Erradicando violencia, maltrato y abuso sexual

Erradicando violencia, maltrato y abuso sexual

Víctimas de abuso sexual, trata de personas y maltrato en todas sus formas constituyen el foco de atención de Juvid.

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11/10/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

Cambiar vidas no es tarea fácil, pero cuando se logra redirigir la vida de alguien de forma positiva —en especial, la de un joven— se enciende una esperanza que transforma. Hace poco conocí la gran cruzada de una organización guatemalteca que se ha convertido en faro de luz: el Instituto Internacional Juntos por la Vida (Juvid).

Juvid ha impactado en más de 350 mil personas en 40 países.

En un mundo donde las modas cambian más rápido que las convicciones, Juvid no se raja. Con paso firme y corazón abierto, se dedica a lo verdaderamente trascendente: formar personas, restaurar familias y proteger la dignidad humana.

José Manuel Menegazzo, su director ejecutivo, cuenta que todo se inició como la idea de una amiga que quería llegar a los jóvenes con un mensaje de sentido y esperanza. Él aceptó ayudarla, y poco a poco esa semilla tomó forma. Comenzaron a impartir charlas en escuelas, comunidades e iglesias, hasta que las solicitudes llegaron desde todo el país.

Así nació Juvid en 2011, como un movimiento juvenil que hablaba de sexualidad, vida y familia. Lo que empezó como un sueño se convirtió en un movimiento que tocó corazones, abrió espacios de diálogo y fortaleció valores en comunidades enteras. Seis años después, en 2017, dieron un paso trascendental al consolidarse como instituto. Desde entonces, han impactado en más de 350 mil personas en 40 países, con un mensaje claro: la vida y la familia valen, y deben ser defendidas con convicción y ternura.

Su labor es amplia y profundamente humana. A través de programas educativos y acompañamientos personalizados, abordan temas esenciales como la prevención del abuso sexual infantil, la educación sexo-afectiva, la erradicación de la pornografía, la salud mental y el fortalecimiento de matrimonios y familias. Todo, con preparación profesional, empatía y amor.

Muchos padres sienten temor al hablar de sexualidad con sus hijos, pero al no hacerlo permiten que otros influyan con intenciones equivocadas. Por ello, Menegazzo destaca su Diplomado en Cultura de Vida, que responde a realidades complejas sobre el valor de la familia; el curso Uno en Cristo, que fortalece relaciones de pareja; el programa Libérate, que ayuda a superar la pornografía; y talleres para padres, maestros y líderes que se han vuelto herramientas indispensables para proteger a la niñez.

Además, su Programa de Restauración de la Dignidad brinda esperanza a víctimas de abuso sexual, trata o maltrato; y su iniciativa de Auténtica Masculinidad invita a los hombres a vivir con responsabilidad y propósito.

Más allá de las cifras, lo conmovedor son los frutos: jóvenes con sentido de vida, matrimonios restaurados, familias fortalecidas, niños protegidos y comunidades más resilientes. Todo ocurre en silencio, lejos de los reflectores, pero con un impacto profundo y duradero.

Por eso decidí escribir sobre Juvid. Detrás de esta institución hay quienes sanan a otros con auténtico amor, ofreciendo su labor de forma gratuita en 60%, reafirmando su compromiso con el bien común. No obstante, enfrentan desafíos: falta de recursos para atender la creciente demanda, estigmas sociales que dificultan el diálogo sobre sexualidad y familia, e incluso resistencia para abordar temas de fondo. Pero no se detienen.

No me imagino un mundo sin Juvid. Miles de niños y jóvenes seguirían desinformados, familias sin apoyo y comunidades sin herramientas para sanar. Su presencia marca la diferencia entre la indiferencia y la esperanza. Con Juvid, los valores no pasan de moda.

Si mis lectores desean conocer más sobre esta invaluable labor, pueden comunicarse directamente al 5016-5461. Tal vez se animen a ofrecer su tiempo, talento o recursos, y convertir esa contribución en una semilla de transformación: www.juvid.org. Redes: @juvidgt