Los héroes anónimos

Los héroes anónimos

Durante seis horas de esmerada y certera atención, viví la intensidad de esa unidad en la que parecía prevalecer el caos.

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Resumen Automático

21/06/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Una ventaja de hacerse mayor es la experiencia adquirida que ayuda a enfrentar el diario vivir con una amplia perspectiva del entorno. Esta permite o debería hacerlo, cometer menos errores; extremo que desde luego queda en el marco de lo hipotético.

Durante seis horas de esmerada y certera atención, viví la intensidad de esa unidad en la que parecía prevalecer el caos.

Un buen ejemplo de eso lo ofrece nuestro sistema político, en un contexto forjado con esmero para que la educación no llegue a la población, que la historia no sea conocida, que no haya reconocimiento de héroes y que los valores cívicos no sean materia de estudio; sistema que cada cuatro años convoca a nuevas elecciones. El resultado a lo largo de la etapa democrática inaugurada en 1985 fue la elección de corruptos. De ahí el aforismo que dice que el pueblo que elige corruptos no es víctima, sino cómplice; y como tal, física y mentalmente incapacitado para forjar su desarrollo.

En más de una oportunidad en este espacio comenté que la historia no es una disciplina fiel y que su registro escrito, pictórico o escultórico es producto de quien detenta el poder. Al escudriñar en sus intersticios sobre posible manipulación, tergiversación o simple y llana negación de los hechos, su análisis actual adquiere carácter crítico. Al ver imágenes artísticas de personajes destacados, puede pensarse que se sustentaron en descripción, personalidad y características propias o atribuidas cuyo objeto fue rendir homenaje e inmortalizar su recuerdo en calidad de héroes.

En mi largo camino y ejercicio de la Arquitectura, he tenido el privilegio de compartir pública y privadamente, con grupos multidisciplinarios en los que cada quien hace lo suyo en función de los objetivos que la tarea implica. Experiencia de integración, capacidad y ética, siempre grata y enriquecedora, en la que ha sobresalido su alto nivel de formación, que parece una excepción, a lo que no estamos acostumbrados cuando la corrupción se impone. La pandemia por covid-19 que devastó a la humanidad, pocos años atrás, puso en evidencia a otros grupos de nuestro conglomerado que suelen pasar desapercibidos, pero que son determinantes para la vida del país. Destacan los campesinos quienes, siguiendo el ritmo de la naturaleza, producen los alimentos que a diario encontramos en los mercados. Sigue una pléyade de trabajadores que permite que las ciudades funcionen: quienes todos los días nos llevan el diario, extraen la basura, atienden gasolineras, proveen y ordenan mercadería en tiendas y supermercados, bomberos y policías; en contraposición a la notoria incapacidad de las autoridades de cumplir sus deberes: desde la trascendental planificación del territorio, hasta las más elementales funciones administrativas.

En el sector salud es notoria la calidad y eficiencia del personal que atiende los hospitales públicos. Desde los trabajadores de limpieza, cocineros, seguridad y demás personal de apoyo; hasta médicos, químicos biólogos, farmacéuticos y enfermería que laboran contra reloj en condiciones adversas por falta de presupuesto, extrema demanda de servicios y escasez física al no haber suficiente equipamiento y condiciones salariales consecuentes con el esfuerzo que realizan, en acatamiento de la ética profesional.

Por una reciente experiencia en la Emergencia del Hospital General de La Antigua Guatemala puedo atestiguar lo dicho. Durante seis horas de esmerada y certera atención, viví la intensidad de esa unidad en la que parecía prevalecer el caos. Sin embargo, todo funciona con eficiencia y precisión. De ahí, mi insistencia en reconocer a esos héroes anónimos a quienes el Estado debería erigir un monumento y, sobre todo, pagar mejores salarios.