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Qué es el bullying y cómo puede afectar a los estudiantes de Guatemala
El bullying (acoso escolar) afecta durante la niñez, pero la responsabilidad recae en los adultos. Conozca cuáles son las repercusiones de este fenómeno tanto en la infancia como en la adolescencia y qué medidas tomar ante ello.
Muchos adultos recuerdan su etapa escolar con ilusión y alegría. Sin embargo, también existen personas que asocian esta época con situaciones de acoso escolar que experimentaron durante su niñez. A este fenómeno se le conoce como bullying, el cual puede repercutir en la salud mental de un estudiante a corto y largo plazo.
Existe la falsa creencia que el bullying es un “juego de niños”que se resuelve con castigos momentáneos o ignorando lo que ocurre. Sin embargo, las consecuencias del acoso escolar pueden desencadenar tragedias tanto en Guatemala, como en otras partes del mundo.
“El bullying puede llegar a impactar tanto el bienestar emocional como el desempeño académico. Una persona que se enfrenta a este tipo de situaciones puede presentar ansiedad, así como tener un bajo autoconcepto, dificultades para relacionarse con otros e incluso síntomas depresivos”, señala la psicóloga guatemalteca Daniella Feterman.
Por su parte, la psicóloga Liza Hernández agrega que el bullying afecta gran parte del alumnado guatemalteco. Hernández indica que existen estudios que estiman que alrededor del 30 por ciento de los jóvenes en nuestro país han sido víctimas de acoso escolar en algún momento de su vida.
¿Qué es el bullying y cómo afecta a los estudiantes guatemaltecos?
El bullying es un tipo de acoso hacia otra persona que involucra muchos factores. “El bullying está tipificado como una violencia sistemática que ocurre de una persona hacia otra. Se caracteriza por la agresividad en el trato, acciones dañinas repetitivas y sobre todo, por la desigualdad de poder que se establece en la relación“, enfatiza la psicóloga María Renée Ordóñez.
Ordóñez menciona que los estudiantes que sufren bullying pueden presentar problemas de baja autoestima, ansiedad y depresión, falta de concentración, bajo rendimiento escolar, problemas de salud y en casos extremos, riesgo de suicidio.
En el caso de las consecuencias a largo plazo, Diana Lang, psicóloga clínica y orientadora educativa, resalta que son personas que pueden sufrir heridas emocionales a largo plazo que ocasionen que no puedan concluir sus carreras académicas a nivel universitario o que incluso enfrenten relaciones sentimentales donde la otra persona abuse de ellos tanto física como emocionalmente, ya que pueden desarrollar la falsa creencia que no son merecedores de afecto.
Sin embargo, los agresores también pueden sufrir algunas secuelas a largo plazo. Lang comenta que muchos niños que acosan a otros estudiantes pueden convertirse en adultos con conductas impulsivas, agresivas o con una mala gestión de emociones que afectarán su vida laboral, universitaria y personal, lo que nos demuestra que el acoso escolar conlleva a problemas a largo plazo.

¿Por qué se da el bullying?
Las especialistas comentan que existen muchas causas que provocan que un niño o adolescente acose a sus compañeros de salón. De acuerdo con Lang, el 90 por ciento de los niños que agreden a otros alumnos provienen de familias disfuncionales o bien, se encuentran a cargo de otros familiares como tíos y abuelos y sufren por la ausencia de sus padres.
La especialista añade que la migración también repercute en esto, ya que muchos padres al verse forzados a trabajar en el extranjero, dejan a sus niños a cargo de otros tutores y eso afecta emocionalmente al pequeño.
Otra situación es la falta de una crianza respetuosa, ya que una educación basada en violencia puede conllevar a que el niño desarrolle conductas agresivas y violente a otros niños porque necesita atención de sus padres. En este sentido, factores como la violencia intrafamiliar o un caso de alcoholismo en el entorno también pueden desencadenar que los estudiantes adopten este tipo de comportamientos.
“Hay un trasfondo emocional, una proyección de las carencias del niño en su hogar y el bullying se convierte en una forma de llamar la atención, ya que la necesitan”, menciona Lang, enfatizando que la crianza debe ser desde el respeto y no desde el miedo.
Bullying en Guatemala
Existen cifras preocupantes en torno al tema, según las especialistas. “Se identificaron 21 mil 500 casos graves de bullying en el país. Estos resultados posicionan a Guatemala como el país número 29 en el mundo con más casos de acoso escolar“, señala la psicóloga Hernández citando un estudio realizado en Guatemala por Bullying Sin Fronteras en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre 2022 y 2023.
Además de las consecuencias antes mencionadas, Hernández añade que una persona que ha experimentado acoso escolar puede aislarse socialmente, a tal grado que puede considerar el suicidio como una alternativa de escape ante esta situación, razón por la que es importante tener claro cuál es el problema y cómo resolverlo.
Según datos proporcionados por el Centro de Investigación Estudiantil de la Universidad del Valle (UVG), el acoso escolar presenta una o más conductas de agresión y violencia que ocurren sistemáticamente en el centro de estudios. De acuerdo con la UVG, algunos departamentos de Guatemala con mayor incidencia de casos de bullying son Alta Verapaz, Quiché, Izabal, Quetzaltenango y Huehuetenango, pero también repercute en las otras regiones del país, tanto en escuelas como colegios.
En Guatemala, quienes deseen denunciar cualquier situación de acoso escolar deben comunicarse a los teléfonos 1584 de la Procuraduría General de la Nación, 110 de la Policía Nacional Civil y al 2424-1717 de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH). Sin embargo, es preciso tomar nota que es una situación que puede evitarse por medio de la prevención.

¿Cómo prevenir el bullying?
La psicóloga Feterman puntualiza que es importante fomentar un ambiente seguro y de confianza en las instituciones educativas y también entre padres e hijos. En cuanto a las instituciones, la psicóloga comenta que la clave es crear espacios para la educación emocional y la empatía y fomentar también una comunicación abierta entre estudiantes, maestros y familias.
Hernández añade que es necesario implementar programas educativos en las instituciones para fomentar la empatía y el respeto, así como crear conciencia entre estudiantes, padres y docentes para construir un ambiente seguro.
“También es importante establecer políticas claras contra el bullying, que incluyan protocolos de seguimiento“, indica la profesional. Las especialistas entrevistadas coinciden en que estas son las medidas que se pueden tomar en el aula para evitar el bullying:
- Promover el trabajo en equipo en las aulas para que los alumnos desarrollen conexión entre sí, siempre en un ambiente de respeto y sana convivencia.
- Si un estudiante agrede a un compañero, se recomienda evitar castigos como prohibir la televisión. En cambio, debe fomentarse la empatía hacia otros niños y el valor de compartir con los demás.
- No estigmatizar a nadie en las aulas.
- Organizar actividades para generar espacios seguros de convivencia sana.
- Darles herramientas a los niños para gestionar sus emociones.

¿Qué hacer si un niño sufre de bullying en el aula?
El primer paso es identificar la situación. De acuerdo con Lang, los niños que son víctimas de acoso escolar presentan cambios de conducta muy marcados. Por ejemplo, dejan de utilizar algún juguete que antes les encantaba o presentan alteraciones en sus patrones de sueño como insomnio o bien, permanecen durmiendo mucho tiempo. Asimismo, pueden presentar falta de apetito o bien, comer en exceso.
Si detecta uno de estos signos, lo primero es acudir al centro educativo e investigar qué sucede. Asimismo, si se determina que el niño o adolescente sufre bullying, estas son algunas medidas a tomar, según Ordóñez:
- Escuchar con calma y sobre todo validar las emociones.
- Ayudar a identificar las habilidades y fomentar una autoestima sana.
- Formar un equipo junto con maestros y autoridades para dar seguimiento.
- No fomentar comportamientos vengativos ni recomendar alternativas como “devolver los golpes”.
- Busca apoyo profesional de ser necesario.
Si su hijo es quien acosa a otros estudiantes, la profesional aconseja que no se justifique ni se minimice la conducta del niño, pero sí sugiere que se acuda con un profesional para detectar la raíz de esa conducta y trabajar en ella. Asimismo, la terapeuta agrega que deben establecerse consecuencias claras, para enseñar con responsabilidad y no con golpes o castigos que no surten efecto y no son sostenibles.
En términos generales, es necesario brindar apoyo psicológico para las víctimas y agresores para evitar que el problema se agrave: “Finalmente, involucrar a la comunidad en iniciativas de prevención del bullying es vital. La colaboración entre instituciones educativas, familias y organizaciones locales puede fortalecer los esfuerzos para minimizar el acoso escolar y promover un entorno más saludable para todos”, enfatiza Hernández.