Solidaridad ante tragedia en Turquía y Siria

Solidaridad ante tragedia en Turquía y Siria

Cómo no solidarizarnos con los pueblos de Turquía y Siria, si en Guatemala hemos sufrido graves terremotos también.
11/02/2023 00:02
Fuente: Prensa Libre 

El 4 de febrero de 1976 me levanté de madrugada en un infierno, por el terremoto de 7.5 grados que sacudió a Guatemala. Con las mesitas de noche que se columpiaban como en subibaja, de forma vertical, y se deslizaban de forma transversal, lo único que salía de mi boca era “No, no, no”, de manera repetitiva y sin poder reaccionar de inmediato para rescatar a mis dos gemelitas de un año de edad que dormían en el cuarto contiguo.

Salimos de nuestra casa descalzos y en medio de chayes por doquier. Fue la pesadilla más grande que jamás he vivido. Fue un lúgubre recorrido de la zona 11 al centro para asegurarnos de que tanto mi madre y hermanos como mi suegra estuvieran bien. Nos encontramos ante un escenario salido de una película de terror, con cientos de casas y edificios parcial o completamente desmoronados, con gente ensangrentada que pedía auxilio en las calles o dentro de los edificios sin fachada, pues no tenían ni gradas disponibles para evacuar. Recuerdo que entré en estado de shock, con temblor de dientes y todo el cuerpo por varias horas.

Hoy la desgracia le ha tocado a Turquía y Siria, con dos terremotos, uno de 7.8 grados en la escala de Richter y un segundo casi de la misma magnitud. En total, van más de 22,300 muertos y 80,700 heridos. Según el embajador de Turquía en Guatemala, Erkan Aytun, es uno de los desastres más graves del siglo XXI. Menciona que tienen mucha gente sin vivienda y agradece la solidaridad del mundo ante un desastre de este nivel para poder seguir rescatando a los perjudicados. Agradece al gobierno de Guatemala y a la sociedad civil, que han mostrado desde un inicio muchas ganas de ayudar.

El rescate en ambos países sigue en marcha, pero minuto a minuto se reduce la posibilidad de seguir en la búsqueda de nuevos sobrevivientes. Por ejemplo, en la capital de Turquía, Ankara, ya se han dado por terminados los trabajos de búsqueda de supervivientes en las provincias de Sanliurfa y Kilis. Pero recién ha llegado un nuevo convoy con ayuda humanitaria, compuesto por 14 camiones que han cruzado la frontera entre Turquía y Siria, en auxilio a los damnificados.

En estos camiones se transportan calefactores eléctricos, tiendas de campaña, sábanas y otros materiales para apoyar a las personas desplazadas. Lo triste es cuando ya han pasado varios días y la gente sigue bajo los escombros, viva o muerta, y llegar a ellos es una especie de odisea. Saben que todavía hay un mundo bajo los escombros y luchan por cada alma que aún se pueda salvar.

Aún recuerdo el terremoto de México, cuando encontraron, unos cinco días después, a un bebé recién nacido que sobrevivió, a pesar de que la madre había muerto en los escombros. Los milagros ocurren y los casos como este se presentan cuando tenemos fe. Por ende, mi solidaridad para Turquía y Siria, y rezo por que no les demos la espalda.

Turquía ayudó a México durante el terremoto de 1985, por lo que hoy rescatistas mexicanos se muestran solidarios con las víctimas en Turquía. A pesar de toda esta buena voluntad, las dificultades de coordinar el envío de brigadas desde América Latina no parece fácil.

Estoy segura de que muchos guatemaltecos nos podemos solidarizar con este evento catastrófico y la forma de hacerlo es a través de donaciones por medio del Banco Industrial, “Asistencia de la Embajada de Turkiye”, cuenta monetaria en quetzales 158-022897-9, que servirá para apoyarles. “Hoy por mí, mañana por ti”, reza el dicho. Nunca nos crucemos de brazos pensando que, como están tan lejos, no nos incumbe. No es así. El bien que podamos hacer hoy por nuestro prójimo, nos regresará con creces mañana.