Leyendas de Guatemala: “Tío Conejo, Tío Coyote y las gallinas”, la historia que desafía los valores y refleja cómo la astucia se impone al poder

Leyendas de Guatemala: “Tío Conejo, Tío Coyote y las gallinas”, la historia que desafía los valores y refleja cómo la astucia se impone al poder

Las leyendas de Guatemala representan uno de los pilares más importantes de la tradición oral del país.

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04/06/2025 17:00
Fuente: Prensa Libre 

Tío Conejo, Tío Coyote y las gallinas forma parte de los relatos transmitidos de generación en generación. Autores como Celso Lara y Héctor Gaitán han recopilado diversas leyendas de Guatemala en sus obras, con el objetivo de preservar estos relatos frente al paso del tiempo.

Entre las narraciones atribuidas a Celso Lara se encuentra Tío Conejo, Tío Coyote y las gallinas. Según una de las versiones de dicha historia, todo comienza cuando Tío Conejo se encuentra con Tío Coyote y conversan durante un largo rato.

De pronto, Tío Coyote exclama: “Me parece que usted es muy rico. No lo digo porque crea que tiene mucho dinero, lo digo porque creo que está rico para comer”. Al oír estas palabras, Tío Conejo asegura que no se encuentra bien y que tiene sarampión.

“Pero podemos hacer una cosa —continuó—. Tengo unos sobrinos que están bien gorditos y se los voy a traer”, añadió Tío Conejo. Tío Coyote asintió y aceptó la propuesta.

Sin embargo, Tío Coyote esperó mucho tiempo, pero Tío Conejo nunca regresó. Varios días después se reencontraron. Entonces, Tío Coyote le reclamó a Tío Conejo por haberle mentido. Este respondió que había sufrido un atraso.

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¿Qué ocurrió después con Tío Conejo y Tío Coyote?

Durante la conversación, Tío Coyote mencionó que buscaba trabajo y que se dirigiría al pueblo, donde necesitaban un coyote que cuidara las gallinas y cabras de un señor. Como requería energía, nuevamente expresó su deseo de comerse al conejo.

Tío Conejo propuso un nuevo trato: “Yo le haré una carta de recomendación para ese señor, porque lo conozco y somos muy buenos amigos”. Sin embargo, cuando el mensaje llegó a manos del dueño de las gallinas, la carta decía:

Estimado amigo: le recomiendo al portador de la presente para que le dé el trabajo que tiene allí. Tenga mucho cuidado con él, porque tiene la intención de comerse las gallinas y darle las cabras a su mamá durante la noche.

Al leer la carta, el señor pidió al coyote que entrara en su cuarto y le dijo que sus hermanos le llevarían una gallina, ya lista para comer. Lo cubrió con una sábana, llamó a sus hermanos y a su padre, y les explicó que quería darle una lección al coyote. Les indicó que, al escuchar el grito “tráiganla, ya es hora”, debían entrar al cuarto.

Según la narración, el señor le dijo al coyote que fingiría estar enfermo para que sus hermanos le llevaran una gallina bien pelada. Mientras estaba con él, gritó: “¡Tráiganla, muchachos, ya es hora! ¡Tráiganla ya pelada!”. Los hermanos ingresaron al cuarto con una gran manguera envuelta en papel, la “pelaron” y golpearon al coyote, quien salió huyendo de la casa. Esa fue la “gallina” que le dieron para comer.

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Contexto histórico y cultural del relato

La historia de Tío Conejo, Tío Coyote y las gallinas es parte esencial de la tradición oral guatemalteca, aunque cuenta con varias versiones. En su obra La tradición popular, el historiador y escritor Celso Lara señala que Tío Conejo es un personaje que impugna valores:

“A él se han transferido una serie de acciones, en especial la de vencer al poderoso haciendo uso, exclusivamente, del hechizo de la astucia y la jactancia. En este caso, el poderoso está configurado por Tío Coyote”, indica Lara en dicho texto.

En Guatemala, el personaje del conejo se asocia con grandes hazañas. Por ello, el historiador menciona que las clases subalternas se ven reflejadas en las acciones de este personaje, lo cual hace que la temática siga vigente.

“Como en todo cuento, las acciones son intemporales. No obstante, en este caso la agudeza del personaje, recreado por cuenteros especializados, lo hace ser muy guatemalteco y por ende americano”, indica Lara en su análisis de personaje.

Según el ensayista Fernando Peñalosa, esta historia forma parte del acervo de cuentos populares entre los indígenas akatecos de Guatemala. Sin embargo, cada leyenda y cuento popular forma parte de la tradición oral que se transmite de generación en generación en cada rincón del país.

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