero lo rechazó por considerarlo demasiado costoso. El condado, que tiene un presupuesto anual de unos US$67 millones, perdió entonces una licitación para conseguir una subvención de US$1 millón para financiar el proyecto, según muestran las actas de la reunión de la comisión del condado.
Más recientemente, en una reunión presupuestaria en mayo, los comisionados del condado hablaron de un sistema de alerta de inundaciones que estaba desarrollando una agencia regional como algo que podrían utilizar.
Pero en una entrevista reciente, Rob Kelly, juez del condado de Kerr y su funcionario electo de mayor rango, dijo que los residentes locales se habían resistido a nuevos gastos. “Los contribuyentes no lo pagarían”, dijo, y añadió que no sabía si la gente lo reconsideraría ahora.
La idea de un sistema de alerta de inundaciones se planteó en 2015, tras una inundación mortal en Wimberley, Texas, a unos 120 kilómetros al este de Kerrville, la capital del condado de Kerr.
La cuenca del río Guadalupe es una de las regiones más peligrosas de Estados Unidos en lo que se refiere a inundaciones repentinas. Las inundaciones ordinarias provocadas por fuertes tormentas se producen con regularidad, e inundan calles y amenazan estructuras a medida que las aguas suben gradualmente. La región también es propensa a las inundaciones repentinas, que pueden producirse sin previo aviso.
Las personas que viven cerca del río Guadalupe, en el condado de Kerr, pueden tener poco tiempo para buscar terrenos más elevados, sobre todo cuando las inundaciones repentinas se producen a altas horas de la noche, cuando la gente duerme. En 1987, la rápida crecida del río Guadalupe arrastró un autobús escolar que transportaba adolescentes de un campamento religioso, y mató a 10 de ellos.
Avantika Gori, profesora de la Universidad Rice que dirige un proyecto financiado por el gobierno federal para mejorar la resistencia a las inundaciones en los condados rurales de Texas, dijo que los sistemas de alerta de inundaciones suelen ser simples redes de pluviómetros o aforadores de caudal que se activan cuando la lluvia o las aguas de las inundaciones superan un determinado nivel.
Los medidores pueden utilizarse entonces para avisar a quienes corren riesgo de inundación, ya sea mediante mensajes de texto, que pueden no ser eficaces en zonas con un servicio de telefonía móvil irregular; notificaciones emitidas por televisión y radio, o a veces mediante una serie de sirenas.
Los sistemas más complejos utilizan las previsiones del Servicio Meteorológico Nacional para predecir las precipitaciones y elaborar modelos para ver qué zonas podrían sufrir inundaciones, dijo Gori.
Tras las inundaciones de 2015, se instaló un sistema de vigilancia mejorado en la zona de Wimberley, y ahora se utilizan torres de telefonía móvil para enviar avisos a todos los teléfonos móviles de la zona.
Moser, el comisionado anterior, visitó Wimberley después de que se instalara su nuevo sistema, y luego dirigió los esfuerzos para tener un sistema de alerta de inundaciones en el condado de Kerr. Su propuesta habría incluido sistemas adicionales de detección de agua y un sistema para alertar al público, pero el proyecto nunca llegó a ponerse en marcha, en gran parte por cuestiones presupuestarias.
“Se evaporó”, dijo Moser. “Simplemente no se llevó a cabo”.
Un comisionado de entonces, H. A. “Buster” Baldwin, votó en contra de un estudio de ingeniería de US$50 mil, según una noticia de esos tiempos, y dijo: “Creo que todo esto es un poco extravagante para el condado de Kerr, con sirenas y demás”.
Moser dijo que era difícil saber si un sistema de alerta de inundaciones habría evitado más tragedias en el condado de Kerr durante la riada del 4 de julio, dadas las extraordinarias circunstancias de la inundación, que se produjo repentinamente tras un intenso periodo de lluvias. Pero dijo que creía que tal sistema podría haber tenido algún beneficio.
“Creo que podría haber ayudado a mucha gente”, dijo Moser.
Entre las víctimas mortales de las inundaciones, que ya ascienden a 80, hay al menos 28 niños, y el paradero de varias niñas y una orientadora de uno de los campamentos situados junto al río sigue siendo desconocido.
Según una transcripción de una reunión del Tribunal de Comisionados del Condado de Kerr celebrada en 2017, los funcionarios debatieron cómo, incluso con sensores adicionales del nivel del agua a lo largo del río Guadalupe, el condado seguiría necesitando una forma de alertar a los residentes si el nivel del agua subía peligrosamente rápido.
Los funcionarios del condado consideraron que las sirenas, que se utilizan en todo Texas para alertar a los residentes en caso de tornado, podrían alertar a quienes viven junto al río en caso de inundación.
“Con todas las colinas y demás, la cobertura móvil no es muy buena en algunas zonas de Hill Country”, dijo Moser, y añadió que una serie de sirenas podría haber proporcionado a la gente de las zonas vulnerables tiempo suficiente para evacuar.
Moser se jubiló como comisionado del condado de Kerr en 2021. Pero dijo que las inundaciones de esta semana debían tomarse como una advertencia.
“Creo que habrá muchos lugares en Estados Unidos que se fijarán en este suceso que ocurrió en el condado de Kerr y determinarán qué se podría hacer”, dijo Moser. “Creo que deberían salir cosas de esto. Debería ser una lección aprendida”.
El domingo, los actuales funcionarios municipales no hablaron de las anteriores deliberaciones sobre los sistemas de alerta. Dalton Rice, administrador municipal de Kerrville, eludió una pregunta sobre la eficacia de las notificaciones locales de emergencia, y dijo a los periodistas en una conferencia de prensa que “no era el momento de especular”.
“Se va a realizar una revisión completa de esto, para que podamos asegurarnos que nos concentramos en la preparación para el futuro”, dijo.
Gori dijo que la decisión de no instalar sistemas de alerta en el pasado se ha debido al costo para muchos condados de Texas.
“Si el condado dispusiera de un sistema de alerta de inundaciones, les habría ido mucho mejor en términos de preparación, pero la mayoría de los condados rurales de Texas sencillamente carecen de fondos para implantar sistemas de alerta de inundaciones por sí mismos”, dijo en un correo electrónico.
Sin embargo, algunos sistemas más sencillos, como los que utilizan pluviómetros o aforadores de caudal, podrían no haber dejado tiempo suficiente para las evacuaciones, dada la rapidez con que subió el agua en el condado de Kerr, añadió.
No es el único que se enfrenta a estos retos.
“Los condados rurales carecen mucho de datos suficientes, lo que significa que estamos prácticamente ciegos a la hora de identificar las zonas propensas a las inundaciones”, dijo Gori.
Texas tiene un creciente retraso en proyectos de gestión de inundaciones, que suman unos 54 mil millones de dólares en todo el estado. El plan estatal de inundaciones de la Junta de Desarrollo del Agua de Texas pedía a los legisladores que destinaran fondos adicionales para invertir en infraestructuras que podrían salvar vidas.
Pero hasta ahora los legisladores solo han asignado una fracción del dinero necesario para proyectos de inundaciones a través del Fondo de Infraestructuras para Inundaciones del estado, unos 669 millones de dólares hasta la fecha, incluso cuando los legisladores estatales aprobaron este año recortes de US$51 mil millones en el impuesto sobre bienes inmuebles.
El condado de Kerr, en conversaciones previas sobre un sistema de alerta, había explorado junto con otros miembros de la Autoridad del Alto Río Guadalupe la posibilidad de solicitar ayuda económica a través del fondo de infraestructuras. Pero la autoridad abandonó la idea tras enterarse de que el fondo solo aportaría alrededor del 5 por ciento del dinero necesario para el proyecto.
Durante las inundaciones de la semana pasada, a pesar de las notificaciones de texto que advertían de la rápida subida de las aguas, algunos residentes no estaban seguros de la seriedad con que debían tomarse los avisos de inundación, porque no son inusuales en esa parte del estado.
Sujey Martin, residente de Kerrville desde hace 15 años, dijo que la despertó una alerta de emergencia en su teléfono cerca de las 2 horas del viernes. Dijo que le echó un vistazo y volvió a dormir.
“Nunca es tan grave, así que no le di mucha importancia”, dijo.
No se alarmó hasta alrededor de las 5 horas, cuando se dio cuenta de que se había ido la luz y empezó a leer en Facebook noticias sobre inundaciones y evacuaciones, algunas de ellas a pocas calles de su casa. “Llovía mucho”, recordó.
Louis Kocurek, de 65 años, quien vive en Center Point, a unos 16 kilómetros al sureste de Kerrville, dijo que nunca había recibido una alerta oficial del gobierno sobre la inundación. Se había inscrito en un servicio privado de alerta de emergencias conocido como CodeRED, pero cuando llegó la alerta, se había ido la luz. En ese momento, dijo, conocía la situación desde hacía al menos tres horas, pues su yerno le había avisado cerca de las 6.30 horas.
Había comprobado el nivel del agua del arroyo cercano a su casa y decidió quedarse donde estaba, aunque en un momento dado el agua del arroyo subió 4.5 metros en 15 minutos. Su casa está situada a mayor altitud que las de algunos vecinos, y en ella se refugiaron 11 personas.
Kocurek dijo que la alerta del CodeRED llegó a las 10.07 horas. “En ese momento, las carreteras estaban cerradas, no había forma de salir”. Su casa, finalmente, no se inundó.
Linda Clanton, una maestra jubilada que vive en las afueras de Kerrville, dijo que no supo lo grave que había sido la inundación hasta que su hermana la llamó y la despertó con la noticia a las 8.30 horas del viernes. Al día siguiente, se encontraba entre varias personas que observaban la destrucción generalizada y los montones de escombros causados por la riada en el parque Louise Hays, junto al río Guadalupe, en la parte oeste de la ciudad.
Dijo que no podía estar segura de que incluso las sirenas hubieran sido útiles para advertir a la gente sobre el rápido movimiento del agua.
“Estamos todos dispersos entre las colinas y los árboles”, dijo. “Si tuviéramos una sirena aquí en el pueblo, nadie más que la gente del pueblo la oiría”, añadió. “Tendríamos que tener sirenas por todas partes, y eso supone mucho dinero y muchas cosas que pueden salir mal”.
Y el peligro aún no había terminado.
Hacia las 3 horas del domingo, se envió otra alerta de emergencia a las personas que se encontraban a lo largo del río Guadalupe, incluidos los centenares que realizaban búsquedas, que advertía de la “alta probabilidad de desbordamiento del río”. Desplázate a terrenos más elevados, instaba la alerta.