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Fallece Armando Cáceres, científico guatemalteco pionero en medicina natural
Se confirma la muerte a los 79 años el científico guatemalteco Armando Cáceres, pionero en medicina integradora y plantas medicinales.
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El lunes 10 de noviembre se confirmó la muerte del prestigioso científico Armando Cáceres falleció a los 79 años por problemas derivados de salud. Era químico biólogo, especializado en inmunología y productos naturales, formado en universidades de Guatemala, Estados Unidos, Brasil, Suiza, Colombia y Japón. Además, era graduado de naturópata con especialidad en fitoterapia y fue catedrático por más de 50 años en universidades públicas y privadas, tanto nacionales como internacionales, a nivel de pregrado y posgrado.
El experto en investigación, producción y aplicación multidisciplinaria de productos naturales y medicina integradora había sido citado en el mundo en más de mil 300 investigaciones hasta octubre de 2024. Diferentes instituciones en redes sociales se han solidarizado con la familia del investigador.
“Mi maestro Armando Cáceres Estrada, brillante, único, siempre lo admiré como estudiante y compañera docente, deja un gran legado para la ciencia en Guatemala”, expresó Karin Herrera, vicepresidenta de Guatemala.
El profesor Cáceres en 2024 recibió la Orden del Quetzal en Grado de Caballero, uno de los últimos reconocimientos a lo largo de su carrera. Será velado en Funerales Refoma de la zona 9 y será llevado al Cementerio Los Parques, el miércoles 12 de noviembre.
¿Quién era Armando Cáceres?
Nació en Guatemala el 2 de febrero de 1946 y, cuando tenía cinco años, su padre fue nombrado embajador, por lo que viajaron a Perú. También residió en Colombia y Honduras.
Su familia regresó a Guatemala, donde concluyó la primaria en el Colegio San Sebastián. Obtuvo una beca para cursar la secundaria en el Colegio Americano. Hasta los 15 años deseaba ser historiador, pero cuando empezó a recibir clases de Química se interesó más en esta materia y decidió estudiar Ingeniería Química en la Universidad de San Carlos.
En segundo año de universidad se fue de intercambio a Nueva York. Cursó nuevamente estudios generales y se inclinó por la química biológica. Se graduó en 1972. Estudiaba por las tardes y trabajaba por las mañanas en el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (Incap). Una semana después de graduarse lo contrataron como profesor auxiliar, hasta avanzar y obtener la plaza de titular. Aplicó a becas y estudió en Wisconsin y Atlanta, especializándose en hematología e inmunología.
En una entrevista con Prensa Libre compartió que de niño acompañaba a su mamá al mercado, y ella era muy especial al encontrar bledo u otras hierbas. “Nos fue acostumbrando a usarlas para comer y también para preparar té. Algunas eran para compartir y otras, medicinales”, recordó.
“A lo largo del tiempo, siempre me interesaron las plantas medicinales, y tengo más de 50 años en mi carrera; sin embargo, en los primeros 15 años solo hacía diagnósticos y, por ejemplo, les decía a los pacientes que tenían anemia, y hasta ahí llegaba mi intervención. En 1973 fui jefe de laboratorio del Hospital San Juan de Dios, durante cinco años. En ese tiempo estuve en contacto con personas con quienes hablaba más sobre plantas, y así me fui metiendo de lleno en el tema”, compartió en esa ocasión.
En 1976 su hermano fundó el Centro Mesoamericano de Estudios sobre Tecnología Apropiada (Cemat). Junto con otro hermano, médico y acupunturista, formaron promotores de salud en el uso de plantas medicinales, acupuntura y masajes.
En 1979 presentaron un proyecto a una agencia francesa y otra belga para crear una empresa rural de plantas medicinales y alimenticias. Les aprobaron el proyecto, y la Unión Europea les dio financiamiento, al que más adelante se sumaron fondos alemanes. Hizo encuestas sobre plantas medicinales en 10 etnias mayas y en el área garífuna.
El siguiente paso fue independizarse, y así surgió Farmaya, que ha evolucionado hasta convertirse en una empresa familiar. Demostraron las propiedades del pericón mediante experimentación. Se hicieron pruebas con otras plantas a nivel nacional e internacional. A la fecha han investigado cerca de 200 plantas. “La riqueza florística y el conocimiento popular sobre etnobotánica son recursos que no se han aprovechado a plenitud por las condiciones sociales, culturales y políticas”, dijo en esa oportunidad.
Destacado investigador
- Autor de 250 publicaciones científicas y 11 libros
- Profesor de Medicina Integradora y Fitoterapia en la Universidad Galileo
- Docente de Fitoterapia en la Universidad Maya Kaqchikel
- Profesor invitado en las universidades Francisco Marroquín y Rafael Landívar
- Miembro de los comités científicos de la Farmacopea Americana (USP) y del Compendio Panamericano de Plantas Medicinales
- Galardonado con:
- Premio José Capote Díaz, de la Federación Panamericana de Farmacia y Bioquímica (1992)
- Premio Centroamericano Nestlé de Pediatría (1998)
- Medalla de Ciencia y Tecnología (1998)
- Medalla Universitaria (2000)
- Medalla de Excelencia Académica (2011)
- Orden del Quetzal en el grado de caballero (2024)