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La fea costumbre de provocar
Inconformidad y caos dentro de la población con el objeto de hacer colapsar la gestión presidencial.
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Para algunos, el primer Pacto de Corruptos en Guatemala está representado en la alegoría a la Firma del Acta de Independencia Centroamericana que ilustra el reverso del billete de veinte quetzales… y no es para menos. El 15Sept1821, el recién llegado Gabino Gainza, capitán general, convocó a los grupos de poder y demás encomenderos para discutir el proceso de independencia a espaldas del pueblo; acto en el que negociaron apoyar la declaratoria a condición que Gainza fuera el primer presidente de la naciente República.
El pueblo ya identificó algunas cabezas y está harto de su fea cara y espurias acciones.
Como lo conocemos hoy, el Pacto de Corruptos es aquella misma figura de poder que a lo largo de los 204 años transcurridos mutó según las circunstancias. El registro más palpable en la historia reciente proviene de la Guerra Fría y el fantasma del comunismo endilgado al segundo gobierno de la Revolución de 1944. De cuando el grupo dominante sobre la tenencia de la tierra (finqueros) se sintió amenazado por las políticas sociales, educativas, de salud, culturales y, en particular, de uso del suelo, según la Ley de Reforma Agraria, que derivó en la vulgar intervención del gobierno de EE. UU. en el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz. A partir de entonces, los dueños de la finca llamada Guatemala se organizaron en estructuras económicas con control de la administración pública, en la que por ley tienen cabida; poniendo y quitando presidentes según sus intereses.
El trabajo de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) (2009-19) sacó a la luz pública su funcionamiento corrupto y señaló con nombre y apellido a sus más conspicuos representantes. En un acto insólito confesaron públicamente su pecado y pidieron perdón… hecho que de inmediato reconocieron como error, pero ya los medios de comunicación lo habían transmitido y registrado. Debe ser reconocida la trascendencia de aquellos hechos, pues nunca antes había ocurrido que un dios o héroe del Olimpo chapín fuera vulnerable y menos aún, desmitificado. Situación que de inmediato fue corregida, haciendo alianzas con quien fuera necesario hacerlas, para que semejante exposición no se repitiera jamás.
De ahí la versión del Pacto de Corruptos 2017 en la que no hubo discriminación racial, social ni política alguna, que confirmó la máxima maquiavélica: “El fin justifica los medios”. Hoy no es fácil reconocer su conformación pues, como la mitológica Hidra de Lerna, es un monstruo serpentino de cien cabezas. Cien cabezas especializadas, por la larga y fructífera experiencia de los últimos 70 años, en que establecieron maneras de operar, mamar de la teta del Estado y usar cualquier treta para provocar descontento popular con el fin de garantizar su subsistencia y, sobre todo, inconformidad y caos dentro de la población, con el objeto de hacer colapsar la gestión presidencial.
El pueblo de Guatemala, si paciente, en 2023 tuvo claro que el momento de impulsar el cambio había llegado, por lo que una sensible mayoría votamos por el nuevo partido político Semilla, creado por ciudadanos dignos, honorables y profesionales de alto nivel cívico y cultural, que propuso a Bernardo Arévalo como candidato a la presidencia, y ganó. Acción ciudadana que quebró al sistema electoral corrupto de los últimos decenios. Sin embargo, la Hidra mantiene controlados los otros dos poderes del Estado y busca desesperadamente desestabilizar al Ejecutivo, recurriendo a cualquier bajeza a su alcance… de las que tiene muchas, pero que, por su ilegitimidad, me parece que no lo logrará. El pueblo ya identificó algunas cabezas y está harto de su fea cara y espurias acciones.