Adriana Ruano: “Dios ha sido mi motor en esta increíble travesía”

Adriana Ruano: “Dios ha sido mi motor en esta increíble travesía”

Ciudad de Guatemala, 28 nov (AGN).- A lo largo de la historia, miles de deportistas han tenido el privilegio de representar los colores de Guatemala en competencias internacionales. Sin embargo, de todos ellos solo Adriana Ruano ha logrado alcanzar la cúspide del deporte mundial, bañándose en el oro olímpico y llevando al quetzal a lo […]
29/11/2024 06:00
Fuente: AGN 

Ciudad de Guatemala, 28 nov (AGN).- A lo largo de la historia, miles de deportistas han tenido el privilegio de representar los colores de Guatemala en competencias internacionales. Sin embargo, de todos ellos solo Adriana Ruano ha logrado alcanzar la cúspide del deporte mundial, bañándose en el oro olímpico y llevando al quetzal a lo más alto del podio en unos Juegos Olímpicos.

A más de 100 días de aquel histórico 31 de julio, una fecha que permanece grabada en las memorias de los guatemaltecos, Adriana comparte cómo comienza a despertar del sueño que todo atleta anhela. No obstante, reconoce que este logro no habría sido posible sin el apoyo incondicional de Dios, quien ha sido su guía a lo largo de más de 25 años de dedicación y esfuerzo en el deporte.

Mostrando la humildad que caracteriza a la campeona olímpica, Adriana comentó:

Estoy muy agradecida con Dios por darme el privilegio de disfrutar los frutos de 25 años de trabajo, junto a un gran equipo que ha estado a mi lado durante mi carrera.

La fe como motor de una campeona

A menudo, como espectadores nos sorprende escuchar a un deportista expresar su fe en Dios. Sin embargo, para Adriana Ruano, esta confianza no es algo que se guarde; es el pilar sobre el cual ha cimentado su histórica carrera. Según la propia Adriana, Él ha sido pieza clave para alcanzar el oro olímpico y escribir un nuevo capítulo en el deporte guatemalteco.

Él ha sido mi motor en este proceso de 25 años. Hubo momentos en los que llegué a cuestionarlo, preguntándole: ‘¿Por qué a mí?’. Pero con el tiempo aprendí a cambiar esa pregunta por: ‘¿Para qué?’. Lo que nos toca vivir, por más duro que sea, tiene un propósito, y está en nosotros encontrar el lado positivo.

Aunque ostenta los títulos de campeona olímpica en París 2024 y campeona panamericana en Santiago 2023, Adriana ha enfrentado pruebas personales que han puesto a prueba su espíritu. Estas vivencias no solo han fortalecido su carácter, sino también su fe.

En este sentido, Adriana demuestra un lado profundamente humano al reflexionar:

Llevo dos años en un proceso de crecimiento espiritual, acercándome más a Dios. Siempre he creído en Él, pero entendí que no basta con decirlo; también se necesitan acciones.

Una clara muestra de su fe se dio tras conquistar la medalla de oro en París. Junto a su familia, Adriana viajó al Vaticano para que el Papa Francisco bendijera su preciado logro:

Esa visita fue la guinda del pastel. Teníamos planeado darle gracias a Dios al regresar a Guatemala, sin importar el resultado. Sin embargo, surgió la oportunidad de estar allí, en el Vaticano, y no dudamos en ir como familia para compartir ese momento tan especial.

París 2024: Una experiencia inolvidable

La capital francesa no solo fue el escenario de su mayor éxito deportivo, sino también de un momento único en su vida personal. Por primera vez, Adriana tuvo la oportunidad de competir ante la mirada de sus familiares y su equipo cercano.

París fue la primera vez que mi familia me vio competir a nivel internacional. Contar con mis entrenadores de gimnasia, mi actual entrenador, mi psicólogo y mi familia fue algo muy especial. Verlos allí, viviendo ese logro juntos, fue inolvidable.

La vida de Adriana ha estado marcada por pérdidas significativas y golpes duros, pero su fortaleza interior la ha llevado a transformar esas experiencias en combustible para avanzar. Su mentalidad ha evolucionado, y con ello, su enfoque hacia el deporte.

He cambiado mi forma de pensar. Ya no lo hago solo por mí o por ganar una medalla. Ahora sé que todo lo hago para honrarlo a Él. Si trabajamos de su mano y hacemos las cosas bien, podemos llegar mucho más lejos.

Adriana Ruano no solo ha elevado el nombre de Guatemala al conquistar el oro olímpico, sino que también nos ha recordado que los grandes triunfos nacen de la fe, la perseverancia y la gratitud. Su historia es un ejemplo de que, aunque el camino esté lleno de retos y pérdidas, siempre hay un propósito mayor que nos impulsa a seguir adelante.

Con su espíritu inquebrantable y su confianza en Dios, Adriana no solo se ha convertido en un símbolo de esperanza para los guatemaltecos, sino también en una inspiración para todos aquellos que sueñan en grande. Porque más allá de las medallas, su verdadero legado está en demostrar que cuando el corazón está lleno de fe, no hay meta inalcanzable.

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