TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

Día en honor de las madres resalta desafíos
Aun en este dantesco panorama, brillan las madres guatemaltecas.
Enlace generado
Resumen Automático
Son proverbiales el amor, abnegación y esfuerzo diario de las madres guatemaltecas. Las cualidades de trabajo, perseverancia y creatividad son dignas de encomio, y así se destacan cada 10 de mayo, tradicional Día de las Madres. En esta fecha altamente simbólica abundan los abrazos y las felicitaciones, las expresiones de gratitud y cariño filial, y el reconocimiento por esa actitud incondicional de servicio. Pero también saltan a la vista los dramas y adversidades de muchas madres en entornos de pobreza, desnutrición, deficiencia de servicios públicos y limitación de oportunidades.
En efecto, Guatemala aún no logra superar el complejo entramado de rezagos que impactan en el desarrollo de mujeres y niñas, entendiéndose esta separación como una conexión intergeneracional que lleva demasiadas décadas: madres con poco acceso a la educación tienen limitaciones de mejora laboral y, a menudo, sus hijas repiten el ciclo. Desde la década de 1990 existen programas que impulsan la educación de la niña como estrategia —que ha funcionado en otros países— para tener madres más preparadas y con mejores herramientas. Pero a más de tres décadas, los avances siguen siendo insuficientes, debido a miopías burocráticas, el uso clientelar de recursos públicos, condicionamientos electoreros y la carcoma infame de la corrupción o la negligencia en el desempeño.
Nada más doloroso para una madre que ver el hambre o la enfermedad de un hijo. Y sin embargo, las estrategias contra la desnutrición aún no hacen mella en este flagelo que contrasta con la riqueza natural y productiva del país. La migración forzada se convirtió en una alternativa dolorosa que a menudo separa a madres de sus hijos: se logra tener un mejor ingreso en el hogar, pero se abre una ausencia insustituible.
La mortalidad materna ha ido reduciéndose, pero aún es una contradicción social que se niega a desaparecer por falta de cobertura médico-hospitalaria, la persistencia de nefastas actitudes como el machismo y también por la precocidad de muchas maternidades. Entre 2018 y 2024, más de 14 mil niñas menores de 15 años dieron a luz en Guatemala. Detrás hay una plaga de abusos sexuales que se ve acicateada por otra calamidad: la impunidad de los casos. La violencia intrafamiliar es otro valladar que también complica la vida de muchas madres, con el mismo agravante de la falta de certeza en la justicia.
La educación sigue siendo la llave para salir del encierro atávico del ciclo de pobreza y violencia. Asegurar que las niñas puedan acceder y permanecer en la escuela para perfilar un futuro técnico y profesional de realización personal es vital para dignificar las condiciones de vida de la madre guatemalteca del futuro. Este proceso empieza por la transformación del sistema educativo. Pero también las iglesias y organizaciones comunitarias pueden y deben aportar a trazar un nuevo futuro para la maternidad guatemalteca.
Aun en este dantesco panorama, brillan las madres guatemaltecas: esa gran fuerza nacional de inspiración y dignidad cuya llama ilumina el corazón de los hogares, a menudo desempeñando el liderazgo en familias monoparentales. Forman parte de la fuerza productiva en empresas o crean sus propias oportunidades a través de emprendimientos y también de iniciativas de beneficio colectivo. Hay madres profesionales que aportan en diversos campos, empresarias que brindan oportunidades, científicas que abren nuevos paradigmas. En este 10 de mayo de 2025 va nuestro saludo a madres y abuelas, guatemaltecas que le dan vida a este país.