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Cómo saber si soy intolerante a la lactosa
Aunque muchas personas experimentan molestias digestivas tras consumir leche o derivados, no siempre se asocia de inmediato con la intolerancia a la lactosa, saberlo es clave para mejorar la calidad de vida y evitar los síntomas.
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La lactosa es el azúcar natural presente en la leche y otros productos lácteos. Para digerirla adecuadamente, el cuerpo produce una enzima llamada lactasa, que se encuentra en el intestino delgado.
“Las personas con intolerancia a la lactosa tienen una deficiencia parcial o total de esta enzima, lo que impide descomponer la lactosa en azúcares simples para su absorción”, explica Carlos Hernández, gastroenterólogo.
Como resultado de esta deficiencia, la lactosa no digerida pasa al colon, donde es fermentada por bacterias intestinales, lo que puede causar diversos síntomas gastrointestinales.
Síntomas de intolerancia a la lactosa
De acuerdo con Eduardo Castañeda, médico internista, los síntomas pueden variar según el nivel de intolerancia y la cantidad de lactosa ingerida, pero los más comunes incluyen:
- Hinchazón abdominal
- Gases o flatulencias
- Diarrea
- Dolor o calambres abdominales
- Náuseas
Estos síntomas suelen aparecer entre 30 minutos y 2 horas después de consumir productos lácteos. “Es importante no confundir esta condición con una alergia a la leche, que implica una respuesta del sistema inmunológico y puede ser más grave”, enfatiza Castañeda.
Cómo saber si soy intolerante a la lactosa
La sospecha suele surgir al notar síntomas recurrentes después de consumir leche, helados, yogur o quesos. Sin embargo, el diagnóstico debe confirmarse con la ayuda de un profesional de la salud.
Existen varias pruebas para detectar la intolerancia a la lactosa, dice Hernández.
- Prueba de hidrógeno en el aliento: es una de las más utilizadas. Consiste en medir la cantidad de hidrógeno exhalado después de ingerir una bebida con lactosa. Niveles elevados indican mala absorción.
- Prueba de tolerancia a la lactosa: se mide la glucosa en sangre después de consumir lactosa. Si los niveles no aumentan, significa que el cuerpo no la ha digerido correctamente.
- Dieta de eliminación: bajo supervisión médica, se retiran todos los productos lácteos por un tiempo para observar si los síntomas desaparecen, y luego se reintroducen gradualmente para evaluar la respuesta del organismo.

Ser intolerante a la lactosa no significa renunciar completamente a todos los productos lácteos. Algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades o ciertos tipos de quesos bajos en lactosa, como el parmesano o el cheddar madurado. Castañeda hace las siguientes recomendaciones:
- Optar por productos deslactosados
- Leer etiquetas de ingredientes con atención
- Sustituir la leche por bebidas vegetales (como leche de almendra, avena o soya)
- Consultar a un nutricionista para asegurar el consumo adecuado de calcio y vitamina D
“Con un diagnóstico adecuado y ajustes en la alimentación, es posible vivir sin síntomas y mantener una nutrición equilibrada”, añade el médico internista. Identificar la intolerancia a la lactosa es el primer paso para cuidar la salud digestiva y tomar decisiones alimenticias más conscientes.