Por qué las experiencias cercanas a la muerte provocan visiones de “túneles de luz” o sensación de paz, según la ciencia

Por qué las experiencias cercanas a la muerte provocan visiones de “túneles de luz” o sensación de paz, según la ciencia

Los expertos aseguran que aunque una persona haya sido declarada clínicamente muerta y no presente conciencia, el cerebro mantiene actividad

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28/09/2025 12:35
Fuente: Prensa Libre 

Las experiencias cercanas a la muerte han fascinado a la humanidad durante siglos. Relatos de personas que atravesaron situaciones críticas describen visiones de túneles de luz, encuentros con seres queridos fallecidos y sensaciones de paz indescriptible.

Hasta hace poco, estos fenómenos no tenían respaldo científico y se limitaban a los relatos de quienes los habían vivido. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a revelar los mecanismos cerebrales que los originan.

Un equipo multidisciplinario liderado por la neurocientífica Charlotte Martial, de la Universidad de Lieja, publicó una investigación en la revista Nature Reviews Neurology que propone un modelo científico integral para explicar estas experiencias.

Los hallazgos revelan que, cuando el flujo sanguíneo disminuye y escasea el oxígeno, el cerebro entra en una fase de hiperactividad intensa, aunque breve, que genera un desequilibrio metabólico y provoca una liberación masiva de neurotransmisores.

Esta investigación, denominada modelo NEPTUNE, integra décadas de estudios en neurobiología, psicología, farmacología y evolución, y proporciona una explicación coherente de lo que ocurre en el cerebro durante estos episodios límite.

Los científicos han identificado cascadas químicas específicas responsables de las sensaciones características que reportan quienes han experimentado estos eventos.

La neuróloga Jimo Borjigin, de la Universidad de Míchigan, había observado este fenómeno en experimentos con ratas.

Según un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuando las ratas murieron, una mostró una alta producción de serotonina. Este hallazgo motivó a repetir el experimento y confirmar que, tras el paro cardíaco, se produce una intensa actividad de neurotransmisores como serotonina, dopamina y noradrenalina.

¿Por qué se dice que existen visiones antes de la muerte?

La investigación explica que, ante situaciones críticas como un paro cardíaco, el cerebro experimenta hipoxia (falta de oxígeno) e hipercapnia (exceso de dióxido de carbono). Estas condiciones desencadenan una avalancha de neurotransmisores, entre ellos serotonina, dopamina, glutamato, noradrenalina, GABA, acetilcolina y endorfinas.

Cada neurotransmisor contribuye a aspectos específicos de la experiencia. La serotonina, al aumentar durante la hipoxia severa, interactúa con receptores como el 5-HT2A, lo que produce efectos similares a los de sustancias psicodélicas como la psilocibina o el DMT. Esta activación neuronal explicaría las visiones de túneles de luz, paisajes extraordinarios y encuentros con entidades.

Luis B. Tovar y Romo, director del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, señala que, aunque una persona haya sido declarada clínicamente muerta y no presente conciencia, el cerebro mantiene actividad, ya que algunas neuronas siguen respondiendo a los neurotransmisores. Esta actividad produce impulsos eléctricos registrables durante un breve periodo antes de que las células se deterioren por falta de energía.

Las endorfinas y el GABA generan sensaciones de calma profunda y eliminan el miedo y el dolor físico. La dopamina intensifica el significado emocional, otorgándole esa sensación de “verdad absoluta” que describen los sobrevivientes. Por su parte, la acetilcolina y la noradrenalina intervienen en la codificación de recuerdos, lo que explicaría por qué estas experiencias se recuerdan con nitidez extraordinaria.

Estas experiencias podrían ser un mecanismo evolutivo de supervivencia que facilita soportar condiciones extremas. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Una estrategia evolutiva de supervivencia

El modelo NEPTUNE plantea que las experiencias cercanas a la muerte no son fenómenos aleatorios, sino posibles mecanismos evolutivos de supervivencia.
Similar a la tanatosis o “simulación de muerte” observada en el reino animal, el cerebro humano activaría un estado disociativo cuando las opciones de lucha o huida dejan de ser viables.

Este estado desconecta al individuo del dolor físico y de la percepción directa del entorno, pero mantiene cierta conciencia interna, lo que podría facilitar la supervivencia si las condiciones médicas se revierten.

Según la revista Muy Interesante, esta reacción cerebral permitiría soportar condiciones extremas y, en algunos casos, aumentar las probabilidades de recuperación.

Borjigin realizó otro estudio con cuatro personas en coma conectadas a electroencefalogramas. Al retirarles el soporte vital, dos mostraron un aumento en las ondas gamma, asociadas con la recuperación de memoria y el procesamiento de información. La neuróloga sugiere que el cerebro podría estar evocando recuerdos importantes en los momentos finales, aunque reconoce que se necesita más investigación debido al tamaño reducido de la muestra.

Este estudio no busca descartar la dimensión subjetiva de estas experiencias, sino comprenderlas desde una perspectiva biológica.

Los científicos no plantean la existencia de un alma separada del cuerpo ni de un más allá físico, pero tampoco reducen estas vivencias a simples alucinaciones sin valor.

Los investigadores reconocen que no todas las experiencias cercanas a la muerte son positivas. Aunque la mayoría de testimonios describen paz y trascendencia, también hay relatos de angustia e imágenes perturbadoras. Factores como el estado emocional previo, las creencias personales y las condiciones fisiológicas específicas podrían influir en la naturaleza de la experiencia.