El plan de Trump para Gaza le da a Netanyahu casi todo lo que quiere

El plan de Trump para Gaza le da a Netanyahu casi todo lo que quiere

Con el plan del presidente Trump, el primer ministro Benjamín Netanyahu obtuvo al final casi todo lo que esperaba, a pesar del creciente aislamiento internacional de Israel.

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02/10/2025 01:05
Fuente: Prensa Libre 

Antes de la reunión del lunes, la pregunta era si el presidente Donald Trump presionaría lo suficiente al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para que pusiera fin a la guerra en Gaza. Al final, Netanyahu obtuvo casi todo lo que podía esperar de la propuesta de Trump: la exigencia de que Hamás liberara inmediatamente a los rehenes y depusiera las armas, sin lo cual Israel tendría carta blanca para seguir atacando Gaza. En cuanto a los soldados israelíes, podrían permanecer en el perímetro de Gaza en un futuro previsible. Se hizo una alusión tan tímida a la aspiración de un Estado para los palestinos que la propuesta casi sugería que siguieran soñando. Y la Autoridad Palestina no desempeñaría ningún papel en Gaza en un futuro próximo.

Fue un raro momento de triunfo que demostró que Netanyahu aún podía conseguir gran parte de lo que quería —si no es que todo— a pesar del creciente aislamiento internacional de Israel. Apenas la semana pasada, varios países europeos reconocieron un Estado palestino a pesar de las objeciones israelíes, mientras que Netanyahu pronunció un discurso en una sala casi vacía de las Naciones Unidas tras un abandono diplomático. El lunes por la tarde, junto a Trump, Netanyahu elogió el plan respaldado por Estados Unidos como el cumplimiento de sus propias condiciones para poner fin a la guerra con Hamás.

Y los gobiernos árabes y musulmanes, incluida la Autoridad Palestina, parecían dispuestos a apoyar esa propuesta. En cuanto a Hamás, no tendría nada que decir en el futuro gobierno de la Franja de Gaza, haciendo explícito lo que había quedado vago en intentos previos de poner fin al conflicto. Sin embargo, el grupo y sus dirigentes han quedado tan diezmados por la guerra, y se enfrenta a tanta presión aparente por parte de los países musulmanes, incluidos sus patrocinadores de Catar y Turquía, que no es imposible imaginar que terminen cediendo.

Ahora los dirigentes de Hamás deben decidir si aceptan el plan de Trump, negocian sus condiciones o lo rechazan de plano. Todas las opciones implican graves riesgos para el grupo armado palestino, que ha logrado sobrevivir a dos años de embestida israelí mediante una tenaz insurgencia. Se esperaba que los negociadores de Hamás se reunieran con funcionarios turcos el martes en la capital catarí, Doha, “para impulsar el fin de la guerra mediante este plan”, según Majed al Ansari, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Catar. El martes, Trump declaró a la prensa en Washington que le daría a Hamás “tres o cuatro días” para responder a la propuesta.

A Hamás le costaría aceptar un acuerdo que fuera equivalente a renunciar a su dominio en Gaza, pero descartar una vía clara para poner fin al conflicto supondría el riesgo de enfurecer aún más a los palestinos que han vivido casi dos años de matanzas y devastación. Algunos gazatíes acusan a Hamás de librar una guerra por su propia supervivencia política a costa de ellos. Ibrahim Madhoun, analista palestino cercano a Hamás, dijo que el plan de Trump “se basa en excluir a Hamás”, lo que dificulta su aceptación por parte del grupo. Funcionarios de Hamás han dicho anteriormente que elementos clave, como la entrega de sus armas, serían una línea roja.

Hamás aún podría aceptar la propuesta —o al menos aceptarla como base en las negociaciones— para poner fin a la guerra, dijo. Pero muchos de los otros 20 puntos del plan eran francamente confusos, lo que significaba que se necesitarían conversaciones prolongadas para resolverlos, añadió. “Cada cláusula es un campo tan minado que requiere su propio acuerdo por separado”, dijo Madhoun. Tras escuchar los términos de la propuesta, Mahmoud Abu Matar, un joven de 27 años que vive refugiado en el centro de Gaza, dijo que lo más probable es que la gran mayoría de los palestinos de la ciudad apoyarían el acuerdo para poner fin de inmediato a la violencia.

“Cada cláusula es un campo tan minado que requiere su propio acuerdo por separado

“No queremos más guerra ni más derramamiento de sangre”, dijo. “Ahora la pelota está en el lado de Hamás”. Algunos de los actores más importantes en la visión Trump-Netanyahu para Gaza no hablaron en la Casa Blanca el lunes. Entre ellos estaban las naciones árabes y musulmanas que se han ofrecido a proporcionar soldados o financiación para una fuerza de mantenimiento de la paz que se encargue de la seguridad en Gaza, como Egipto, Arabia Saudita, Jordania y Emiratos Árabes Unidos. Estos países han establecido condiciones claras para su participación en la posguerra, entre ellas que Israel se retire totalmente de Gaza y se comprometa a una vía hacia un Estado palestino.

También estipularon que la Autoridad Palestina debía invitarles a Gaza, para que se les considerara como un apoyo al representante legítimo del pueblo palestino y no como otra potencia ocupante. El plan esbozado por Trump y Netanyahu no cumplía ninguna de esas condiciones. Israel no solo mantendría un colchón de seguridad dentro de las fronteras de Gaza, sino que la fuerza multinacional de mantenimiento de la paz también tomaría posesión del territorio directamente del ejército israelí. La Autoridad Palestina, por su parte, quedaría fuera de juego hasta que se reformara tan completamente que Netanyahu se burló de la perspectiva calificándola como una improbable “transformación milagrosa”.

En cuanto al Estado palestino, la propuesta solo decía que, a medida que se reconstruyera Gaza, “podrían darse por fin las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y el Estado palestinos”, si el programa de reformas de la Autoridad Palestina “se ejecuta fielmente”. Sin embargo, no se dijo nada sobre quién lo determinaría ni cómo. Por muy favorable que le pareciera la propuesta a Netanyahu, implicaba concesiones que podrían resultarle costosas desde el punto de vista político. Las referencias a un Estado palestino algún día, el estímulo a que los palestinos permanezcan en Gaza y el rechazo rotundo a la anexión israelí de Gaza “destrozan por completo los sueños de la extrema derecha”, escribió el martes Nadav Eyal, columnista de Yedioth Ahronoth, un periódico israelí de tendencia centrista.

Los cancilleres de ocho países árabes o de mayoría musulmana acogieron con reservas la propuesta de Trump y Netanyahu en una declaración conjunta a primera hora del martes, afirmando su disposición a cooperar con ella. Sin embargo, dejaron claro que seguían insistiendo en una “retirada total israelí” y en el establecimiento de “una paz justa sobre la base de la solución de los dos Estados, en virtud de la cual Gaza se integre plenamente con Cisjordania en un Estado palestino”. A Nimrod Novik, veterano negociador de paz israelí y enviado del ex primer ministro Shimon Peres, ese “sí, pero” no le sorprendió.

“Podríamos vernos abocados a unas negociaciones muy prolongadas durante las cuales la guerra continúa, los rehenes corren peligro, los palestinos mueren y la pelota —en cuanto a la necesidad de discutir con Trump— está en el lado árabe”, dijo Novik. Más sorprendente aún, los ministros árabes no dijeron nada sobre la Autoridad Palestina. Sin ningún papel previsto para ella en Gaza, la Autoridad Palestina saludó, no obstante, los “esfuerzos sinceros y decididos” de Trump para poner fin a la guerra y afirmó su “confianza en su capacidad para encontrar un camino hacia la paz”. Continuó diciendo que quería “un Estado palestino moderno, democrático y no militarizado”.

La autoridad también dijo que se comprometía a cambiar los libros de texto que, según los críticos, demonizan a Israel y a abolir el pago de estipendios a los presos palestinos y a sus familias. Dijo que invitaría a la comunidad internacional a examinar esos cambios. Esa respuesta demostró lo mucho que ha cambiado desde 2020, cuando Trump dio a conocer un plan de paz para el conflicto palestino-israelí general que también estaba sesgado hacia las preferencias de Israel. En ese entonces, en un año de elecciones estadounidenses, la Autoridad Palestina rechazó de plano la propuesta de Trump, quien salió del poder en noviembre.

Hoy, Trump permite que la Autoridad Palestina se aferre a la esperanza de un futuro para sí misma. Pero, en el caso de Hamás, esa posibilidad no existe.