Jesse Reneau

Jesse Reneau

       Jesse Reneau (2000) nació en Ciudad de Guatemala, municipio de Guatemala: un país insalvable, suspendido en el tiempo. Escribe desde niña para documentar su vida, y eso la llevó a estudiar Ciencias en la Comunicación con la esperanza de ser periodista algún día. Ha participado en varios certámenes literarios en las que […]

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03/03/2023 15:33
Fuente: La Hora 

Jesse Reneau (2000) nació en Ciudad de Guatemala, municipio de Guatemala: un país insalvable, suspendido en el tiempo. Escribe desde niña para documentar su vida, y eso la llevó a estudiar Ciencias en la Comunicación con la esperanza de ser periodista algún día. Ha participado en varios certámenes literarios en las que ha ganado algunos, y dirige la revista digital y cultural Estupenda. Actualmente es editora y archivadora en un periódico de su ciudad.

Escritos pensando en el mar y la nostalgia.

CUERPO

Si me sentía sola me deslizaba

en un tobogán, tu esófago

rescataba tus rodillas de la curva de la memoria

no estaba más en tu mirada

ya no hay más fotografía

que la de la pupila naranja

divido esfuerzos en mis palmas

intento no regresar

y fallo

mi cabello espera la noche de tus manos

desaparezco en ellas, me fundo

hay palabras que nunca recuerdo

y ya no dices nada

me miras inconclusa

hay un dolor que persiste

en el corazón

desde ahora existo junto a él

no ama y no destruye

no tiene forma

ni cuerpo

SOLEDAD

Todo este puñado de

lágrimas no es más que la

lucha por un horizonte

Todo este puñado de

lágrimas se mezcla con

la sal del mar y regresa

a mis ojos

me vacía

Sigo nadando tratando

de alcanzar algo que

parece una promesa

pero no llego

Soy humo y escupo

nado y ardo a partes iguales

me hundo y

estoy sola

con este puñado

PUENTES

Es hórrido ver

cómo mis puentes se caen

ya no llego a ti y el hilo suspendido en el aire es

golpeado por el viento: no resiste más.

Tratamos ambos de alcanzarlo

y nuestros pies no calculan el aire

que lame nuestra vista

Tanto azul terminaría por dejarme sola

siempre supe esta regla,

los puentes se caen y nadie

llega a mi isla

me siento a palpar el sol,

y él a huir de mí

Ya no queda nadie, le digo

quienes decían quererme quedaron

en otras orillas y otras manos les besan

Tal vez mis estructuras se construyeron

sobre el peso de la mugre

nada fuerte, nada durable

todo efímero y poroso

y yo me quedo sentada viendo el sol de acero

arriba en una viga pronta a ceder

INDEFENSIÓN

Una breve sinopsis de lo que significó

no hacer nada y transitar sin

ceder ante la rabia,

que en diminutos silencios

alcanzaba a sostener mi cabeza

abajo, al fondo

y dejarla allí

de lo que significó

empezar a abandonarme,

con una venda de papel

una y otra vez

a la espera de despertar

con un peso liviano

de lo que significó

derramar hasta la

última gota de hastío

para ignorar que no he comido

porque no me alcanza:

nada

NAUFRAGIO

La oportunidad se atravesó como una flecha

de mañana taciturna frente al castillo de arena

Me detuve y me enterré junto con los cangrejos

para devolverme el color

A veces una intenta sumergirse sin tener

nada ya, habiendo perdido todo

sostuve el puñado de caracoles entre

las manos cerradas

Las perlas se me colgaron a los ojos

y divagué entre el vaho de las ballenas

que desde lejos me devoraban y

llamaban mi nombre

ajeno, como siempre

No hay seguridad pero

quiero intentar llegar al barco

subirme a él, llorar sal al sentir

el abrazo de cada nostalgia

ver hacia atrás y preguntarme

quién se va

FOTOGRAFÍA

Al atardecer cierro todos los vidrios

en los paisajes de mi mente

mientras pinto de gris las calles

y de colores las luces

el frío se cuela en cada rendija

y congela cada ave que logra descender

En el auto transito deseando caminar

llevo horas y vidas perdidas

y mi cuerpo se ramifica en el cuero.

Fuera, más allá, por las montañas

las mariposas devuelven la vida al aire

y los cerros se abrazan

Espero a que cada pestaña deje

del lado la brisa con gotas de arena,

levanto la mano a su altura,

sosteniendo el párpado negro

Estoy tan triste y no me puedo quedar

aprieto el botón y el espejo se detiene

la luz detalla las nubes y enmarca mis dedos

Alejo de mi rostro aquella caja negra

dentro no hay más que soledad

Selección de textos Roberto Cifuentes Escobar.