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Qué es leer: Filgua
Leer es una práctica social, esto es una actividad orientada con fines, con objetivos. Con la invención de la escritura hace 10,000 años los seres humanos hemos también construido una nueva, emergente forma de relacionarnos entre nosotros y con el mundo, este mundo real que existe pero que a la vez coconstruimos, entre todos […]
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Leer es una práctica social, esto es una actividad orientada con fines, con objetivos. Con la invención de la escritura hace 10,000 años los seres humanos hemos también construido una nueva, emergente forma de relacionarnos entre nosotros y con el mundo, este mundo real que existe pero que a la vez coconstruimos, entre todos construimos. Por eso, con la invención del libro en el Siglo XV a través de la imprenta, agregamos a nuestras herramientas tecnológicas un elemento clave entre la relación lector y escritor, una relación más flexible, porque previamente la escritura en piedra, la escritura en manuscritos no permitía flexibilidad alguna como tampoco la emergencia de comunidades de lectura alrededor de libros impresos de forma más rápida, más barata, más dinámica. Así el libro fue el portador versátil del conocimiento, transportó primero supuestas verdades y luego supuestos amores, encuentros, desencuentros, recuerdos y olvidos.
Pero el libro no existe si no existe una comunidad de lectores, lectores que conozcan las normas de la lectura con la que el libro fue escrito, porque al fin el libro solamente es el medio usado por la escritora o el escritor para trasladar un diálogo pospuesto hasta que aparezca un lector que quiera conversar con él o con ella, el escritor o la escritora. Las normas son parte de la lectura y estas cambian de comunidad en comunidad. Algunas parecen triviales como cuando un escritor en castellano hace una cita y dice: «Si el libro que estamos leyendo no nos despierta, como si un puño estuviera golpeando nuestra cabeza, entonces ¿por qué lo leemos?», de Kafka o su versión en inglés: “If the book we are reading does not wake us, as with a fist hammering on our skulls, then why do we read it?». La forma de puntear es diferente, la oración en inglés se cierra con el punto dentro de la cita y las comillas no afuera como en español. Las normas varían de idioma en idioma, de comunidad en comunidad, inglés se escribe English con mayúscula, español no, se mantiene la minúscula.
Como la lectura es una práctica social, esta es artificial, en el sentido de que no emerge biológicamente. Cuando nacemos tenemos propensión a hablar cualquier idioma, diría Chomsky y aprendemos naturalmente a hablar, a leer no. Para aprender a leer se requiere instrucción, dependemos de maestros y un currículo que nos permita tratar de entender no solamente al escritor sino lo que quizá quería decir el escritor, metalenguaje. Leer, entonces, es un encuentro con los posibles mundos del escritor que se va a encontrar con un lector que construirá sus posibles mundos.
Leer es un acto de valentía y de disciplina. Los analistas que no leen libros, no entienden, solamente fingen. Los analistas que no escriben, que no escriben libros, no solamente no entienden, mienten porque no han ubicado en blanco y negro algunas posibilidades de interpretación de sus eventuales escenarios. Por eso es que el verbo leer tiene como precursor al verbo escribir, aún más artificial, aún más difícil que leer. No existiría la ciencia, ni la tecnología, menos la religión en su formato actual sin la capacidad de leer, sin la capacidad de escribir, pero principalmente sin la capacidad de entender lo que se lee.
Según un informe del 2022, en Guatemala solamente el 18% de los alumnos tienen una nota excelente en comprensión y lectura y el 82% fue calificado como insatisfactorio o como que debe mejorar en su comprensión lectora, de habilidades «regulares». Casi ¾ de los estudiantes no comprenden lo que leen y como no si sus profesores tampoco, como lo refleja la prueba de compresión lectora de profesores donde solamente la mitad de profesores, 50%, superó la prueba. Sin maestros, sin libros, sin currículo, sin buenos programas de formación docente, sin una didáctica científica de la lectura, sin universidades que promuevan la lectura crítica, con maestros que en lugar de enseñar están en huelga o en la Plaza Central bailando, tomando, fumando, pero no leyendo, con rectores como el de la Usac, Universidad de San Carlos, que no lee, no escribe, no entiende, poco vamos a avanzar. Hace tiempo que no se ve un libro en las manos de un maestro.
Por eso la Feria Internacional del Libro de Guatemala, Filgua, es un espacio fundamental para el desarrollo de la cultura guatemalteca e internacional. Es el lugar para compartir entre comunidades de lectores y comunidades de escritores, mediado por quienes hacen posible que un libro llegue a nuestras manos, las editoriales y principalmente los libreros. No importa que gaste 5,000 quetzales, aunque sabemos que es mentira, o que gaste 50 quetzales, lo importante es participar del ambiente de leer, leer en voz alta, leer en voz baja, leer en silencio, pero leer, leer para pensar, leer para ser, leer para construir un país mejor que tanto necesitamos.
Yo voy a viajar de Quetzaltenango a Fórum Majadas para asistir a la Filgua, Feria Internacional del Libro de Guatemala, porque es un evento importante para mí, para este país, para todos, pero especialmente para las nuevas generaciones de lectores y escritores que harán de este Planeta, el Planeta que Lee, el Planeta que Piensa, el Planeta que Escribe.