Arrebatar a las mafias el control de la justicia
Que las cortes respondan a los intereses del Pacto de Corruptos es peligroso para todos.
Punto de encuentro
Arrebatar a las mafias el control de la justicia
Que las cortes respondan a los intereses del Pacto de Corruptos es peligroso para todos.
Garantizar que continúe la cooptación del sistema de justicia es un objetivo irrenunciable del Pacto de Corruptos. Controlar la justicia les permite no solamente mantener su impunidad para graves delitos de corrupción u otros crímenes, sino continuar utilizando al sistema como herramienta de persecución y hostigamiento en contra de quienes se consideran un obstáculo para sus fines.
Que las cortes respondan a los intereses del Pacto de Corruptos es peligroso para todos.
Incluso, el control de las cortes les permitiría “mantener la llave” que abre la puerta de un eventual desafuero del presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, estrategia que siguen contemplando como parte de sus planes.
Sin ir muy lejos, ahí tienen ustedes a algunos magistrados/as de salas de apelaciones refrendando resoluciones de jueces y juezas que dejan en libertad a personajes involucrados en mega-escándalos de corrupción, incluyendo a algunos que habían aceptado sus delitos, como el exministro Alejandro Sinibaldi. O, por el contrario, salas de apelaciones que ordenan continuar la persecución penal en contra de estudiantes universitarios como en el caso de Heizel Morales y Sergio Morataya. Es decir, buscan mantener el control de las cortes para, según sus intereses y alianzas, continuar aplicando un doble estándar en la justicia.
La cooptación del Ministerio Público y de las cortes ha sido un mecanismo determinante para que el Pacto ejerza y mantenga su poder. No es el único, por supuesto, pero es la vía que les ha facilitado consolidar el sistema de corrupción e impunidad que nos asfixia. Por poco logran impedir la toma de posesión del binomio electo a través de un golpe judicial y, ahora, siguen a fuerza de resoluciones entorpeciendo decisiones legislativas y acciones de gobierno, incluso aquellas de carácter administrativo. Los fallos judiciales se están convirtiendo en el “palo” que se inserta en la rueda para no dejar avanzar al vehículo.
Que las cortes respondan a los intereses del Pacto de Corruptos es peligroso para todos. No solo para las y los fiscales, jueces y juezas que hicieron avanzar investigaciones y lograron condenas en casos de gran corrupción o de graves violaciones a los derechos humanos y hoy se encuentran en la cárcel o el exilio. También para las y los ciudadanos representa un grave riesgo “caer” en manos de una justicia parcializada con fiscales, jueces o magistrados que se venden al mejor postor.
Por eso el proceso de conformación de las comisiones de postulación que se encargarán de elaborar las nóminas para las magistraturas de la Corte Suprema de Justicia y las salas de apelaciones reviste de enorme importancia. Nos estamos jugando, sin exagerar, la posibilidad de mantener o socavar la democracia y la institucionalidad del país; y también el derecho que tenemos como ciudadanos/as a un debido proceso en el caso que debamos enfrentar la justicia.
Las estructuras mafiosas se están preparando para dar la batalla y adueñarse de la mayoría de espacios en las comisiones de postulación para garantizar que las listas de candidaturas a la Suprema y a las salas de apelaciones incluyan a sus alfiles y operadores. Por eso resulta crucial que, tal y como se logró para impedir el golpe de Estado y la anulación de la voluntad popular en 2023, promovamos un esfuerzo ciudadano —amplio y unitario— para rescatar al sistema de justicia.
La conformación del espacio plural “Unidad por la Justicia” (planilla 8) para disputar en el Colegio de Abogados la representación gremial en las comisiones de postulación es un paso en la dirección correcta. También lo es que Walter Mazariegos, el rector impuesto de la USAC, no haya logrado hacerse de la presidencia de una de las comisiones de postulación, como pretendían él y sus socios.
Toca sumar fuerzas y voluntades para arrebatarle a las mafias el control de la justicia.